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lunes, 11 de junio de 2012

HISTORIA DE LAS ENFERMEDADES VENEREAS VI


Dr. Julio César Potenziani Bigelli
Individuo de Número de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina
Invitado de la Academia Nacional de Medicina
Hospital Privado Centro Médico de Caracas
Dra. Silvia D. Potenziani Pradella
Médico UCV- 2007

En el libro ‘Influjo del Descubrimiento del Nuevo Mundo en la Ciencias Medicas’ de Alejandro San Martin refería que el eminente médico flamenco de Leyden, Hermann Boerhaave (1668-1738) mencionaba en relación a la sífilis “Maldigo el dia en que el inmortal Colón, en frente de la roca de Cintra, notificó al antiguo mundo el sin par descubrimiento del nuevo’ con la frase en latin que refería la responsabilidad del mismo en la ‘importación’ a Europa del mal venéreo, ‘Et quarto Martii, fatali die, anno 1493 Columbus advexit morbum venereum, et hoc mihi videtur fuisse, verum et primum hujus luis in Europa initium’ (1)


Gonzalo Fernandez de Oviedo y Valdés (1478-1557) refería en su libro ‘Sumario de la Natural Historia de las Indias’ (1526), que dedicó al rey Carlos I como un adelanto de su ‘Historia General y Natural de las Indias’, cuya primera parte fue impresa en 1535, no editándose completa hasta 1851-1855 en su tomo I cap XIV: ‘Muchas veces en Italia me reía, oyendo a los italianos decir el mal francés, y a los franceses llamarle el mal de Napoles; y en la verdad, los unos y los otros le acertaren el nombre, si le dixeran el mal de las Indias...asi por la tierra donde natural es esta dolencia, como por las indias mugeres de estas partes’. (1),(29)
Un fuerte prejuicio en contra del almirante Colón, asi como a imprecisiones históricas, hizo que sus escritos no fueran bien juzgados en su época. Según Quiróz-Leiva (52) fue una de las publicaciones españolas que más daño le hizo a la postre a la indigenicidad americana al censurar aspectos raciales, sexuales y religiosos de las sociedades indigenas.
Se desligitima la indigenicidad primigenia y autentica y se legitima la conquista española con todas sus barbaries y equivocaciones.
Una de las frases que más se recuerdan es: cito textualmente ‘Quiere Dios castigar las idolatrías e sodomia e bestiadles vicios e horrendos e crueles sacrificios e culpas de los mesmes indios, e las mezclas de nasciones que allá han paseado de levantiscos e extranjeros’. Fernandez de Oviedo considera las sociedades europeas como superiores (‘naturales’ o acordes con la Ley de Dios) y los indios en cambio como inferiores (contra-naturales o paganos-demoniacos). (52)
No analiza los pueblos indigenas con sus culturas caracteristicas de una manera imparcial y carente de prejuicios, sino que de antemano los censura sobre todo en tres aspectos básicos: el racial, el sexual y el religioso.

A este punto es justo mencionar que las naciones que han regentado cada período histórico han manipulado, por así decirlo, la información y las crónicas históricas de los paises por ellas conquistados. Más que ‘a su manera’, ‘a su conveniencia’, ya que no importaba que las crónicas o documentos de historiadores y narradores fueran sesgados o llenos de prejuicio hacia las naciones y pueblos conquistados.
Lo que sí importaba era que a través de dichos documentos, crónicas e historias se ‘justificaran acciones muchas veces reñidas con la ética y moral humanas’ en haras de consolidar y robustecer las ideas preexistentes en los paises actores de las conquistas. Esto a todas luces, le quita idoneidad y confiabilidad a las crónicas españolas del Nuevo Mundo, sin embargo, en haras de los ‘argumentos historicistas’ se deben mencionar y tomar en cuenta.
Es por eso que en el origen de la sífilis, las crónicas españolas del siglo XV y XVI, siglos de oro del imperio español, eran leidas y creidas por todo el resto del continente europeo y por sus clientes del ultramar mediterraneo.
Fernandez de Oviedo refería acerca de la sífilis en su libro ‘Historia general y natural de las Indias’ Tomo I, cap XIV ideas prejuiciosas, que colocaron a la opinión pública española y europea en contra de los indigenas americanos. Decía, cito: “La sífilis era un regalo de América a la Europa sana y culta; maldito sea el dia en que Colón descubrió a la América pues desde entonces tuvimos sífilis’

Bartolomé de las Casas (1484-1566) fraile dominico español, cronista, teólogo, obispo de Chiapas (México) y apologista de los indios, refería: ‘Sepan por verdad que fué de esta isla (la Española, Haití) ó cuando los primeros indios fueron, cuando volvió el Almirante D. Cristobal Colon con las nuevas del descubrimiento de estas Indias, los cuales yo luego vide en Sevilla, y estos las pudieron pegar en España inficionando el aire o por otra via o cuando fueron algunos españoles ya con el mal dellas, en los primeros tornaviages a Castilla, y esto pudo ser el año 1494, hasta el de 1496; y porque en este tiempo pasó con un gran ejercito en Italia p ara tomar Napoles, el rey Carlos de Francia que llamaron el cabezudo, y fué aquel mal contagioso en aquel ejercito, por esta razon los italianos que de aquellos se les habia pegado y de alli adelante lo llamaron el mal francés.
Yo hice algunas veces diligencia en preguntar a los Indios desta Isla si era en ella muy antiguo este mal y reposndian que si, antes que los cristianos a ella viniesen, sin haber de su origen memoria y desto ninguno debe dudar...los indios, hombres o mugeres que las tenian eran muy poco dellas afligidos y cuasi no mas que si tuvieran viruelas; pero a los españoles les eran los dolores dellas grande y continuo tormento’ (1)


Bernardino de Sahagún, escritor y fraile franciscano, nombre adoptado por Bernardino de Rivera, (1499-1590) autor de numerosas obras en náhuatl y español, consideradas hoy entre los documentos más valiosos para la reconstrucción de la historia de México y de los aztecas, antes de la llegada de los conquistadores españoles. Refuerza la tesis de la antiguedad de ésta enfermedad originandose en América, por relacionarla con la apoteosis de Teotihuacán, cerca de Otumba, donde reunidos los dioses ‘antes que uviese dia en el mundo se arrojó a una hoguera el dios Nanaoatzin que estaba plagado y despues de volar, hecho ceniza, al cielo, salió convertido en sol’ (1)



Francisco López de Villalobos (1473-1549) escritor y médico español judío sefardí, al servicio del Rey Fernando el Católico, además del Cardenal Cisneros, del Duque de Alba y de Carlos I (30) en su libro “Sumario de la Medicina” escribe en poesía los síntomas del prostatismo que pueden ser secundarios no solo a crecimientos obstructivos de la glandula prostatica, sino tambien a secundarismos de enfermedades venereas con afectacion inflamatoria-infecciosa de la glandula prostatica, asi como a secuelas de estrecheces uretrales que eran ocasionadas por las mismas enfermedades venereas asi como por los tratamientos intrauretrales que se usaban en la época, hasta bien entrado incluso el siglo XX.
Villalobos refería de la sífilis: ‘Fué una pestilencia no vista jamás En metro ni en prosa, ni en sciencia ni estoria’. Algunas de las obras de Francisco Lopez de Villalobos son ‘Sumario de la Medicina’ (1498), ‘Tratado sobre las pestíferas bubas’ (1498) y ‘Los problemas de Villalobos’ (1544). (1)

DE LA DESTILACION DE LA URINA O ESTRANGURIA

Tenerse la urina se llama stranguria,
y esto es quando sale goteando y poquita;
si no sale nada, lIamámosla suria,
y si sale a ratos, se llama disuria;
y es una la cura en todas escrita:
aquesto procede de alguna frialdad,
o llaga o calor, o de algún apostema
questá en la vexiga, o en su vezindad,
o está en la virtud , esta enfermedad,
o es por humores mayormente flema.

Cristóbal de Castillejo (1490-1550), poeta español refería en relación al primer remedio para la sífilis, que provenía de América el Guayacán (Guaiacum officinale), compuso los siguientes versos:

De celebrar con razón La virtud
De un árbol que dá salud
Do se tiene por perdida,
Y a las veces vuelve en vida
El mal de la juventud.
Aunque no diera más parte
De gloria a nuestra nación
La conquista de Colón
Que ser causa de hallarte
Es tamaña,
Tan divina, tan extraña
Esta, que por ella sola
Puede muy bien la Española
Competir con toda España.


Nicolás Monardes (1493-1588), médico práctico de Sevilla, sin haber ido nunca a América, se dedicó a estudiar los productos medicinales, herbarios, que de ella provenian y los puso a prueba, creándose un ‘cuerpo de doctrina’ aceptable denominado ‘Historia medicinal: de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven en medicina’ 1565-1574. (1)


La madera del Guaiacum officinale y del Guaiacum sanctum

, árboles de pequeño crecimiento, tiene en su corazón, el Lignum vitae del cual se saca el guayacán. En latin se denomina “Madera de vida’ por sus usos medicinales. Otros nombres son palo santo, madera santa, corazón verde y madera de hierro (53)
El primer caso de sífilis curado por el guayacán lo relata Nicolás Monardes, cito textualmente: ‘Dio noticias dél a su amo de este manera. Como un español padeciese grandes dolores de bubas, que una india se las había pegado, el indio le dio el agua del guayacán, con que no sólo se le quitaron los dolores que padecía, pero sanó muy bien del mal; (…) y cierto para este mal es el mejor y más alto remedio de cuantos hoy ser han hallado y que con más certinidad y más firmeza sana y cura la tal enfermedad. Porque si se da esta agua como se ha de dar, es cierto que sanan perfectísimamente, sin tornar a recaer, salvo si el enfermo no torna a revolcarse en el mismo cieno do tomó las primeras’.


En su libro Monardes refería, cito: ‘de a do vino el mal, viene el remedio’ (‘de donde vino el mal viene el remedio”. Monardes describe la manera de preparar el ‘palo de guayacán’ o ‘palo santo’ con los de otra planta, de origen chino, americanizada en su cultivo y también usada en el tratamiento de las bubas, la llamada ‘ raíz de china’. Este fue un remedio muy utilizado por el emperador español Carlos V que mereció inclusive una monografía del inmortal anatomista Vesalio, a la sazón jefe de los médicos del rey (31),(32).
El palo de guayacán en cocimiento, era eficacísimo para la curación del mal de las bubas. En conjunto con la dieta, eran los medios empleados por los indios, como escribe Fernández de Oviedo, Hist. de las Indias, lib. X, cap. II: ‘Se han visto muy grandes curas que ha hecho este árbol en hombres que de mucho tiempo estaban tollidos e hechos pedaços, de muy cruda llagas, y con extremados dolores... Toman astillas delgadas deste palo, e algunos le hacen picar menudo, y en cantidad de dos açumbres de agua echan media libra de palo, o algo más, e cuece hasta que mengua las dos partes, e quítanlo del huego e reposase; e después bebe el paciente una escudilla de aquella agua por la mañana, en ayunas, veynte o treynta días... y en aquel tiempo guarda mucha dieta, e no come carne, ni pescado, sino passas e cosas secas e poca cantidad’.
El palo de guayacán abundaba en la Isla Española-Haiti, y en todas las islas de las Indias occidentales, en el sur del estado de Florida en Estados Unidos de Norteamérica y en el norte de sudamérica (31),(32).


En el Capitulo XXIX de la misma obra de Monardes refería: ‘Que las bubas vinieron de las Indias:Los de aquesta isla Española son todos bubosos, y como los españoles dormían con las indias, hinchiéronse luego de bubas, enfermedad pegajosísima y que atormenta con recios dolores. Sintiéndose atormentar y no mejorando, se volvieron muchos de ellos a España por sanar, y otros a negocios, los cuales pegaron su encubierta dolencia a muchas mujeres cortesanas, y ellas a muchos hombres que pasaron a Italia a la guerra de Nápoles en favor del rey don Fernando el Segundo contra franceses, y pegaron allá aquel su mal. En fin, que se les pegó a los franceses; y como fue a un mismo tiempo, pensaron ellos que se les pegó de italianos, y llamáronle mal napolitano. Los otros llamáronle mal francés, creyendo habérselo pegado franceses. Empero también hubo quien le llamó sarna española. Hacen mención de este mal Joanes de Vigo, médico, y Antonio Sabelico, historiador, y otros, diciendo que se comenzó a sentir y divulgar en Italia el año de 1494 y 1495, y Luis Bertomán, que en Calicut por entonces pegaron a los indios este mal de bubas en viruelas, dolencia que no tenían ellos y que mató infinitos. Así como vino el mal de las Indias, vino el remedio, que también es otra razón para creer que trajo de allá origen, el cual es el palo y árbol dicho guayacán, de cuyo género hay grandísimos montes. También curan la misma dolencia con palo de la China, que debe ser el mismo guayacán o palo santo, que todo es uno. Era este mal a los principios muy recio, hediondo e infame; ahora no tiene tanto rigor ni tanta infamia’.(33)
El gran artista florentino Benvenuto Cellini (1500-1571) escultor, grabador, y escritor, se convirtió en uno de los orfebres más importantes del Renacimiento italiano y realizó monedas labradas, joyas, floreros y adornos exquisitos.
Fué un hombre mundano con devaneos sexuales que anecdoticamente ocasionaban su encarcelamiento con cierta frecuencia, siendo ayudado constantemente por sus mecenas, la familia Médicis, a la sazón, la familia más poderosa y rica de la ciudad y una de las familias mas prósperas y ricas de toda Europa.
En uno de los escritos biográficos se mencionaba: ‘curado por el palo santo, recayó un dia de caza a consecuencia de la lluvia y del viento que hubo de soportar, restableciendose de nuevo gracias al bendito remedio americano, dos veces usado contra el parecer de los mas famosos médicos de Roma’ (1)

The Medscape Awards in Infectious Diseases: The Most Important Discovery of a New Bacterium (1980-2012)



The Most Important Discovery of a New Bacterium (1980-2012)

My choice for the greatest achievement in the discovery of a new bacterium is Helicobacter pylori. The story of this organism and its etiologic roles in peptic ulcer disease and gastric cancer is a prime example of a relationship that was long suspected but resisted bitterly by the medical establishment, with eventual victory and a Nobel Prize.
Early history relevant to the role of H pylori in peptic ulcer disease includes the 1868 recommendation by Kussmaul to use bismuth agents to treat peptic ulcer disease, although the antibacterial properties of bismuth were yet to be discovered.1 In 1939, A. Stone Freedberg reported H pylori in the human stomach but abandoned this research when he was ordered to move on to other subjects.2,3 Barry Marshall later speculated that Freedberg would have won the Nobel Prize for his discovery in 1951 if his mentor had allowed him to continue his work.4 In 1964, John Lykoudis5 recommended antibiotic treatment for peptic ulcer disease at a meeting of the Medico-Surgical Society of Greece, but the manuscript was rejected and Lykoudis was subsequently fined 4000 drachmas for administering this treatment.
The roles of Robin Warren and Barry Marshall in the discovery of H pylori began in 1981, when Dr. Marshall, a young gastroenterologist, joined Dr. Warren, a pathologist, in the Royal Perth Hospital in Australia.6
Dr. Warren had observed the bacterium in gastric biopsies and autopsies, and Dr. Marshall advocated antibiotic therapy, which proved successful.6 Despite the early successes of these 2 eventual Nobel laureates, the road they traveled was not always smooth. Marshall and Warren reported "unidentified curved bacilli on gastric epithelium in active chronic gastritis" in The Lancet in 19837 and a more comprehensive description of this association based on a review of 100 gastric biopsies in 1984.8 The field of gastroenterology, however, was not ready for this challenge to long-held beliefs about peptic ulcer disease and its treatment.
The backlash was brutal.1 Dr. Larry Altman, medical correspondent for The New York Times, who reported these results, later wrote, "I have never seen the medical community more defensive or critical of a story."9 I spoke with Dr. Altman about these events, and to this day, he recalls that "this was the review that got me the most heat for misleading the public" (Personal communication. May 16, 2012).
To defend his thesis, in 1984 Marshall intentionally drank cultured H pylori and developed gastric symptoms, which were relieved with antibiotics.10 Another health professional who was similarly frustrated by the rejection of the theory of an association between H pylori and gastritis leading to peptic ulcer disease also consumed the putative agent. Multiple gastric biopsies before and after ingestion nicely demonstrated the resulting disease; however, Marshall's colleague was less fortunate because antibiotics were unsuccessful in eradicating his disease, and he had debilitating symptoms for 3 years.11,12
My experience with this disease was brief but telling. In 1986, I was invited to present a summary of the science of a bacterial cause of peptic ulcer disease at the annual meeting of the American Gastroenterology Association in San Francisco. I reviewed the data and submitted my abstract, but was somewhat shocked by the response from those who had invited me because they insisted on an editorial rebuttal. Their concern was that some attendees listening to my talk "might actually believe a bacterial cause." The "Editor's Note" for the program read:
Dr. Bartlett has summarized results from a number of reports dealing with gastric campylobacter-like organisms (GCLO) and gastritis. While intriguing, these reports (most of which are letters or abstracts) have done no more than call attention to an association between gastritis and GCLO. What remains completely unsettled, in our opinion, is whether GCLO are the cause of gastritis or present as a result of gastritis (ie, organisms colonize only in the presence of inflamed mucosa of some other etiology).
Despite this relatively rude treatment of an invited guest, I braced for the encounter and showed slides of the gastric biopsies from before and after self-ingestion of H pylori by Arthur Morris.11 I then placed a glass of water (that I claimed to have seeded with H pylori but which was actually plain water) on the podium and invited skeptics to drink after my presentation. There were skeptical comments, but no one drank from the chalice.
It is not possible to identify a specific data set or a particular report that changed conventional teaching about peptic ulcer disease to a recognition that it was a bacterial infection rather than a consequence of gastric acidity. The period between 1987 and 1990 was particularly important because during this time, antibiotics to eradicate H pylori resulted in high rates of cure and prevention of relapses.13 Subsequent work implicated H pylori as a cause of gastric cancer14 and gastric lymphoma.15
The citation at the presentation of the Nobel Prize in 2005 is particularly important in terms of recognizing the importance of both the pathogen and the disease it causes:
Against prevailing dogmas, you [Drs. Warren and Marshall] discovered that one of the most common and important diseases of mankind, peptic ulcer disease, is caused by a bacterial infection of the stomach. Your discovery has meant that this frequently chronic and disabling condition can now be permanently cured by antibiotics, to the benefit of millions of patients. Your pioneering work has also stimulated research all around the world to better understand the link between chronic infections and diseases such as cancer.
The rationale for this selection as the most important discovery of a bacterium and its role in human disease is based on several observations that contribute to the weight of H pylori as an important and unusual pathogen.
• It is one of the most common infections, on the basis of serology studies that imply not simply colonization but an immune response to microbial infection. Most serologic studies show prevalence rates of 20%-90%; which vary substantially by age (with rates greater than 50% in persons older than 50 years) and by social class or national patterns of hygiene.16 In the United States, approximately 30% of people are colonized with H pylori, and colonization persists unless the person takes antibiotics directed against H pylori.
• H pylori is the major cause of peptic ulcer disease, which affects 15%-20% of those colonized or approximately 10% of the population at a cost of approximately $3.4 billion per year for healthcare in the United States.17
• H pylori is an unusual infection because it causes a chronic inflammatory response without the usual findings to suggest infection, such as elevation of C-reactive protein level, erythrocyte sedimentation rate, or procalcitonin level.18 As a traditional infectious disease model, H pylori violates all the rules.
• H pylori is a recognized carcinogen, presumably by its association with chronic inflammation (chronic gastritis).14 Thus, it is the only bacterium listed as a class 1 carcinogen,19 and it is also implicated in gastric lymphoma.15
The long battle to legitimize H pylori as a human pathogen was the classic example of the difficulty our profession has with unconventional theories. For this and the other reasons cited above, the discovery of H pylori receives my vote for the greatest achievement in discovery of a bacterium in the past 30 years.
Timeline: Historical Highlights -- Gastric Ulcer as a Chronic Bacterial Infection Caused by Helicobacter pylori Infection
1586: First report of gastric ulceration.1
1825: Classic description of gastric function based on observations in a patient with a war wound that resulted in a gastric-cutaneous fistula.2
1857: Symptoms of peptic ulcer disease reported in detail.3
1881: Billroth provides the first report of upper gastrointestinal endoscopy.4
1906: Spirochetes reported in gastric biopsy specimens.5
1910: Peptic ulcer was attributed to gastric acid,6 and antacids became standard treatment.
1915: The "Sippy diet" is reported, using milk and cream throughout the day and much of the night.7 This became a favored therapy for the next 6 decades.
1924: Urease activity reported in human stomachs.8 This was thought to be generated from gastric mucosal cells because the stomach was thought to be sterile.
1966: Report of the gastric histamine receptor,9 and the first report of H2-receptor therapy followed quickly.10
1973: The proton pump was described11; this was immediately followed by proton pump inhibitor treatment.12
1975: Spirochetes and chronic gastritis are shown on gastroscopy in 80% of patients with gastric ulcers.13
1979: Robin Warren detected bacteria growing in gastric biopsy specimens, but the findings were apparently uninteresting to fellow pathologists. Two years later he met Barry Marshall, a young gastroenterologist, and the men spent the next 7 years studying what is now known as H pylori.
1983: Warren and Marshall report on bacteria associated with gastritis and peptic ulcer disease from their initial collaboration.14
1984: The seminal report15 from the Warren/Marshall collaboration showed the association of curved bacteria in the lesions of patients with chronic antral gastritis and ulcers.
Some of the observations in the seminal report are interesting, convincing, and even compelling, because the investigators found typical spiral or curved bacteria in antral specimens from 58 of 100 patients who underwent endoscopy with gastric biopsy.
We found a close association between pyloric campylobacter and antral gastritis. When polymorphonucleocytes (PMNs) infiltrated the mucosa, the bacteria were almost always present (38/40). In the absence of inflammation they were rare (2/31), suggesting they are not commensals. We know of no other disease state where, in the absence of complicating factors such as ulceration, bacteria and PMNs are so intimately related without the bacteria being pathogenic.
Conventional wisdom at the time was that the stomach is normally sterile owing to the acid environment, but the investigators opined that the bacteria were not in gastric fluid but rather on gastric cells.
1985: Self-inoculation experiment by Dr. Marshall was reported.16 This was a failed attempt to satisfy the Koch postulates because the result was gastritis, but he never developed a gastric ulcer.
1987: Eradication of H pylori shown to be associated with long-term cure of duodenal ulcer.17,18
1987: Report of the urea breath test.19
1987: The antibacterial activity of bismuth against H pylori is reported.20
1989: Campylobacter pylori is renamed Helicobacter pylori. 21,22
1994: H pylori is named a grade 1 ("definite") carcinogen.23
1994: H pylori is implicated as the cause of gastric non-Hodgkin lymphoma.24
1994: A National Institutes of Health consensus report endorses antibacterial therapy for peptic ulcer disease.25
1997: Management guidelines for peptic ulcer disease recommend antibacterial treatment for the first time.26
2005: The Nobel Prize is awarded to Drs. Barry Marshal and Robin Warren.
References
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