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martes, 18 de diciembre de 2018

POR UN NUEVO AÑO QUE SE AVECINA

Ac. Dr. Christian TRIGOSO AGUDO

Definitivamente éste es tiempo para establecer algunas reflexiones, por ejemplo preocuparnos (y ojalá ocuparnos) por las evidencias de un fenómeno de calentamiento global que empieza a mostrar problemas hasta ahora ignorados o talvez intencionadamente ocultados, para continuar con este afán desmedido de depredación del planeta y sus recursos no sólo naturales sino también de los recursos ancestrales de la memoria cultural que nos acompaña todavía y que postula un fuerte compromiso de respeto con la naturaleza. Los pueblos y etnias consideradas como primitivas cuidaron del planeta y aún lo hacen, para ellos el objetivo central es priorizar la protección del medio ambiente y a partir de ello el cuidado de la tierra, el agua, el aire y la biomasa total. ¿Es éste un ejemplo del “primitivismo” en el que viven? ¿A esta actitud la podemos llamar “salvaje”? ¿O es que todavía no comprendemos semejante humanismo?

Los conocimientos van apuntando a que nuestro microbioma había sido mucho más importante de lo que pensábamos, otra vez una actitud de humildad frente a un mundo microbiano tan grande y variado se hace imprescindible, aceptar que somos “más microbios de lo que pensábamos” debiera ser el inicio de una nueva era en la que los equilibrios se impongan y lejos de situarnos en el culminen de la escala zoológica, debiéramos empezar a comprender estas nuevas y viejas relaciones que nos enseñarían más respecto a los mecanismos de patogenicidad que circunstancialmente exhiben algunos microorganismos. Una especie es todas las especies.
Está claro que el abuso en la utilización de antimicrobianos a toda escala (prescriptores, automedicación, promoción no ética de antimicrobianos, legislaciones incompletas, inexistentes o mal aplicadas; empleo desmedido en animales y vegetales, etc.) está provocando una saturación de estas moléculas en los entornos terrestres y acuáticos, aspecto que nos adelanta un aporte extra en la presión selectiva sobre los microorganismos aumentando la posibilidad de la emergencia de “antibiorresistentes” que pueden convertirse en una espada de Damocles sobre los macrobios colonizados o infectados con estas cepas bacterianas.
Se impone respetar los microbiomas si queremos alargar la vida efectiva de estas moléculas descubiertas hace no más de noventa años y que ya empezaron a retroceder a causa de su desmedido e irracional uso, un principio de cautela que debe iniciarse apoyados en el asombro que nos debe causar el saber que de hecho, el número de células microbianas es más de diez veces el número de células de nuestro cuerpos (nuestro cuerpo está compuesto por unos diez billones de células humanas y cien billones de células bacterianas), representando una biomasa de alrededor de dos kilogramos en nuestro organismo.
Nuestros microbiomas (metagenomas) tienen más de cien veces más genes que el genoma humano, contribuyendo maravillosamente a regular la fisiología y metabolismo de nuestros organismos. ¡Definitivamente es nuestro segundo genoma!

Hasta cuando seguiremos la ruta del antropocentrismo egoísta y expoliador, acaso no es mejor salir de nosotros mismos y empezar a sentir a través de los sentidos de todas las especies, aniquilar especies es aniquilarnos a nosotros mismos. Qué triste es por lo visto haber perdido en algún momento de nuestra evolución la capacidad de contener algunas estructuras fotosintéticas o de reconocimiento por el olfato o por el frotamiento de nuestras superficies de recubrimiento; la adición de muchos factores como estos permitió que nos levantáramos sobre el resto de las especies asumiendo una superioridad que en todo caso descansaba en la capacidad de raciocinio que se “inventó” en nosotros por una mutación que además seguramente se asoció con un medio ambiente cambiante pero que propició al fin y al cabo junto a una meridiana capacidad de adaptación, la habilidad de destacar y evolucionar sin grandes contratiempos, pero lamentablemente así nos “desconectamos” del conjunto del planeta buscando sobrevivir a toda costa, entendiéndose esto último por una lucha desesperada por extraer recursos de todo tipo y a cualquier costo. Nos faltó tomar por las riendas un proceso meliorativo (melioravolucionar) o sea mejorar en cada progenie, asumiendo que un avance tecnológico se sustenta en un avance simultáneo moral, hecho que supone obviamente una actitud de respeto para con el prójimo y sobre todo con el único planeta habitable que poseemos por ahora.

Finalmente los avances en las ciencias van muy vertiginosamente, tanto así que no dan tiempo a que las sociedades puedan adaptarse a estos procesos y así diseñar un nuevo orden en la sociedad, orden que pasaría por aceptar y asumir que sólo las diferencias hacen el total, que las mentes deben ser abiertas y los caminos más aún, que no hay un sistema bipolar sino que en el medio tenemos toda una gama que justifica la existencia de todas las opciones. La tolerancia se debe imponer pero no por un sistema patriarcal, antes bien por haber desarrollado cerebros que acepten las diferencias y las respeten por sobre todo.

Hagamos el propósito de acercarnos a la luz de la ciencia, rechazando todo dogmatismo y prejuicio, dejemos de sentir temor por “saber” o “conocer”, dejemos de vivir arrinconados en nuestras cavernas donde los fenómenos de la naturaleza sólo tenían explicaciones irreales y fantásticas. Dejemos de adorar a dioses para empezar a amar a todas las especies biológicas incluida la nuestra, por supuesto.

viernes, 7 de diciembre de 2018

UN VISTAZO A LA FIEBRE TIFOIDEA

Reporte Epidemiológico de Córdova - ARGENTINA
La fiebre tifoidea, también llamada fiebre entérica causada por Salmonella enterica serotipo Typhi, tiene una presentación totalmente diferente de la de los tipos más comunes de salmonelosis. Epidemiológicamente, generalmente es transmitida por alimentos o agua contaminados, y no es una zoonosis como los tipos más comúnmente registrados de salmonelosis. Clínicamente, los vómitos y la diarrea están típicamente ausentes; en efecto, con frecuencia se informa estreñimiento. Los síntomas de la fiebre tifoidea clásica suelen incluir fiebre, anorexia, letargo, malestar, dolor de cabeza continuo, tos no productiva, dolor abdominal vago y estreñimiento. A pesar de la fiebre (a menudo alta), el pulso en general se presenta sólo ligeramente elevado. Durante la segunda semana de la enfermedad, hay fiebre prolongada y torpor, lo que se llama clásicamente coma vigil. En algunas ocasiones puede desarrollarse diarrea. Muchos pacientes desarrollan hepatoesplenomegalia. Después de la primera semana, muchos casos desarrollan maculopápulas en la parte superior del abdomen. Estas lesiones (“manchas rosadas”) tienen alrededor de 2 cm de diámetro y palidecen a la presión. Persisten durante 2-4 días y pueden aparecer y desaparecer. Las infecciones leves y atípicas son comunes. La palabra tifoidea (similar al tifus) refleja la similitud con el tifus epidémico, una rickettsiosis transmitida por piojos; de hecho, en algunas áreas, la fiebre tifoidea todavía es conocida como tifus abdominal.

REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO: SITUACIÓN EPIDEMIOLÓGICA DE LA ENFERMEDAD POR EL VIRUS DEL ÉBOLA

8 de noviembre de 2018 – Fuente: Organización Mundial de la Salud
Las nuevas medidas implementadas para superar los obstáculos en la respuesta al brote de la enfermedad por el virus del Ébola (EVE) en la República Democrática del Congo están teniendo un impacto positivo. El Ministerio de Salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus asociados siguen confiando en que, a pesar de los desafíos, el brote puede ser contenido. Durante la semana del 7 al 13 de noviembre, la transmisión continuó en varias áreas de la provincia de Nord-Kivu, mientras que se observó una expansión geográfica del brote a dos nuevas zonas sanitarias (Kyondo y Mutwanga). Los primeros casos reportados en estas zonas sanitarias se expusieron a través del contacto con casos en Butembo y Beni, respectivamente. Durante el período del informe, se notificaron 31 nuevos casos confirmados de EVE en Beni, Mutwanga, Kalunguta, Butembo, Vuhovi, Kyondo y Musienene. Cuatro de los nuevos casos fueron bebés recién nacidos y menores de dos años, tres niños de entre 2 y 17 años de edad y tres mujeres embarazadas o que estaban amamantando. Tres trabajadores de la salud de Beni y Butembo figuran entre los nuevos infectados; 31 trabajadores de la salud han sido infectados hasta la fecha. Doce pacientes fueron dados de alta en Beni (9), Butembo (2) y Mabalako (1) de los centros de tratamiento del Ébola (CTE) y se reintegraron a sus comunidades; 103 pacientes se han recuperado hasta la fecha. Durante la semana pasada, se realizó una revisión y consolidación de los registros de casos. Esta revisión resultó en la adición de 14 casos probables, la invalidación de 11 muertes previamente reportadas como casos probables y la exclusión de casos duplicados. Además, algunos casos confirmados y probables se reclasificaron en las zonas sanitarias donde es más probable que se produjera la infección, a diferencia de la ubicación del CTE donde fueron admitidos. Al 13 de noviembre, 341 casos de EVE (303 confirmados y 38 probables), incluidas 215 muertes (177 confirmadas y 38 probables), se han notificado en 11 zonas sanitarias en la provincia de Nord-Kivu y tres zonas de salud de la provincia de Ituri. Las tendencias generales en la incidencia de casos semanales reflejan la continuación de la transmisión comunitaria en varias ciudades y aldeas en NordKivu. Dados los retrasos esperados en la detección de casos y las actividades de consolidación de datos en curso, las tendencias, especialmente en las últimas semanas, deben interpretarse con cautela. El riesgo de que el brote se extienda a otras provincias de la República Democrática del Congo, así como a los países vecinos, sigue siendo muy alto. En el transcurso de la semana pasada, se han informado alertas en Sudán del Sur y Uganda; se ha descartado la EVE en todas las alertas hasta la fecha. El 7 de noviembre comenzó la vacunación de los trabajadores de salud y de primera línea en los sitios prioritarios en Uganda, y se están realizando preparativos para la vacunación de los trabajadores de salud y de primera línea en Ruanda y Sudán del Sur. Respuesta de salud pública El Ministerio de Salud sigue fortaleciendo las medidas de respuesta, con el apoyo de la OMS y sus asociados. Las prioridades incluyen la coordinación de la respuesta, la vigilancia, el rastreo de contactos, la capacidad del rio, la prevención y el control de infecciones (PCI), el manejo clínico de los pacientes, la vacunación, la comunicación de riesgos y la participación de la comunidad, el apoyo psicosocial, los entierros seguros y dignos (ESD), y la vigilancia transfronteriza y las actividades de preparación en provincias y países vecinos. Para apoyar al Ministerio de Salud, la OMS está trabajando intensamente con una amplia gama de asociados y partes interesadas regionales y mundiales, multisectoriales y multidisciplinarios, para la respuesta a la EVE, la investigación y la preparación urgente, incluso en los países vecinos. Evaluación de riesgos de la OMS Este brote de EVE está afectando a las provincias nororientales del país, que limitan con Uganda, Ruanda y Sudán del Sur. Los posibles factores de riesgo para la transmisión de la EVE a nivel nacional y regional incluyen: los enlaces de transporte entre las áreas afectadas, el resto del país y los países vecinos; el desplazamiento interno de las poblaciones; y el desplazamiento de refugiados congoleños a países vecinos. El país está experimentando al mismo tiempo otras epidemias (cólera, poliomielitis derivada de la vacuna, malaria) y una crisis humanitaria a largo plazo. Además, la situación de seguridad en Nord-Kivu e Ituri a veces limita la implementación de las actividades de respuesta. La evaluación de riesgos de la OMS para el brote es actualmente muy alta a nivel nacional y regional; el nivel de riesgo global sigue siendo bajo. Como el riesgo de propagación nacional y regional es muy alto, es importante que las provincias y los países vecinos fortalezcan las actividades de vigilancia y preparación. El Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional (2005) informó que no intensificar estas actividades de preparación y vigilancia podría empeorar las condiciones y expandir el brote. La OMS continuará trabajando con los países vecinos y asociados para garantizar que las autoridades sanitarias estén alertas y estén preparadas operativamente para responder. Asesoramiento de la OMS Tráfico internacional: La OMS aconseja no restringir los viajes y el comercio con la República Democrática del Congo, con base en la información actualmente disponible. Actualmente no existe una vacuna con licencia para proteger a las personas contra el virus del Ébola. Por lo tanto, cualquier requisito para los certificados de vacunación contra el virus del Ébola no es una base razonable para restringir el movimiento a través de las fronteras o la emisión de visas para pasajeros que salen de la República Democrática del Congo. La OMS sigue supervisando de cerca y, si es necesario, verifica las medidas comerciales y de viaje relacionadas con este evento. Actualmente, ningún país ha implementado medidas de viaje que interfieran significativamente con el tráfico internacional hacia y desde la República Democrática del Congo. Los viajeros deben consultar a un médico antes de viajar y deben practicar una buena higiene.

LAS LECCIONES DE LA PANDEMIA DE INFLUENZA DE 1918

8 de octubre de 2018 – Fuente: Frontiers in Cellular and Infection Microbiology
Este es el año del centenario de la pandemia de influenza de 1918, el peor brote de esta enfermedad registrado en la historia. Un nuevo estudio sobre los factores humanos, virales y sociales detrás de su gravedad proporciona lecciones valiosas que podrían salvar vidas en futuras pandemias. El trabajo advierte que, aunque el mundo está mejor preparado que hace 100 años, los nuevos desafíos afectarán al impacto de la próxima pandemia del virus de la influenza, incluidos los cambios demográficos de la población, la resistencia a los antibióticos y el cambio climático. Se han registrado tres pandemias de influenza adicionales desde 1918: la “gripe asiática” de 1957, la “gripe de Hong Kong” de 1968 y la “gripe porcina” de 2009. Aunque fueron más leves que la pandemia de 1918, destacan la amenaza constante que representa el virus de la influenza para la salud humana. Al igual que la pandemia de 1918, la gravedad de cualquier brote futuro será el resultado de una interacción compleja entre factores virales, de las personas susceptibles y sociales. Comprender estos factores es vital para la preparación para una pandemia de influenza. La pandemia de influenza de 1918 infectó a un tercio de la población mundial y mató a 50 millones de personas, pero muchas lograron sobrevivir a una infección grave y otras solo mostraron síntomas leves. Siempre quedó la duda de por qué algunas personas pudieron controlar eficazmente las infecciones virales, mientras que otras sucumbieron a la enfermedad. La cepa viral explica en parte la gravedad de la pandemia
Para investigar esto, y por qué el brote de 1918 fue tan virulento, se revisaron una gran cantidad de estudios de influenza. Una explicación de la gravedad de la pandemia es la cepa viral en sí misma. Algunos estudios muestran que el virus de 1918 podría propagarse a otros tejidos más allá del tracto respiratorio, lo que resulta en un daño más generalizado, además de que el virus tenía mutaciones que permitían que se transmitiera más fácilmente entre humanos. A diferencia de 1918, cuando la causa de la influenza era desconocida, los científicos de hoy pueden evaluar el potencial pandémico de nuevos virus, tanto en animales como una vez que una cepa ha saltado a los humanos. Pero tales esfuerzos de vigilancia son necesarios en todo el mundo, un factor que será aún más importante con los continuos cambios climáticos, que afectan a los reservorios animales de los virus de la influenza y los patrones de migración de las aves. Esto podría propagar los virus a nuevas ubicaciones y en una amplia gama de especies de aves. La salud pública es otro factor importante. En 1918, las personas que sufrían de desnutrición y enfermedades subyacentes, como la tuberculosis, tenían más probabilidades de morir a causa de la infección. Esto sigue siendo relevante en la actualidad: el cambio climático podría dar lugar a pérdidas de cultivos y malnutrición, mientras que el aumento de la resistencia a los antibióticos podría hacer que las infecciones bacterianas sean cada vez más frecuentes. Las pandemias futuras también se enfrentarán al desafío de la obesidad, que aumenta el riesgo de morir a causa de la influenza.
La demografía, otro elemento clave en la pandemia de influenza
La demografía de la población también juega un papel. Curiosamente, uno de los grupos más gravemente afectados en 1918 fue uno que suele ser resistente: los adultos jóvenes. Los investigadores creen que las personas mayores pueden haberse salvado debido a la exposición previa a otros virus, lo que les otorgó una mayor inmunidad a las cepas virales de 1918. Sin embargo, dado que la influenza estacional suele matar a personas muy ancianas, el envejecimiento de la población actual probablemente será otro desafío en cualquier pandemia futura. El suministro de vacunas de emergencia durante futuras pandemias debería tener en cuenta los diferentes grupos de edad, factores virales y la inmunidad de los susceptibles. Los métodos básicos para reducir la transmisión de la enfermedad, como prohibir las reuniones públicas y el lavado de manos, ayudaron a reducir los niveles de infección y muerte durante la pandemia de 1918, pero solo cuando se aplicaron temprano y durante toda la duración de la pandemia. Hasta que esté disponible una vacuna de protección general, los gobiernos deben informar al público sobre qué esperar y cómo actuar durante una pandemia. Una lección importante de la pandemia de influenza de 1918 es que una respuesta pública bien preparada puede salvar muchas vidas. Si hoy ocurriera una pandemia similar, se estima que el número de muertos podría llegar a 147 millones. Aunque es imposible saber cuándo o cómo se desarrollará la próxima pandemia de influenza, una cosa es cierta: las pandemias futuras no serán exactamente como la pandemia de 1918, pero aún tiene lecciones que enseñarnos.

¿CUÁL ES EL USO APROPIADO, RACIONAL Y PRUDENTE DE ANTIBIÓTICOS?

React-LA 2018-11-07
El uso apropiado, racional o prudente de los antibióticos es un término ampliamente utilizado cuando se analizan las causas y los remedios para la resistencia a los antibióticos. Al igual que el término One Health, lo apropiado del uso de antibióticos es intuitivamente atractivo: su significado parece obvio y la mayoría de las personas diría que no se deben usar antibióticos de manera inapropiada. Pero aún vemos muchos usos indebidos de los antibióticos en todo el mundo, por lo que hay muchas personas que simplemente no se preocupan por el uso adecuado de los antibióticos, o tal vez el significado no sea tan obvio como parece.

Cinco criterios de adecuación

Los cinco derechos de la medicación segura se han discutido, definido y ampliado durante décadas, brindando orientación a los trabajadores de la salud en diferentes niveles sobre cómo usar los medicamentos de manera segura. A partir de estos, se pueden proponer cinco "derechos" para el uso de antibióticos:

1. Dar antibióticos al paciente adecuado.
Paciente adecuado: El primer paso es, por supuesto, administrar antibióticos al paciente correcto; En este caso se identifica qué paciente necesita antibióticos. Un aspecto importante que debe abordarse aquí es la gran proporción de pacientes que tienen una enfermedad que no es de origen bacteriano, como una infección viral del tracto respiratorio superior, diarrea viral o malaria, pero que reciben antibióticos de manera incorrecta por cualquiera de una multitud de razone, incluyendo la falta de herramientas de diagnóstico. El segundo aspecto a considerar son los grandes grupos de pacientes que se beneficiarían del tratamiento con antibióticos, pero que no tienen acceso a él. Esta falta de acceso puede deberse, por ejemplo, a que los antibióticos no están disponibles en absoluto, que las bacterias son resistentes a los antibióticos disponibles o que los antibióticos relevantes son demasiado caros para los pacientes. .

2. Antibióticos adecuados para el paciente.
Antibiótico correcto: Una vez que se haya tomado la decisión de tratar con antibióticos, el siguiente paso es decidir qué antibiótico usar. Hay muchos tipos de antibióticos que son efectivos contra diferentes bacterias infecciosas, y la resistencia generalizada a los antibióticos agrega una capa de complejidad. La regla general es que los antibióticos de espectro estrecho, medicamentos que son activos solo para unas pocas especies de bacterias, deben ser preferidos a los medicamentos que tienen un efecto sobre un grupo más grande de bacterias. Aquí, las directrices nacionales e internacionales son muy útiles para proporcionar orientación práctica en diferentes situaciones. Otro aspecto importante es el diagnóstico microbiológico: identificar el patógeno real y su patrón de susceptibilidad.

3. Administre antibióticos en el momento adecuado.
Tiempo correcto: Es un hecho comúnmente conocido que en muchas infecciones graves como la sepsis, el tiempo es esencial para disminuir la mortalidad y la morbilidad. En estos casos, la terapia antibiótica empírica inmediata de amplio espectro es apropiada hasta que se pueda identificar el patógeno. Pero otras infecciones no son tan importantes en el tiempo, y un retraso en la prescripción de antibióticos no solo puede ser inofensivo, sino también beneficioso, ya que la infección puede ser eliminada por el sistema inmunitario del paciente sin antibióticos.

4. Administre la dosis correcta de antibióticos.
Dosis correcta: En el peor de los casos, una dosis demasiado baja de antibióticos no solo no elimina la infección, sino que también contribuye a la selección de subpoblaciones resistentes que hubieran sido inhibidas por una dosis suficientemente alta del medicamento. Aquí, el acceso a los conocimientos sobre los principios de dosificación y las directrices nacionales son los mejores amigos de los trabajadores de la salud. Las diferentes características del paciente, la infección de patógenos y el lugar de la infección pueden dar razones para ajustar la dosis para un mejor efecto. Por otro lado, las dosis demasiado altas tampoco son buenas, ya que los efectos en los microbiomas de los pacientes son mayores, la toxicidad puede convertirse en un problema, el impacto ambiental será mayor y los costos de los antibióticos aumentarán.

5. Duración correcta del tratamiento antibiótico.
Duración correcta: Similar a la dosis correcta, la duración correcta del tratamiento es importante. Se ve afectado tanto por la propia receta como por la adherencia del paciente a la misma. Prescribir el curso de antibióticos más corto que probablemente sea efectivo es una práctica común en las guías. Sin embargo, es posible que un prescriptor quiera recetar un tratamiento más prolongado de antibióticos por si acaso por varias razones, como un diagnóstico poco claro, los riesgos de complicaciones o la gravedad de la enfermedad. Por otro lado, los pacientes pueden dejar de tomar los medicamentos antes de eliminar la infección si se sienten mucho mejor o si no pueden pagar el curso completo. Un sistema para hacer un seguimiento del tratamiento por parte del prescriptor o un trabajador de salud de la comunidad podría ser apropiado en ambos casos para mejorar el uso de antibióticos.

El uso apropiado no es igual al uso disminuido
Definir el uso apropiado de antibióticos no es una tarea fácil, ya que la adecuación es específica del contexto. Lo que es apropiado en una comunidad puede ser inapropiado en otra, dependiendo de, por ejemplo, el estado nutricional o la carga regional de enfermedades, lo que conlleva riesgos diferenciados para el paciente o la comunidad individual. Por lo tanto, el uso apropiado no está necesariamente vinculado a un menor uso de antibióticos. En realidad, el uso apropiado de antibióticos podría exigir lo contrario, como un mayor uso de antibióticos en regiones donde el acceso a la atención médica y los antibióticos son limitados o donde la carga de la enfermedad es alta.

Para aumentar la idoneidad del uso de antibióticos a nivel mundial, necesitamos a) la implementación de pautas para el uso de antibióticos, adaptadas a las situaciones locales o regionales basadas en los datos disponibles, b) mejor conocimiento y cambio de comportamiento en pacientes y prescriptores, yc) universal y acceso asequible a atención médica de alta calidad, que incluye acceso a las herramientas de diagnóstico y antibióticos necesarios.