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martes, 31 de marzo de 2020

VO’ EUGANEO, EL PUEBLO QUE SE CONVIRTIÓ EN UN EXPERIMENTO ÚNICO A NIVEL MUNDIAL

BBC 25/03/2020
Vo’ Euganeo era, hasta hace un mes, un bonito pueblo como muchos en la región de Veneto, en el norte de Italia. Incrustado en las laderas de unas colinas volcánicas, a media hora en auto de la ciudad de Padova, Vo’ Euganeo era famoso por su vino prosecco, por su parque natural y por los cercanos establecimiento termales. Pocos habrían imaginado que este idílico escenario se convertiría en pocas semanas en uno de los primeros epicentros de la epidemia de la enfermedad por el nuevo coronavirus (COVID-19) en Italia. Y menos aún son los que podían siquiera pensar que Vo’ Euganeo sería el escenario de un “experimento científico único”. A principios de febrero Adriano y Renato, dos vecinos de esta localidad de unos 3.300 habitantes, estaban internados en un hospital de la zona por una pulmonía. Ante la ausencia de síntomas que lo indicasen, los médicos descartaron la idea de realizar el examen para detectar el coronavirus SARS-CoV-2, tal como preveían los protocolos. Sin embargo, después de dos semanas de curas ineficaces, un médico de ese hospital decidió saltarse las normas previstas y realizó un examen para COVID-19 a los dos vecinos. ¿La respuesta? Positivos. Los dos hombres fueron trasladados de inmediato al Departamento de Enfermedades Infecciosas del hospital de Padova y fueron sometidos al tratamiento previsto para estos casos. Pero quedaba un misterio: ¿cómo podían haberse contagiado?

La primera muerte

Las autoridades averiguaron que ni Adriano ni Renato, de 77 y 83 años respectivamente, habían viajado a China y que tampoco habían entrado en contacto con personas que mostrasen síntomas. Hasta ese momento, esas eran las causas principales conocidas de transmisión del virus entre humanos. Lo único que se sabía era que, poco antes de desarrollar su enfermedad, los dos hombres habían pasado muchas horas juntos jugando a las cartas en uno de los bares del pueblo. Inesperadamente, el 19 de febrero el cuadro clínico de Adriano empeoró y, al cabo de dos días, el hombre falleció. Fue la primera muerte registrada en Italia por la COVID-19. Esa misma noche el alcalde de Vo’ Euganeo, Giuliano Martini, propietario de una de las dos farmacias del pueblo, declaró la cuarentena. Cerró las escuelas, los bares, las tiendas y hasta las paradas de buses. Prohibió las misas en la iglesia y las fiestas de Carnaval. Obligó a los vecinos a quedarse en casa. El 23 de febrero, el gobierno italiano y las autoridades regionales impusieron la cuarentena para Vo’ Euganeo y enviaron a decenas de policías y militares a bloquear los accesos del pueblo. Nadie podría entrar ni salir del pueblo hasta nuevo aviso. Solo se permitiría la entrada de los camiones que abastecen los supermercados, la panadería y las farmacias. “Era como estar en guerra”, recuerda Martini. “Estar encerrados y rodeados por tus propias fuerzas armadas es mucho peor que estar en una cárcel”. El pueblo de Vo’ Euganeo se encuentra en las laderas de las Colinas Euganeas y a unos 65 kilómetros de Venezia. La región en la que está Venezia, el Veneto, es una de las más afectadas en Italia por la difusión del coronavirus y ha obligado a las autoridades a cerrar muchos lugares turísticos. Sin embargo, quedaba por resolver el misterio: ¿cómo había llegado el virus hasta esta comunidad?

Innovador experimento

Para descubrirlo, el mismo 23 de febrero los sanitarios instalaron en la escuela del pueblo un centro de análisis para realizar el examen para detectar el contagio del coronavirus a todos los vecinos que lo quisieran. En los seis días siguientes, prácticamente todos los habitantes se sometieron voluntariamente al test con un kit elaborado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Padova, que dirige el profesor Stefano Merigliano. “Esto no habría pasado sin el espíritu de colaboración de todos los vecinos”, reconoció orgulloso el alcalde. Los investigadores detectaron el virus en 89 personas, a las que las autoridades conminaron al aislamiento inmediato en sus casas durante 14 días. Algo más les llamó la atención: entre 50 y 60% de ellos mostraban pocos o ningún síntoma. “Eso es algo que no había ocurrido en ninguna de las epidemias del último siglo”, explicó Merigliano. “Este porcentaje de asintomáticos es peligrosísimo, porque esas personas siguen su vida habitual y contagian a un número muy elevado de personas”, añadió el profesor Andrea Crisanti, profesor de Epidemiología y Virología en el Hospital de la Universidad de Padova y del Imperial College de Londres. Fue en ese momento cuando Merigliano y Crisanti propusieron al gobernador de Veneto, Luca Zaia, una idea: transformar Vo’ Euganeo en “un laboratorio experimental único en el mundo”. ”Teníamos unas condiciones irrepetibles para entender cómo se comporta este virus”, ilustró Merigliano. “Había una muestra consistente de personas aisladas. Conocíamos su estado de salud y podíamos controlar sus movimientos y con quién se relacionaban. ¡Era perfecto!”. Con el visto bueno de las autoridades regionales, el 6 de marzo –12 días después de los primeros exámenes y mientras en Italia el número de contagiados llegaba hasta los 4.636, con 197 víctimas fatales– un equipo de la Universidad de Padova volvía a controlar a todos los habitantes de Vo’ Euganeo. El pueblo de Vo’ Euganeo fue acordonado por policías y militares durante 14 días a causa del brote de COVID-19. En Italia, desde el comienzo de la epidemia, 4.824 profesionales sanitarios han contraído la COVID-19, el equivalente a 9% del total de personas infectadas, según datos del Instituto Superior de Salud (ISS) de Italia. “Estar encerrados y rodeados por tus propias fuerzas armadas es mucho peor que estar en una cárcel”, afirmó el alcalde de Vo’ Euganeo a propósito de la cuarentena que vivió su pueblo. Los nuevos casos que dieron positivo esta vez fueron ocho, de los cuales seis estaban relacionados con los infectados del primer examen. A todos ellos se les impuso el aislamiento. “Antes había solo estimaciones, mientras que nosotros demostramos científicamente dos cuestiones fundamentales: que el periodo de incubación del virus es de dos semanas y que cualquier estrategia de contención de esta pandemia tiene que tener en cuenta el elevado número de positivos asintomáticos”, afirmó Crisanti. Para entender el enfoque del experimento, Crisanti comparó el caso de Vo’ Euganeo con el del crucero ‘Diamond Princess’, que quedó retenido durante dos semanas en un puerto de Japón cuando se detectó a bordo un caso de COVID-19. “A bordo había unas 3.000 personas, entre pasajeros y tripulación, un número parecido al de la población de Vo’ Euganeo. Pero decidieron realizar los exámenes solo a los que iban presentando los síntomas”, comentó Crisanti. “Después de dos semanas de cuarentena, se reportaron unos 542 casos positivos”, concluyó Crisanti.

Reapertura

El 8 de marzo, dos semanas después de la muerte del señor Adriano, se levantó el aislamiento de Vo’ Euganeo. La vida en el pueblo empezó a circular normalmente y, a partir del 14 de marzo, no se registró ningún nuevo caso de infección. Hasta el 20 de marzo, cuando se detectó un nuevo brote en el pueblo. “Era de esperar”, comentó Crisanti. “¿Con qué parámetros se decide levantar la cuarentena?”, se preguntó este epidemiólogo. “Si levantas la cuarentena basándote solo en la disminución del número de enfermos, estás dejando fuera también a todos los asintomáticos, y eso quiere decir que la epidemia puede volver”. Crisanti reconoció, sin embargo, que el experimento de Vo’ Euganeo –que costó unos 160.000 dólares y fue financiado por la administración regional– no es replicable en ciudades más grandes. Pero aseguró que sí es posible controlar la difusión del virus a nivel de barrio, identificando rápidamente dónde se generan los brotes y aislando a los posibles contagiados. “Algo parecido a lo que logró hacer Corea del Sur”, afirmó. Mientras, la región de Veneto acaba de lanzar una campaña paralela, también dirigida por Crisanti, para examinar a las personas de grupos de riesgo, como el personal sanitario, las fuerzas policiales, los empleados de supermercados y conductores de autobuses. El objetivo, según las autoridades regionales, es realizar 13.000 exámenes diarios antes de que acabe esta semana. Dos profesores de la Universidad de Padova aprovecharon los días de cuarentena de Vo’ Euganeo para transformar el pueblo en “un laboratorio experimental único en el mundo”. “El experimento de Vo’ Euganeo no es replicable en ciudades más grandes.”, aseguró Crisanti. “Pero sí es posible controlar de la misma manera la difusión del virus a nivel de barrio”. Más de 4.000 personas en Italia murieron desde que el señor Adriano falleciese en el hospital de Padova. El viernes pasado, un mes después de su fallecimiento, su familia pudo finalmente celebrar su funeral.

¿PUEDEN LAS MÁSCARAS FACIALES REALMENTE PROTEGER CONTRA EL CORONAVIRUS? ESTO ES LO QUE DICEN LOS EXPERTOS

Las máscaras solo son útiles si la enfermedad se está propagando activamente en su comunidad.
por Mihai Andrei

29 de marzo de 2020

Si no son del tipo correcto, se ajustan adecuadamente y los usa correctamente, las máscaras faciales son casi inútiles. Incluso en estos casos, los médicos no los recomiendan a menos que el brote se extienda dentro de la comunidad.
A medida que el brote de COVID-19 continúa pasando factura, más personas recurren a máscaras quirúrgicas (o especializadas) para su protección. La industria de máscaras faciales de China, que siempre fluye, está luchando por mantenerse al día, ya que se ha informado de escasez en todo el país. En Japón, los ladrones han robado miles de máscaras faciales, lo que también provoca una escasez , y en otras partes del mundo, los dentistas están preocupados de que no tengan máscaras suficientes en el futuro.

El mundo ha decidido que las mascarillas faciales son una buena protección. ¿Pero es ese el caso realmente? No en la mayoría de los casos, dicen los expertos.

"Según la Organización Mundial de la Salud, las personas solo deben usar una máscara si están enfermas o si están tratando a una persona que se sabe que está infectada", dice Inna Ricaro-Lax, una asociada postdoctoral en virología y enfermedades infecciosas en el Universidad Rockefeller. "El público en general no necesita usar una máscara en este momento".

Para las personas que viven fuera de las áreas altamente infectadas (que en este momento, solo significa China), simplemente no hay muchas razones para usarlo.

En su mayor parte, las máscaras hacen que el usuario no propague sus propios patógenos en el medio ambiente, no al revés. La razón principal para usar una máscara es si está tosiendo o estornudando, e incluso entonces, solo es efectivo cuando se usa en combinación con lavarse las manos con frecuencia .
Además, colocar una máscara no es tan fácil como parece. Tiene que ser del tamaño correcto, debe ajustarse adecuadamente y respirar durante largos períodos de tiempo es desagradable y complicado. La eliminación de la máscara también debe hacerse con cuidado.
Estas cosas generalmente requieren algo de capacitación, que los profesionales de la salud reciben de manera rutinaria.
La razón por la cual la Organización Mundial de la Salud es firme en su consejo de que las personas realmente no deberían usar máscaras faciales es que, por la poca protección que ofrecen, estas máscaras podrían causar escasez en los lugares donde más se necesitan: hospitales.
Ya hemos visto que los médicos y las enfermeras son extremadamente vulnerables a brotes como este nuevo coronavirus, y COVID-19 ha infectado a cientos, si no miles de profesionales de la salud.

“Los investigadores y los equipos médicos que trabajan habitualmente con patógenos peligrosos los usan, pero cada persona necesita un respirador específico que se ajuste a la forma y el tamaño de su cara, y recibir capacitación sobre el uso adecuado. De lo contrario, respirar a través de estas máscaras es bastante difícil y muy incómodo. Por lo tanto, las máscaras respiratorias no deben ser utilizadas por el público en genera ”, agrega Inna Ricaro-Lax en un correo electrónico a ZME Science.

Los médicos y las enfermeras que tratan a los enfermos son los que más necesitan las máscaras, y si el brote aún no ha llegado a su comunidad, hay pocas razones para usar máscaras faciales.

"Como el virus actualmente no se está propagando en la comunidad, los CDC no recomiendan el uso de máscaras, y es mejor hacerlo solo cuando los CDC o la OMS lo sugieran", dice la investigadora sénior de salud Sandra López Vergès, viróloga del Gorgas Memorial. Instituto de Investigación para Estudios de Salud en Panamá. La mejor prevención, ella también dice, es lavarse las manos.
"Las mejores medidas preventivas para este brote, como para cualquier infección, es lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, y no tener contacto con casos sospechosos / confirmados", agrega López Vergès.
Pero, ¿qué pasa si el brote se está extendiendo en su comunidad?

¿Cuándo deberías usar mascarillas?

Algunos especialistas no están de acuerdo con las recomendaciones de la OMS cuando se trata de los puntos críticos del brote.
En una entrevista con France24 , Joseph Kwan, profesor de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, dice que en áreas abarrotadas que han estado expuestas a la enfermedad, como Hong Kong, usar una máscara es crucial para evitar que el virus se propague "como un incendio forestal". . Según Kwan, cuando la enfermedad se está extendiendo a la comunidad, no usar máscaras faciales es un "desastre de salud".
Por supuesto, si el virus está en la comunidad, lo mejor que puede hacer es evitar lugares con mucha gente y nunca permanecer a menos de 2 metros (6 pies) de nadie, pero, por supuesto, eso rara vez es posible.
“Si el virus está en la comunidad, lo mejor es evitar espacios confinados con una alta densidad de personas. Las máscaras quirúrgicas deberían ser suficientes para proteger contra los virus respiratorios en general cuando no hay contacto cercano con los casos, pero en cuanto estas máscaras estén húmedas, deben cambiarse”, dice Inna Ricaro-Lax.
Por lo tanto, en la gran mayoría de los casos, no se requieren máscaras a menos que usted mismo esté enfermo. Es solo cuando la enfermedad se está extendiendo a tu alrededor que las máscaras pueden ser realmente útiles. Sin embargo, incluso en estos casos, existe cierta divergencia de opiniones entre los especialistas.

¿Qué tipo de máscara funciona mejor contra el coronavirus?

Un respirador de partículas N95 de 3M puede filtrar al menos el 95% de las partículas en el aire. Imagen a través de Wikipedia.
El Dr. William Schaffner, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Vanderbilt en Tennessee, no está de acuerdo con que las máscaras quirúrgicas puedan tener un gran impacto.
Las máscaras quirúrgicas se han vuelto relativamente comunes (principalmente en algunas partes de Asia), pero de nuevo, se usan mejor cuando las personas infectadas no quieren transmitir sus patógenos a otros.
Las máscaras quirúrgicas están diseñadas para mantener los patógenos dentro de la boca y nariz del cirujano fuera del paciente, dijo Schaffner a LiveScience . Su impacto en un brote activo es, en el mejor de los casos, modesto, especialmente porque, sin capacitación, la mayoría de las personas podrían no saber cómo usarlos adecuadamente.
Inna Ricaro-Lax, por otro lado, cree que las máscaras quirúrgicas aún pueden ser de alguna utilidad.
“Una máscara médica regular debería ser suficiente, siempre que se use adecuadamente junto con el lavado frecuente de manos y la eliminación adecuada. En términos generales, las máscaras de respirador son más eficientes, pero no deberían usarse ampliamente ”, dijo.

Los expertos coinciden en que las máscaras respiratorias son más eficientes que las máscaras quirúrgicas. Pero también están menos disponibles, y no deben usarse sin una razón sólida para hacerlo. El respirador N95 es la máscara más común.

"Las máscaras N95 deben usarse solo cuando sea necesario después de analizar la evaluación de riesgos y el personal de atención médica o la familia que tenga contacto cercano con el paciente debe ser la prioridad para usarlas", dice Sandra López Vergès, Ph.D.

Para resumir, su mejor opción es lavarse las manos. Las máscaras quirúrgicas pueden ayudar un poco, pero no tanto. Las máscaras de respiración pueden ser mucho más efectivas, pero solo deben usarse cuando el virus se está propagando activamente en su área.

Cómo ponerse una mascarilla

Si decide usar una máscara facial, debe asegurarse de usarla correctamente.
El sitio web de la OMS tiene una excelente guía sobre cómo ponerse (y quitarse) una máscara facial. Debe asegurarse de lavarse las manos, ya sea con agua y jabón o con un desinfectante para manos a base de alcohol. Si es posible, evite tocar la máscara en sí.
La boca y la nariz deben estar estrechamente cubiertas por la máscara. No debe haber espacios entre la cara y la máscara. Esto lo hará un poco incómodo.
Tan pronto como la máscara se humedezca, debe descartarse. Las máscaras de un solo uso nunca deben reutilizarse.
Las máscaras solo deben desecharse en un contenedor cerrado, no en uno abierto. Tenga cuidado de no tocar el frente de la máscara, o si lo hace, lávese bien las manos.

POR QUÉ TANTAS EPIDEMIAS SE ORIGINAN EN ASIA Y ÁFRICA

Autor: Suresh Varma Kuchipudi
25/03/2020
La enfermedad por el nuevo coronavirus (COVID-19), es un aterrador recordatorio de la inminente amenaza global que representan las enfermedades infecciosas emergentes. Aunque han surgido epidemias durante toda la historia de la humanidad,
ahora parecen estar en aumento. En los últimos 20 años, solo los coronavirus han
causado tres brotes importantes en todo el mundo. Aún más preocupante, la duración
entre estas tres pandemias se ha acortado.
Mi laboratorio estudia los virus zoonóticos, los que saltan de los animales e infectan a las personas. La mayoría de las pandemias tienen al menos una cosa en común: comenzaron su trabajo mortal en Asia o África. Las razones del por qué pueden ser sorprendentes.

La explosión demográfica y los paisajes urbanos cambiantes

Un cambio sin precedentes en la población humana es una de las razones por las que se originan más enfermedades en Asia y África. La rápida urbanización está ocurriendo en todas las regiones de Asia y el Pacífico, donde ya vive 60% de la población mundial. Según el Banco Mundial, casi 200 millones de personas se mudaron a zonas urbanas en el este de Asia durante la primera década del siglo XXI. Para poner esto en perspectiva, 200 millones de personas podrían formar el octavo país más poblado del mundo.
La migración en esa escala significa que las tierras forestales se destruyen para crear áreas residenciales. Los animales salvajes, obligados a acercarse a las ciudades y pueblos, inevitablemente se encuentran con animales domésticos y con la población humana. Los animales salvajes a menudo albergan virus; los murciélagos, por ejemplo, pueden transportar cientos de ellos. Y los virus, que saltan de especie en especie, pueden infectar a las personas.
Finalmente, la urbanización extrema se convierte en un círculo vicioso: más personas traen más deforestación, y la expansión humana y la pérdida de hábitat finalmente eliminan a los depredadores, incluidos los que se alimentan de roedores. Con la desaparición de los depredadores, o al menos con su número muy reducido, la población de roedores explota. Y como muestran los estudios en África, también lo hace el riesgo de enfermedades zoonóticas.
Es probable que la situación empeore. Una proporción importante de la población de Asia oriental todavía vive en zonas rurales. Se espera que la urbanización continúe por décadas.

La agricultura de subsistencia y los mercados de animales

Las regiones tropicales, ricas en biodiversidad de hospedadores, ya poseen un gran grupo de patógenos, lo que aumenta en gran medida la posibilidad de que surja uno nuevo. El sistema agrícola en África y Asia no ayuda.
En ambos continentes, muchas familias dependen de la agricultura de subsistencia y
de una minúscula provisión de ganado. El control de enfermedades, los suplementos
alimenticios y el alojamiento de esos animales es extremadamente limitado. El ganado vacuno, las gallinas y los cerdos, que pueden transmitir enfermedades endémicas,
a menudo están en contacto cercano entre sí, con una variedad de animales no
domésticos y con los humanos.
Y no solo en las granjas: los mercados de animales vivos, comunes en Asia y África, presentan condiciones de hacinamiento y una íntima interacción entre múltiples especies, incluidos los humanos. Esto también juega un papel clave en cómo un patógeno letal podría emerger y propagarse entre las especies.
Otro riesgo: la caza de animales silvestres y la manipulación de sus productos,
particularmente extendida en el África Subsahariana. Estas actividades, además de que son una amenaza para las especies animales y alteran irrevocablemente los ecosistemas, también acercan a las personas y los animales salvajes. La caza de animales silvestres para como alimento es una vía clara y primaria para la transmisión de enfermedades zoonóticas.
También lo es la medicina tradicional china, que pretende brindar remedios para una serie de afecciones como la artritis, la epilepsia y la disfunción eréctil. Aunque no existe evidencia científica que respalde la mayoría de las afirmaciones, Asia es un gran consumidor de productos de la medicina tradicional china. Los tigres, osos, rinocerontes, pangolines y otras especies animales son cazados furtivamente para que partes de sus cuerpos puedan mezclarse con estos cuestionables medicamentos. Esto también representa una importante contribución al aumento de las interacciones entre animales y humanos. Además, es probable que aumente la demanda, ya que el marketing en línea se dispara junto con el incesante crecimiento económico de Asia.

Cuestión de tiempo

Los virus, miles de ellos, continúan evolucionando. Es solo cuestión de tiempo antes de que ocurra otro brote importante en esta región del mundo. Todos los coronavirus que causaron epidemias recientes, incluido el SARS-CoV-2, saltaron de murciélagos a otro animal antes de infectar a los humanos. Es difícil predecir con precisión qué cadena de eventos causa una pandemia, pero una cosa es cierta: estos riesgos pueden mitigarse desarrollando estrategias para minimizar los efectos humanos que contribuyen a las perturbaciones ecológicas.
Como lo ha demostrado el brote actual, una enfermedad infecciosa que comienza en una parte del mundo puede propagarse a nivel mundial prácticamente en un instante. Existe una necesidad urgente de estrategias de conservación constructivas para prevenir la deforestación y reducir las interacciones entre animales y humanos. Y un sistema global de vigilancia para monitorear la aparición de estas enfermedades –que ahora están pasando desapercibidas–, sería una herramienta indispensable para ayudar a combatir estas epidemias mortales y aterradoras.

Suresh Varma Kuchipudi es virólogo y director asociado del Laboratorio de Diagnóstico de Animales de la Penn State University.

LA EXPERIENCIA ADQUIRIDA TRAS EL CORONAVIRUS SE PUEDE PERDER EN TRES GENERACIONES

¿Estábamos preparados para entender el alcance de esta pandemia? ¿Qué lecciones aprenderemos para el futuro? ¿Cómo afecta el grado de cultura científica de un país a la respuesta social frente a la crisis del coronavirus? Hablamos de todo ello en esta interesante entrevista.

Victoria González
26/03/2020

Desde que comenzó el estado de alarma por la crisis del coronavirus, Santiago M. López escribe todos los días una crónica, llena de referencias históricas y basada en los datos de la Universidad Johns Hopkins y el Financial Times, que envía por WhatsApp a sus contactos.
Santiago M. López es el director del Instituto de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad de Salamanca y presidente de la Asociación Española de Historia Económica. Este investigador conoce muy bien el funcionamiento del sistema científico español desde sus orígenes y en esta entrevista hemos hablado con él de historia, de cultura científica, de organización política y de progresiones geométricas, todos ellos aspectos muy relevantes para comprender un poco mejor los factores que rodean esta situación insólita que estamos viviendo.
Viendo lo que está sucediendo en España no podemos dejar de mirar a otros países como Corea del Sur o Singapur, que parece que han logrado frenar a tiempo el incremento exponencial en las muertes causadas por el coronavirus. Desde el punto de vista social, ¿debemos pensar que es porque son sociedades menos individualistas y más acostumbradas a actuar pensando en lo colectivo, o puede haber más motivos?

Es cierto que hay una variable social que hace que en estas culturas se tenga una confianza en la comunidad mayor que la que tenemos en países occidentales. Esto pasa en Japón, algo en Hong Kong… pero no tanto en Corea del Sur, allí son más individualistas y se parecen a nosotros en ese sentido. Entiendo que esto puede haber influido, así como otros motivos históricos como la cercanía a periodos de dictadura, pero en mi opinión la clave aquí ha sido otra.
El aspecto más importante tiene que ver más bien con las experiencias previas. En países como Singapur y Hong Kong el anterior coronavirus tocó con cierta fuerza, y desde 2007 empezaron a hacer planes de contingencia. No es que en Europa no hubiera planes, pero ellos, al haberle visto “las orejas al lobo”, supusieron que si en algún momento surgía una crisis sanitaria en Asia podrían tener problemas serios.
Cuando se conoció que en Hubei había comenzado todo este tema de la nueva neumonía y no estaba muy claro qué pasaba, sus planes de contingencia se pusieron en marcha. Sabían que los lugares con altas densidades de comunicación física, como los grandes aeropuertos conectados con cercanías y trenes, son la clave para que este tipo de virus se propague. Así que pusieron localizadores de fiebre en esos puntos. En cuanto detectaban a alguien con fiebre le hacían el análisis y, en caso de ser positivo, hacían una línea de tres pasos: 1) aislar a la persona contagiada, 2) aislar a sus contactos y 3) aislar a todos los profesionales que habían participado en el proceso y se podían haber contagiado.
¿Podemos pensar entonces que después de esta crisis se pondrán en marcha planes de contingencia pensando en posibles epidemias futuras? ¿Habrá más comunicación entre países para que la experiencia previa de unos y otros se comparta?

Seguro que sí, lo que pasa es que ese conocimiento se puede perder en tres generaciones. Fíjate lo que pasó con la gripe de 1918: en muchos países tuvimos la experiencia de vivir una pandemia, y especialmente EE UU desarrolló muchos planes de contingencia, pero después de que no haya ninguna generación viva que lo recuerde, es muy difícil que el aprendizaje persista en la memoria del conjunto.
Si no hay una generación de médicos viejos en el futuro que recuerden el problema de estar frente a una pandemia, y si los médicos jóvenes no han tenido muchas asignaturas de historia de la medicina en la carrera… todo esto se va a olvidar. Hay que destacar que, en los últimos años, las asignaturas de historia se han ido retirando de todos los planes de estudio, y sin embargo es fundamental que cada persona conozca la historia de su propia disciplina, para aprender de ella y no caer en los mismos errores.
Es inevitable pensar que en China han estado prácticamente dos meses confinados y siendo muy diligentes con las medidas de contención. En España, especialmente al principio, parece que algunas personas han estado más relajadas y sin tomarse en serio las indicaciones de quedarse en casa… ¿qué dice esto de nuestra forma de ser como sociedad? ¿Es nuevamente un problema de individualismo?

Todo esto está muy bien estudiado por economistas, psicólogos y sociólogos del comportamiento. Las personas tomamos decisiones a nivel individual, pero estas decisiones también tienen un reflejo social. En las sociedades occidentales seguimos un patrón muy individualista, pensamos en el beneficio propio y, como mucho, en el de nuestra familia.
Ahora bien, para mí lo que determina en este caso el comportamiento de la gente no es eso, sino la dificultad que tiene el ser humano para entender las progresiones geométricas, y este es un virus que se reproduce geométricamente.
Tú dices: “ha habido cinco muertos”. Bueno, no parece mucho. “Oye… que ya son diez”. Luego suben a veinte, pero no pasa nada, ¡si somos cuarenta y cinco millones de personas! Luego suben a cuarenta. A más de cien… sigue sin preocuparnos. Pero un día te encuentras con que ya hay 300 000 casos, y solo han trascurrido cinco días. ¿Qué ha pasado? Posiblemente ya se ha contaminado un porcentaje elevadísimo de la población, pero no se ha puesto ninguna medida de contención. Y esto ha sucedido porque, simplemente, no hemos querido o no hemos podido asimilar lo que es una progresión geométrica.
Ningún gobierno podía confinar a su población de forma radical porque, a diferencia de lo que hicieron en Singapur o en Corea del Sur, se habían dejado pasar cinco días y ya no se podía controlar con los test a la población contaminada, había que aislar a todo el mundo. Pero, ¿quién te iba a hacer caso? “Si solo son 120 personas…”
Ahora estamos viendo que los presidentes de otras zonas, de países de América Latina por ejemplo, están tomando precauciones con mucho tiempo y la gente les aplaude, pero es normal porque ya se tiene la experiencia previa de lo que ha sucedido en Europa. De un día para otro y con pocas personas muertas cierran todo el sistema y la gente no rechista, pero es porque ya se sabe lo que ha pasado aquí. Cuando empezaron los casos en Europa no se asimiló a tiempo la progresión geométrica del virus.
¿Y cómo podemos entender mejor lo que es una progresión geométrica?
Esto se ve muy bien en el famoso ejemplo del ajedrez. Se cuenta que el maharajá de la India, entusiasmado con el juego, había ofrecido una recompensa a su inventor. Este le pidió que en el primer cuadro del tablero pusiera un grano de arroz. En el segundo dos granos, en el tercero cuatro, en el cuarto ocho… y así sucesivamente, duplicando en cada casilla la cantidad anterior hasta completar las 64 del tablero.
El gobernante pensaba que la recompensa que le había pedido el hombre era ridícula… hasta que los sabios hicieron los cálculos y llegaron a la conclusión de que la cantidad de trigo que salía al final era mayor que el número de estrellas del universo, y que no había cantidad suficiente de arroz en todo el planeta para poder suministrarle al inventor lo que había pedido.
Eso es una progresión geométrica. Y cuando la entiendes, te das cuenta de que, en el caso de este virus, si no haces nada llegará un momento en el que no habrá sistema sanitario en el mundo capaz de detenerlo, al menos mientras no tengamos ni vacuna ni antiviral.
En nuestro instituto hacemos muchos análisis de los libros de texto y, al menos en España, los textos de matemáticas viven completamente aislados del mundo real y de la sociedad. Se aprenden las progresiones aritméticas y geométricas, los logaritmos… pero antes de empezar estas clases, el docente debería contar a sus alumnos que, si no entendemos lo que es una progresión geométrica, podría llegar el día en que pongamos en riesgo nuestra vida, la de nuestros familiares y la de nuestro país. Hay que saber lo que es una progresión geométrica y detectarla en cuanto empieza, porque detrás de ella hay un peligro inminente.
¿Todo esto también podría tener que ver con la cultura científica de nuestro país? ¿Cuál es grado de interés de los españoles por la ciencia y la tecnología?

El mejor indicador que tenemos procede de las encuestas de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). Según el último informe, que ha salido hace poco, España sigue en buena situación con respecto a la cultura científica: nuestros datos no son muy diferentes a los de Francia o Inglaterra. Medicina y salud son los temas de interés estrella, por encima de trabajo, educación, arte, política… la gente le da una importancia del 37,9 % frente al 24 % de deportes.
Eso se ve también en el dinero que dedican las fundaciones a ciencia, hasta el 2004-2005 prácticamente todo el dinero de las fundaciones iba a deporte, cine, arte y exposiciones, y esa tendencia ha cambiado. La mentalidad española, ahora mismo, es bastante avanzada con respecto a los temas científicos, y las instituciones también se han dado cuenta de que es un factor importante.
Sin embargo, parece que este interés por la ciencia no se ha materializado en un sistema científico potente. ¿La gente es consciente de que, aparte de saber de ciencia, es necesario tener un sistema científico fuerte para que el país esté bien y progrese?

Una de las preguntas de la FECYT dice: “si usted tiene un euro para el sistema de salud y uno para deporte, ¿dónde prefiere destinarlo?” Pues la gente escoge salud. Y, cuando se propone que ese euro no vaya solo a salud y medicina, sino a la ciencia en su conjunto, aunque el porcentaje baja, la gente sigue diciendo que sí. Los ciudadanos están dispuestos a que sus impuestos se dediquen a esto. Ahora bien, luego queda que el Estado y las corporaciones que están entre el estado y las empresas (fundaciones, medios de comunicación, etc.) se lo crean también, y ese ya es otro tema.
Por otro lado, también tenemos que matizar. A nivel general es cierto, nos comportamos de media como los ingleses y el grado de interés por la ciencia en España es alto. Pero, si bajamos al detalle, la población tiene debilidades en algunos puntos. Según el informe, el perfil medio de quienes tienen más interés en la ciencia corresponde a personas de edad media (35-45 años) con un nivel de estudios alto, y no hay grandes diferencias entre hombres y mujeres. Si bajas o subes de edad, empieza a bajar el porcentaje de personas que reconocen la importancia de la ciencia.
En España se ha hecho un enorme esfuerzo para que haya un conjunto de población muy culta, pero hay que tener en cuenta que nuestro sistema de educación es el que es y en el tiempo en el que es. Mientras que otros países pusieron la educación general básica a principios del siglo XX, nosotros la pusimos en los años 70, nos llevan ventaja. Vas a otros países y tienes un conjunto asentado, sobre todo en las poblaciones más envejecidas, de respeto a la ciencia, mientras que aquí aún no sucede eso.

También estamos viendo que no paran de circular por las redes sociales bulos pseudocientíficos y todo tipo de teorías de la conspiración sobre el origen del virus, que entorpecen también el cumplimiento de las recomendaciones sobre la cuarentena…

Los bulos más peligrosos que hay ahora mismo en torno al coronavirus son los de los remedios de la abuela, porque generan una sensación de falsa seguridad: “Toma vahos porque están a 65 °C y hacen que el virus se muera en la garganta”. “Mezcla té negro y té verde que eso tiene mucho interferón y te cura”… todos esos vídeos hacen el llamado ‘efecto casco’. Si tú sales en bicicleta sin casco vas con más cuidado que cuando lo llevas. La gente dice: “no pasa nada porque ya salgo desinfectado de casa, y luego cuando llego pues me hago unos vahos y me tomo un té, y listo”. Esto es un peligro. Son bulos muy peligrosos, porque encima la gente los percibe como inofensivos y contribuye a extenderlos.
Otro ejemplo. En la gripe de 1918 una de las poblaciones más afectadas fue Zamora, porque no dejaron de ir a misa ni un solo día. El obispo decía que a la gripe se la combatía con rezos, y los juntaba a todos en las iglesias, en lugar de rezar en casa como dice ahora el papa Francisco. Así que lo que hacían era pasarse el virus continuamente unos a otros… en definitiva, cuando personas acientíficas viralizan estos bulos, lo que se consigue es que muera más gente contagiada.
¿Podemos aventurar entonces que las personas con un mayor grado de cultura científica estarían siguiendo mejor las recomendaciones de quedarse en casa sin hacer caso de los bulos?

Sí, yo tengo amigos científicos que ya llevaban confinados varias semanas antes de que se decretara el estado de alarma. Nadie les hizo caso, ni siquiera yo. Se confinó la gente que entendía lo que podía pasar. Es cierto que en el grupo de los que se aislaron antes también puedes encontrar a hipocondriacos patológicos, pero en general lo hizo gente inteligente y con muchísima información científica. El mismo miércoles previo al fin de semana en el que se desencadenó todo, yo ya dije de cancelar una reunión que teníamos en Ávila y me tomaron por loco.
Y si subimos de escala… ¿qué podemos decir del grado de cultura científica de un país? ¿Puede ser determinante para salir con éxito de una crisis sanitaria de esta envergadura?

Esto se ve en la estructura de los gobiernos. En algunos países, como en España, los ministerios encargados de temas de ciencia, tecnología o educación tienen menos peso que economía y hacienda. Sin embargo, en otros países, sobre todo en los escandinavos, la dirección de las decisiones va justo al revés. Lo primero que se pregunta es la opinión del ministerio que tiene las competencias científicas. Después lo estudian los de economía y finalmente lo ejecuta hacienda.
EE UU también tenía esa línea de actuación hasta que llegó Trump. Una de las decisiones más importantes que se tomaban allí, una vez que se había asentado el presidente, era el nombramiento del asesor de ciencia, que solía ser una persona muy importante que había estado en la campaña electoral. Después se discutía cuál iba a ser el motor científico y tecnológico del país. Esta tradición venía desde la Segunda Guerra Mundial: la población norteamericana internalizó mucho este asunto con la carrera espacial y el programa Apolo. Esta tradición se ha roto con Trump, que no tiene asesor científico, la ciencia no es una prioridad para él y ya vemos lo que está pasando ahora mismo en EE UU con la crisis del coronavirus.
Para terminar… como sociedad, ¿qué lecciones aprenderemos cuando pase esta crisis?

Ya hay alguna consecuencia que va en la buena dirección: se han destinado treinta millones de euros para que el CSIC investigue, y entiendo que de cara al futuro se harán planes de contingencia y se tendrán más en cuenta las opiniones de las autoridades científicas y sanitarias.
El Estado debería meter en su estructura una oficina de previsión cuyo filtro tengan que pasar todos los ministerios antes de tomar decisiones. Lo mismo en el Parlamento, tiene que haber una oficina de ciencia actuando de filtro. Si todo eso sale adelante, y en las escuelas se empieza a enseñar bien lo que es la progresión geométrica, todo esto quedará en la memoria cultural de la gente y se transmitirá a las próximas generaciones.
Y, por último, y aunque en España no tenemos este problema, conviene recordar que no se puede dejar la economía, la ciencia o la hacienda de un país en manos de personas con sesgos de creencias, porque entonces nos puede pasar como a Bolsonaro, que sigue despreciando el alcance de la pandemia, o como a los obispos de Zamora con la gripe. Podemos tener libertad de creencias y de pensamiento, pero al frente de las decisiones importantes del país, en este tema no puede haber ningún sesgo.
Además, al frente tiene que haber demócratas, no puedes poner a un nazi que diga: “venga pues todos a contaminarse, que los mayores de 60 años fallezcan y problema resulto”. Al frente de un país debe haber demócratas agnósticos.

ENFERMEDADES NO TRANSMISIBLES Y MICROBIOMA HUMANO

ReAct 2017

¿Cuál es la relación entre las bacterias de nuestro cuerpo y nuestra salud? ¿Pueden estas bacterias causar enfermedades consideradas como no transmisibles? En 2017, ReAct publicó un artículo sobre el microbioma humano que mostró algunas de estas conexiones, hoy en virtud de los avances de las investigaciones, tenemos mayores conocimientos.


Dificultades en la investigación de enfermedades relacionadas con el microbioma
En el pasado, el conocimiento de nuestros microbiomas estaba limitado a una fracción de las especies bacterianas que habitan nuestros cuerpos, y que podían ser cultivadas en el laboratorio. Con los métodos nuevos, muchas de estas especies previamente desconocidas ahora se pueden detectar, a nivel molecular.

Por otro parte, los postulados de Koch se han arraigado en generaciones de microbiólogos como requisitos que deben cumplirse para inferir que una bacteria específica causa la enfermedad. Si bien se sabe que estos postulados tienen limitaciones, todavía constituyen un marco referencial para comprender las causas microbianas de la enfermedad.

Postulados de Koch
En 1890, el microbiólogo alemán Robert Koch publicó cuatro postulados para determinar si un microorganismo causa enfermedad:

El microorganismo debe estar presente en todos los casos de la enfermedad.
El microorganismo puede aislarse del huésped enfermo y crecer en cultivo puro.
El microorganismo del cultivo puro debe causar la enfermedad cuando se inocula en un animal de laboratorio sano y susceptible.
El microorganismo debe ser aislado de nuevo de las lesiones producidas en los animales de experimentación y ser exactamente el mismo inoculado originalmente.

Ahora se comprende que nuestros microbiomas son ecosistemas complejos constituidos por una gran diversidad de bacterias. Muchas enfermedades se han asociado con cambios (denominados disbiosis) o alteraciones en el equilibrio de estos ecosistemas más que a la falta o exceso de una especie determinada. En general, la disbiosis conduce a la disminución de la diversidad, con menos especies bacterianas diferentes que florecen en el microbioma. Sin embargo, es importante recordar que la correlación no implica causalidad.

¿Correlación o causalidad?
En estudios sobre la relación entre microbioma y enfermedades, la disbiosis puede correlacionarse con una enfermedad. Esto significa que cuando la disbiosis está presente, en general también lo está la enfermedad. Sin embargo, esto no significa que la disbiosis cause la enfermedad. Es igualmente posible que la enfermedad pueda causar la disbiosis. Incluso podría ser que hay un tercer factor, como nuestra dieta, que causa tanto la disbiosis como la enfermedad.

Por lo tanto, es necesario un camino para establecer la inferencia causal. Una explicación del mecanismo puede ser un componente crucial de esta inferencia, pero a menudo falta. Incluso si hay una explicación mecanicista, nuestra dieta y nuestros hábitos de vida afectan nuestros microbiomas y pueden ser la causa principal de la enfermedad.


Estudios recientes con respecto a la relación entre la alimentación y el microbioma, sugieren que una alimentación diversa enriquece la diversidad del microbioma intestinal y podría evitar la disbiosis.

Ejemplos de enfermedades relacionadas con nuestros microbiomas
Se ha sugerido que muchas enfermedades están relacionadas con nuestros microbiomas. Aquí, echamos un vistazo rápido a tres de ellas.

Obesidad
La obesidad es quizás la primera y mejor estudiada, enfermedad relacionada con nuestro microbioma. El trasplante de microbioma de humanos obesos a ratones de laboratorio sin microbiomas hace que los ratones sean obesos. El trasplante de microbiomas de humanos delgados no causa obesidad. Los estudios de microbiomas muestran que los microbiomas de personas obesas contienen más bacterias del filo Firmicutes y menos bacterias pertenecientes a Bacteroidetes. Se han propuesto varios mecanismos para explicar cómo el microbioma afecta la obesidad: que las bacterias pueden aumentar la absorción de energía al aumentar la fermentación de la fibra dietética; esa bacteria suprime una enzima hepática que regula el metabolismo de las grasas; o que la bacteria causa una reacción inflamatoria que a su vez altera el metabolismo.

La enfermedad cardiovascular
La enfermedad cardiovascular está relacionada con una diferencia particular en el microbioma: se ha demostrado que el género bacteriano Collinsella es más común en pacientes con aterosclerosis que causa síntomas más que en el grupo control. No está claro si este género de bacterias está conectado al mecanismo propuesto, de que el aumento de los niveles del producto bacteriano TMAO está relacionado con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

Diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2 también se ha estudiado para detectar posibles conexiones con el microbioma. Se ha descrito la disbiosis, como en una menor diversidad y un cambio en la abundancia relativa en Firmicutes y Bacteroidetes, como en el caso de la obesidad. Estos cambios en el microbioma causan inflamación que a su vez contribuye al desarrollo de diabetes.

Postulados de Koch redimidos
Un obstáculo importante para comprender las enfermedades no transmisibles relacionadas con el microbioma es el fuerte énfasis en un solo microorganismo como agente causal de la enfermedad. Pero, ¿qué pasaría si consideramos que todo el ecosistema es la causa de la enfermedad? De hecho, esto podría redimir los postulados hasta cierto punto, aunque no del todo. El conocimiento actual del microbioma y las enfermedades no transmisibles indica que, cuando existe una relación, la disbiosis es un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad. La contribución de la disbiosis y la magnitud de los riesgos en comparación con otros factores de riesgo continuarán debatiéndose en el futuro previsible.

Cada vez que usamos antibióticos, ya sea para tratar o prevenir enfermedades, también afectamos nuestro microbioma. Si bien los efectos más notables se observan con los antibióticos de amplio espectro que a veces causan una infección secundaria con Clostridioides difficile, todos los antibióticos causan al menos una disbiosis temporal. El uso de antibióticos en el embarazo y temprano en la vida puede tener repercusiones más graves que aún no entendemos completamente. Esto plantea una pregunta interesante: si la disbiosis causa enfermedades no transmisibles y si el uso de antibióticos causa disbiosis, ¿cómo esto afecta a nuestro uso de antibióticos? ¿Debería restringirse el uso de antibióticos no solo debido al riesgo de desarrollo de resistencia, sino también debido a eventos adversos en el sentido de un mayor riesgo de enfermedades no transmisibles?

DESCARTAN AL PANGOLÍN COMO HUÉSPED TRANSMISOR DEL NUEVO CORONAVIRUS EN HUMANOS

LOS INVESTIGADORES SE RETRACTAN Y ATRIBUYEN LA CONFUSIÓN A UNA VERGONZOSA FALTA DE COMUNICACIÓN
Laura Marcos
28/02/2020

Ante la rápida expansión del nuevo coronavirus, los científicos investigan a contrarreloj para encontrar pistas sobre su epidemiología, que ayudarán a perfeccionar tanto una vacuna como las vías de tratamiento y prevención.

El pasado siete de febrero, investigadores de Guangzhou, en China, sugirieron que los pangolines, mamíferos de hocico largo, serían una fuente animal muy probable de donde procedería el brote del 2019-nCoV, nuevo coronavirus que se detectó en humanos por primera vez el pasado mes de diciembre en Wuhan. La propuesta se basó en la similitud de la secuencia genética de coronavirus tomados de los animales y de los humanos, que eran un 99 % similares.

No obstante, el mismo equipo científico ahora rectifica. Después de un nuevo examen de los datos, junto con otros tres estudios realizados sobre el genoma del coronavirus de pangolín publicados la semana pasada, han llegado a una nueva conclusión: aunque el animal sigue siendo un contendiente, el misterio está lejos de resolverse.

Entonces, ¿a qué se refería esa coincidencia del 99 %? Lo que ocurrió es que, en realidad, el resultado no se refería a todo el genoma, sino que se relacionó solo con el dominio de unión al receptor (RBD). Los autores han explicado esta confusión en nuevo estudio publicado el pasado 20 de febrero. En él, achacan este malentendido a una grave falta de comunicación.

En palabras de Xiao Lihua, parasitólogo de la Universidad Agrícola del Sur de China y coautor del artículo: “El informe de la conferencia de prensa fue el resultado de una falta de comunicación vergonzosa entre el grupo de bioinformática y el grupo de laboratorio del estudio".

El dominio de unión al receptor o RBD es lo que les permite engancharse y entrar en una célula. Por ello, es una parte crucial. Pero que dos coronavirus (del pangolín y del ser humano) presenten una similitud tan alta no quiere decir que estén vinculados. Para ello, habría que secuenciar todo el genoma. Ahí residió, al parecer, el embarazoso malentendido.

Según Linfa Wang, viróloga de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Singapur de Duke, que formó parte del equipo que descubrió el origen del virus del SARS: “Una similitud del 99% entre los RBD de los dos virus no es necesariamente suficiente para vincularlos”.

¿Qué dicen ahora los científicos sobre el pangolín como huésped?

Una comparación posterior de todo el genoma descubrió que el pangolín y los virus humanos comparten el 90,3% de su ADN.

Los tres nuevos estudios sobre el genoma del pangolín publicados la semana pasada revelaron que los coronavirus en muestras de células de pangolín compartían entre el 85,5 % y el 92,4 % de su ADN con el coronavirus encontrado en humanos.

Otros dos artículos publicados el 20 de febrero, que también estudiaron el coronavirus en pangolines, concluyeron que los virus fueron entre un 90,23% 3 y 91,02 % similares al coronavirus que causa el COVID-19.

Una similitud que no es suficiente para identificar al pangolín como huésped transmisor y, desde luego, mucho menor del 99 % reportado en el estudio del 7 de febrero.

El ejemplo del SARS y las civetas

Tomemos un ejemplo de estudios similares en otro tipo de coronavirus: cuando se identificó en 2002 el primer caso de infección por el SARS-CoV en humanos, los científicos señalaron a la civeta (mamífero carnívoro parecido a los gatos) como transmisor de este tipo de coronavirus en humanos. En este caso, la coincidencia del genoma del SARS-CoV en civetas y humanos era del 99,8 % razón por la cual se consideró como el huésped.


¿Qué sabemos sobre el posible huésped transmisor del nuevo coronavirus?
Hasta ahora, la coincidencia más cercana al 2019-nCoV humano se ha encontrado en un murciélago en la provincia china de Yunnan. Un estudio publicado el 3 de febrero descubrió que el coronavirus del murciélago compartía el 96 % de su material genético con el virus que causa el COVID-19.

Los murciélagos podrían haber transmitido el virus a los humanos, pero existen diferencias clave entre los RBD (lo que les permite engancharse y entrar en una célula) en los dos virus. Esto sugiere que el coronavirus del murciélago no infectó directamente a las personas, pero podría haberse transmitido a través de un huésped intermedio. Para este huésped, un estudio publicado en enero por la revista Journal of Medical Virology especulaba con dos serpientes comunes en el sureste de China, la krait pluribanda (Bungarus multicinctus) y la cobra china Naja atra.

Pero no hay datos concluyentes, y este huésped intermedio está, todavía, sin identificar.

Referencia bibliográfica:

Kangpeng Xiao, Junqiong Zhai, Yaoyu Feng, Niu Zhou, Xu Zhang, Jie-Jian Zou, Na Li, Yaqiong Guo, Xiaobing Li, Xuejuan Shen, Zhipeng Zhang, Fanfan Shu, Wanyi Huang, Yu Li, Ziding Zhang, Rui-Ai Chen, Ya-Jiang Wu, Shi-Ming Peng, Mian Huang, Wei-Jun Xie, Qin-Hui Cai, Fang-Hui Hou, Yahong Liu, Wu Chen, Lihua Xiao, View ORCID ProfileYongyi She. Isolation and Characterization of 2019-nCoV-like Coronavirus from Malayan Pangolins. Doi: https://doi.org/10.1101/2020.02.17.951335

COVID-19 — NAVIGATING THE UNCHARTED

Anthony S. Fauci, M.D., H. Clifford Lane, M.D., and Robert R. Redfield, M.D.

The latest threat to global health is the ongoing outbreak of the respiratory disease that was recently given the name Coronavirus Disease 2019 (Covid-19). Covid-19 was recognized in December 2019.1 It was rapidly shown to be caused by a novel coronavirus that is structurally related to the virus that causes severe acute respiratory syndrome (SARS). As in two preceding instances of emergence of coronavirus disease in the past 18 years2 — SARS (2002 and 2003) and Middle East respiratory syndrome (MERS) (2012 to the present) — the Covid-19 outbreak has posed critical challenges for the public health, research, and medical communities.

In their Journal article, Li and colleagues3 provide a detailed clinical and epidemiologic description of the first 425 cases reported in the epicenter of the outbreak: the city of Wuhan in Hubei province, China. Although this information is critical in informing the appropriate response to this outbreak, as the authors point out, the study faces the limitation associated with reporting in real time the evolution of an emerging pathogen in its earliest stages. Nonetheless, a degree of clarity is emerging from this report. The median age of the patients was 59 years, with higher morbidity and mortality among the elderly and among those with coexisting conditions (similar to the situation with influenza); 56% of the patients were male. Of note, there were no cases in children younger than 15 years of age. Either children are less likely to become infected, which would have important epidemiologic implications, or their symptoms were so mild that their infection escaped detection, which has implications for the size of the denominator of total community infections.

On the basis of a case definition requiring a diagnosis of pneumonia, the currently reported case fatality rate is approximately 2%.4 In another article in the Journal, Guan et al.5 report mortality of 1.4% among 1099 patients with laboratory-confirmed Covid-19; these patients had a wide spectrum of disease severity. If one assumes that the number of asymptomatic or minimally symptomatic cases is several times as high as the number of reported cases, the case fatality rate may be considerably less than 1%. This suggests that the overall clinical consequences of Covid-19 may ultimately be more akin to those of a severe seasonal influenza (which has a case fatality rate of approximately 0.1%) or a pandemic influenza (similar to those in 1957 and 1968) rather than a disease similar to SARS or MERS, which have had case fatality rates of 9 to 10% and 36%, respectively.2

The efficiency of transmission for any respiratory virus has important implications for containment and mitigation strategies. The current study indicates an estimated basic reproduction number (R0) of 2.2, which means that, on average, each infected person spreads the infection to an additional two persons. As the authors note, until this number falls below 1.0, it is likely that the outbreak will continue to spread. Recent reports of high titers of virus in the oropharynx early in the course of disease arouse concern about increased infectivity during the period of minimal symptoms.6,7

China, the United States, and several other countries have instituted temporary restrictions on travel with an eye toward slowing the spread of this new disease within China and throughout the rest of the world. The United States has seen a dramatic reduction in the number of travelers from China, especially from Hubei province. At least on a temporary basis, such restrictions may have helped slow the spread of the virus: whereas 78,191 laboratory-confirmed cases had been identified in China as of February 26, 2020, a total of 2918 cases had been confirmed in 37 other countries or territories.4 As of February 26, 2020, there had been 14 cases detected in the United States involving travel to China or close contacts with travelers, 3 cases among U.S. citizens repatriated from China, and 42 cases among U.S. passengers repatriated from a cruise ship where the infection had spread.8 However, given the efficiency of transmission as indicated in the current report, we should be prepared for Covid-19 to gain a foothold throughout the world, including in the United States. Community spread in the United States could require a shift from containment to mitigation strategies such as social distancing in order to reduce transmission. Such strategies could include isolating ill persons (including voluntary isolation at home), school closures, and telecommuting where possible.9

A robust research effort is currently under way to develop a vaccine against Covid-19.10 We anticipate that the first candidates will enter phase 1 trials by early spring. Therapy currently consists of supportive care while a variety of investigational approaches are being explored.11 Among these are the antiviral medication lopinavir–ritonavir, interferon-1β, the RNA polymerase inhibitor remdesivir, chloroquine, and a variety of traditional Chinese medicine products.11 Once available, intravenous hyperimmune globulin from recovered persons and monoclonal antibodies may be attractive candidates to study in early intervention. Critical to moving the field forward, even in the context of an outbreak, is ensuring that investigational products are evaluated in scientifically and ethically sound studies.12

Every outbreak provides an opportunity to gain important information, some of which is associated with a limited window of opportunity. For example, Li et al. report a mean interval of 9.1 to 12.5 days between the onset of illness and hospitalization. This finding of a delay in the progression to serious disease may be telling us something important about the pathogenesis of this new virus and may provide a unique window of opportunity for intervention. Achieving a better understanding of the pathogenesis of this disease will be invaluable in navigating our responses in this uncharted arena. Furthermore, genomic studies could delineate host factors that predispose persons to acquisition of infection and disease progression.

The Covid-19 outbreak is a stark reminder of the ongoing challenge of emerging and reemerging infectious pathogens and the need for constant surveillance, prompt diagnosis, and robust research to understand the basic biology of new organisms and our susceptibilities to them, as well as to develop effective countermeasures.

Disclosure forms provided by the authors are available with the full text of this editorial at NEJM.org.

This editorial was published on February 28, 2020, at NEJM.org.

Author Affiliations
From the National Institute of Allergy and Infectious Diseases, National Institutes of Health, Bethesda, MD (A.S.F., H.C.L.); and the Centers for Disease Control and Prevention, Atlanta (R.R.R.).

References

1.Pneumonia of unknown cause — China: disease outbreak news. Geneva: World Health Organization, January 5, 2020 (https://www.who.int/csr/don/05-january-2020-pneumonia-of-unkown-cause-china/en/. opens in new tab).

2.de Wit E, van Doremalen N, Falzarano D, Munster VJ. SARS and MERS: recent insights into emerging coronaviruses. Nat Rev Microbiol 2016;14:523-534.

3.Li Q, Guan X, Wu P, et al. Early transmission dynamics in Wuhan, China, of novel coronavirus–infected pneumonia. N Engl J Med. DOI: 10.1056/NEJMoa2001316.

4.Coronavirus disease 2019 (COVID-19): situation report — 36. Geneva: World Health Organization, February 25, 2020 (https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/situation-reports/20200225-sitrep-36-covid-19.pdf?sfvrsn=2791b4e0_2. opens in new tab).

5.Guan W, Ni Z, Hu Y, et al. Clinical characteristics of coronavirus disease 2019 in China. N Engl J Med. DOI: 10.1056/NEJMoa2002032.

6.Holshue ML, DeBolt C, Lindquist S, et al. First case of 2019 novel coronavirus in the United States. N Engl J Med. DOI: 10.1056/NEJMoa2001191.

7.Zou L, Ruan F, Huang M, et al. SARS-CoV-2 viral load in upper respiratory specimens of infected patients. N Engl J Med. DOI: 10.1056/NEJMc2001737.

8.Coronavirus disease 2019 (COVID-19) in the U.S. Atlanta: Centers for Disease Control and Prevention, February 26, 2020 (https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/cases-in-us.html. opens in new tab).

9.Fong MW, Gao H, Wong JY, et al. Nonpharmaceutical measures for pandemic influenza in nonhealthcare settings — social distancing measures. Emerging Infect Dis 2020;26(5) (Epub ahead of print).

10.DRAFT landscape of COVID-19 candidate vaccines — 18 February 2020. Geneva: World Health Organization (https://www.who.int/blueprint/priority-diseases/key-action/list-of-candidate-vaccines-developed-against-ncov.pdf. opens in new tab).

11.WHO R&D blueprint: informal consultation on prioritization of candidate therapeutic agents for use in novel coronavirus 2019 infection. Geneva: World Health Organization, January 24, 2020 (https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/330680/WHO-HEO-RDBlueprint%28nCoV%29-2020.1-eng.pdf. opens in new tab).

12.Lane HC, Marston HD, Fauci AS. Conducting clinical trials in outbreak settings: points to consider. Clin Trials 2016;13:92-95.

CORONAVIRUS: LA OMS ELEVA EL RIESGO DE PROPAGACIÓN MUNDIAL AL NIVEL MÁXIMO

LA ORGANIZACIÓN INSISTE EN QUE LA ALERTA NO ES POR LA LETALIDAD DEL VIRUS SINO POR SU POTENCIAL DE TRANSMISIÓN
Producción: Ramiro Angulo / Texto: Victoria González
02/03/2020

El pasado viernes la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que el riesgo internacional de propagación del nuevo coronavirus se ha elevado de ‘alto’ a ‘muy alto’. Este cambio de nivel de alerta se debe fundamentalmente a que siguen aumentando los casos de contagio fuera de China, y diversos países están teniendo dificultades para contener la epidemia del virus.

Tanto el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el director de la OMS han recalcado que la decisión no debe generar pánico, “Todavía tenemos la posibilidad de contener este virus, si se toman medidas enérgicas para detectar los casos temprano, aislar y atender a los pacientes y rastrear los contactos. Hay diferentes escenarios en diferentes países, y diferentes escenarios dentro del mismo país”, añadió Tedros Adhanom Gebreyesus, el director de la OMS.

En dos meses, la enfermedad de COVID-19 ha superado los 89.000 casos en más de 60 países del globo, y es precisamente por su elevada transmisibilidad por lo que se ha decidido elevar la alerta. Y, aunque todavía estamos en la situación de epidemia, lo mismo sucedería en el caso de que las autoridades sanitarias comenzasen a hablar de pandemia. Como bien expresa el catedrático de Microbiología de la Universidad de Navarra, Ignacio López-Goñi, en un artículo publicado hoy en The Conversation: “Una pandemia implica una trasmisión sostenida, eficaz y continua de la enfermedad de forma simultánea en más de tres regiones geográficas distintas. Quizá ya estemos en esa fase, pero eso no es sinónimo de muerte, pues el término no hace referencia a la letalidad del patógeno sino a su transmisibilidad y extensión geográfica”.

La máxima autoridad de la OMS también ha recordado que la mayoría de casos aún se pueden rastrear a contactos conocidos, es decir, hasta ahora no se tiene constancia de que el virus se esté propagando libremente entre comunidades, pero es cierto que las probabilidades de que la situación se descontrole son cada vez más altas. “Sabemos que la contención es posible, pero la ventana de oportunidad se está reduciendo”.

Las buenas noticias: tanto China como otros países asiáticos están reportando un menor número nuevo de casos cada día, lo que nos indica que se está teniendo éxito en la contención de casos. La clave es actuar rápido y agresivamente, cuando aparecen los primeros contagios.

No es momento para el pánico ni para los estigmas

La decisión de elevar la alerta de ‘alta’ a ‘muy alta’, no debe generar pánico, sino alertar a los países para que se preparen como debe ser. “Este no es un momento de pánico, es tiempo de estar preparados, completamente preparados”, ha expresado António Guterres, secretario general de la ONU. “ Como dijo el director general de la OMS ‘el mayor enemigo en este momento no es el virus, es el miedo, los rumores y el estigma’. Ahora es el momento de que todos los Gobiernos den un paso adelante y hagan todo lo posible para contener la enfermedad, y que lo hagan sin estigmatización, respetando los derechos humanos”.

CORONAVIRUS: LA ESCALOFRIANTE PREDICCIÓN DE BILL GATES SOBRE LA PANDEMIA EN 2015

LA NACION 16 de marzo de 2020

Si empezamos ahora, tal vez estaremos listos". Con esas palabras, Bill Gates finalizaba su charla TED en 2015. Antes de eso, con un discurso de ocho minutos de duración, el empresario detallaba que la próxima gran amenaza de la humanidad no sería una guerra sino una pandemia, lo mismo que estamos viviendo ahora con el coronavirus.


"Cuando yo era chico el desastre más temido era vivir una guerra nuclear -recordó-. Hoy la mayor catástrofe mundial es una pandemia. Si algo va a matar a más de diez millones de personas en las próximas décadas será un virus muy infeccioso, mucho más que una guerra. No habrá misiles, sino microbios. Gran parte de esto es que se ha invertido mucho en armamentos nucleares pero se hizo muy poco en crear sistemas de salud para poder detener las epidemias. No estamos preparados".

"Puede que exista un virus con el que las personas se sientan lo suficientemente bien mientras están infectadas para subirse a un avión o ir al supermercado y eso haría que se extienda por todo el mundo de manera muy rápida", auguró el fundador de Microsoft.

"Para una gran epidemia se necesitan millones de personas trabajando. La Organización Mundial de la Salud (OMS) existe para monitorear las pandemias, pero no hace nada de lo que estoy hablando. La falta de preparación podría hacer que la próxima epidemia sea mucho más devastadora que la del ébola", agregó.

Durante su intervención, también alertó sobre los posibles costos económicos. "El Banco Mundial calcula que una epidemia mundial de gripe costaría no menos de tres billones de dólares con millones y millones de muertes. Los servicios de investigación, desarrollo y salud harían más justo y más seguro este mundo. Por eso pienso que esto debe ser una prioridad absoluta sin necesidad de entrar en pánico. No tenemos que esconder latas de fideos ni meternos en los sótanos. Pero si debemos actuar ya porque el tiempo corre".

CORONAVIRUS: HABRÍAN IDENTIFICADO EN CHINA A LA "PACIENTE CERO" DE LA PANDEMIA LA NACION

31 de marzo de 2020
Una vendedora de camarones de 57 años del mercado de mariscos de Wuhan sería la primera persona en adquirir el coronavirus, la enfermedad que después se transformó en pandemia y se extendió al mundo, provocando, hasta el momento, unos 721.000 infectados y más de 34.000 muertos.

Todo comenzó el 10 de diciembre de 2019, cuando una mujer, que fue identificada por The Wall Street Journal como Wei Guixian, comenzó a sentirse mal. Al suponer que estaba resfriada, se dirigió a una clínica para tratarse. Pero después volvió a trabajar.

Al notar que su condición no mejoraba, fue al Undécimo Hospital de su ciudad, donde no pudieron diagnosticar qué le pasaba y le recetaron pastillas. Finalmente, fue el 16 de diciembre al Hospital de la Unión de Wuhan, una de las clínicas más grandes de la ciudad, para buscar una segunda opinión.

Hasta ahí, ignoraba por completo que esos síntomas la convertían en la primera paciente -o una de las primeras-, en haber contraído el virus COVID-19, que más adelante se haría conocido alrededor del mundo como coronavirus.

El médico del último hospital en el que se atendió le informó a Guixian que ella no era la primera vendedora en ese mercado en exhibir estos síntomas. Se trataba de una enfermedad entonces desconocida, pero ya descrita como "despiadada".

A fines de diciembre, Guixianfue puesta en cuarentena y los médicos establecieron más tarde formalmente un vínculo entre la aparición del coronavirus y el mercado de mariscos de la ciudad de Wuhan, donde ella trabajaba.

Guixian recibió el alta del hospital en enero de este año. Ella cree haberse contagiado en uno de los baños del mercado, compartido con otros comerciantes, vínculo que estableció al enterarse que varios vecinos del mercado estaban también infectados.

"Me sentí un poco cansada, pero no tan cansada como en años anteriores. Todos los inviernos sufro de gripe. Así que pensé que era la gripe", dijo Guixian luego de que todo pasara al medio chino The Paper.

Pero, definitivamente, no era una gripe común.

La Comisión de Salud Municipal de Wuhan confirmó que Wei fue una de las primeras 27 personas en dar positivo por coronavirus, y reveló que era uno de los 24 casos registrados con vínculos directos al mercado.

Desde el comienzo de la pandemia, casi 82.000 personas fueron infectadas en China y casi 3.000 murieron.

CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS DE LA ENFERMEDAD POR CORONAVIRUS 2019 EN CHINA

Wei-jie Guan, Ph.D., Zheng-yi Ni, MD, Yu Hu, MD, Wen-hua Liang, Ph.D. Chun-quan Ou, Ph.D., Jian-xing He, MD, Lei Liu, MD, Hong Shan, MD, Chun-liang Lei, MD, David SC Hui, MD, Bin Du, MD, Lan-juan Li, MD, et al.

ANTECEDENTES
Desde diciembre de 2019, cuando surgió la enfermedad por coronavirus 2019 (Covid-19) en la ciudad de Wuhan y se extendió rápidamente por toda China, se han necesitado datos sobre las características clínicas de los pacientes afectados.

MÉTODOS
Extrajimos datos sobre 1099 pacientes con Covid-19 confirmado por laboratorio de 552 hospitales en 30 provincias, regiones autónomas y municipios en China continental hasta el 29 de enero de 2020. El punto final primario compuesto fue el ingreso a una unidad de cuidados intensivos (UCI), El uso de ventilación mecánica, o muerte.

RESULTADOS
La mediana de edad de los pacientes fue de 47 años; El 41,9% de los pacientes eran mujeres. El punto final compuesto primario se produjo en 67 pacientes (6,1%), incluido el 5,0% que ingresaron en la UCI, el 2,3% que se sometieron a ventilación mecánica invasiva y el 1,4% que fallecieron. Solo el 1.9% de los pacientes tenían antecedentes de contacto directo con la vida silvestre. Entre los no residentes de Wuhan, el 72.3% tuvo contacto con los residentes de Wuhan, incluido el 31.3% que había visitado la ciudad. Los síntomas más comunes fueron fiebre (43.8% al ingreso y 88.7% durante la hospitalización) y tos (67.8%). La diarrea fue poco frecuente (3,8%). La mediana del período de incubación fue de 4 días (rango intercuartil, 2 a 7). Al ingreso, la opacidad del vidrio esmerilado fue el hallazgo radiológico más común en la tomografía computarizada (TC) de tórax (56.4%). No se encontraron anormalidades radiográficas o CT en 157 de 877 pacientes (17. 9%) con enfermedad no grave y en 5 de 173 pacientes (2,9%) con enfermedad grave. La linfocitopenia estuvo presente en el 83,2% de los pacientes al ingreso.

CONCLUSIONES
Durante los primeros 2 meses del brote actual, Covid-19 se propagó rápidamente por toda China y causó diversos grados de enfermedad. Los pacientes a menudo se presentaron sin fiebre, y muchos no tenían hallazgos radiológicos anormales. (Financiado por la Comisión Nacional de Salud de China y otros).

BACTERIAS RESISTENTES A ANTIBIÓTICOS EN LECHE EN POLVO PARA NIÑOS

Por: Lorena Guzmán Hormazábal

Un estudio que analizó fórmulas de leche en polvo para bebés comercializadas en la región detectó la presencia de Cronobacter sakazakii, una bacteria que puede enfermar y producir la muerte de niños prematuros o con el sistema inmune debilitado. A diferencia de casos de contaminación anteriores ocurridos en la región, los microorganismos hallados ahora son resistentes a antibióticos de uso común.

Esta bacteria puede llegar a la fórmula durante la elaboración del polvo en la fábrica porque “no es posible producir polvo estéril”, según explican documentos al respecto elaborados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) anteriormente. Además, “durante la preparación de la leche, las prácticas de manejo inapropiadas pueden exacerbar el problema”, agrega. En particular, hace referencia a una deficiente limpieza de manos o recipientes, o a la conservación a temperaturas incorrectas.

En 1958 en Reino Unido y luego en la década del 80 en Estados Unidos y los Países Bajos se registraron casos de meningitis y muertes en bebés que finalmente se asociaron a las fórmulas de leche en polvo. Mayores investigaciones determinaron que la causa era la contaminación del alimento con Cronobacter sakazakii, un microorganismo de una familia de bacterias que no había sido descrita.

En el organismo, esta bacteria puede causar infección en la sangre (septicemia) o meningitis, especialmente en niños menores de seis meses y prematuros, ya que su sistema inmune aún no se ha desarrollado completamente o está debilitado.

“Que no existan brotes de meningitis no necesariamente significa que la bacteria no está presente en las fórmulas”, dijo a SciDev.Net Julio Parra, académico del Departamento de Nutrición y Salud Pública de la Universidad del Bío-Bío, en Chile, y líder del estudio publicado en el Journal of Food Protection. La correcta preparación de la leche elimina casi en su totalidad el patógeno, el que necesita estar presente en determinada concentración para hacer daño.

“El Cronobacter tiene una alta letalidad, y los niños que se enferman y no mueren quedan con secuelas neurológicas”.
Julio Parra, Departamento de Nutrición y Salud Pública, Universidad del Bío-Bío (Chile)

Además, Parra destacó que la falta de estudios sobre la presencia del Cronobacter es un problema ya que este conocimiento es necesario para poder tomar medidas adecuadas a nivel país. El Instituto de Salud Pública de Chile solo nombró al Cronobacter como patógeno de interés hace un par de años, ejemplifica el especialista.

Para realizar la medición los científicos estudiaron 128 muestras de tres tipos de fórmulas de leche: para prematuros; niños de 0 a 6 meses; y de 6 a 12 meses de edad. El estudio incluyó cuatro marcas que se comercializan en Chile y que son producidas en este mismo país, además de México, Holanda y Brasil.

Del total de muestras analizadas, 47,6 por ciento contenía Cronobacter sakazakii por encima de los rangos permitidos por la regulación sanitaria alimentaria chilena. Las marcas afectadas son producidas específicamente en Chile y México. Esta última se comercializa además, en gran parte del continente. Asimismo, estas bacterias eran resistentes a algunos antibióticos, como la ampicilina y la cefotaxima, incluso más que lo que ya se había detectado en estudios anteriores.

“Esto es preocupante porque la resistencia es frente a antibióticos de primera línea, que son utilizados en niños hospitalizados”, destacó el investigador.

Cronobacter sakazakii pueden sobrevivir en las fórmulas lácteas en polvo durante largos períodos, incluso por un año. Por ello, en 2007, luego de varios casos y reuniones de expertos, la Organización Mundial de la Salud elaboró recomendaciones para disminuir la presencia de la bacteria al preparar la leche tanto en hospitales (para niños internados) como a nivel doméstico.

Además de la limpieza de manos y utensilios, el polvo debe ser disuelto en agua a 70°C y solo luego ser temperada para su consumo. Si la leche queda preparada se puede consumir únicamente durante las dos horas siguientes y solo si fue refrigerada a menos de 5° Celsius.

En 2010, y tras una publicación que demostraba la presencia de Cronobacter en fórmulas importadas a Argentina, el código alimentario de ese país fue modificado y desde entonces obliga a verificar la ausencia de la bacteria en todas las leches en polvo. Ya en 2005 la autoridad sanitaria argentina había ordenado el retiro del mercado de uno de estos productos contaminados. El episodio volvió a repetirse en 2015.

Debido a la aparición de estos casos, en Argentina también se hacen monitoreos en los hospitales donde ha habido caso de gastroenteritis necrotizante en neonatos, dice a SciDev.Net María Rosa Viñas, especialista del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud “Doctor Carlos G. Malbrán” y quien no fue parte del estudio. “Algunas empresas lácteas también están haciendo su propio control”, agregó.

En tanto, en 2012, por primera vez se identificó la bacteria en un producto fabricado en Chile. Y en 2017 el Ministerio de Salud de ese país levantó una alerta al encontrarse el patógeno en dos marcas de leche.

“El Cronobacter tiene una alta letalidad, y los niños que se enferman y no mueren quedan con secuelas neurológicas”, explicó Julio Parra.

En Brasil no han habido informes de brotes de Cronobacter, lo que puede estar relacionado con el control del producto durante la preparación, dice a SciDev.Net Rosana Siqueira, académica de la Facultad Integrada Metropolitana de Campinas - DeVry, Metrocamp y quien no fue parte del estudio.

“Una de las medidas adoptadas fue especificar en la etiqueta del producto que la preparación debe ser con agua a 70°C, además de lavar manos y utensilios antes y después del proceso”, detalló la especialista. A ello se suma que la legislación de ese país comenzó a requerir el control de Cronobacter en todas fórmulas infantiles.