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martes, 31 de marzo de 2020

POR QUÉ TANTAS EPIDEMIAS SE ORIGINAN EN ASIA Y ÁFRICA

Autor: Suresh Varma Kuchipudi
25/03/2020
La enfermedad por el nuevo coronavirus (COVID-19), es un aterrador recordatorio de la inminente amenaza global que representan las enfermedades infecciosas emergentes. Aunque han surgido epidemias durante toda la historia de la humanidad,
ahora parecen estar en aumento. En los últimos 20 años, solo los coronavirus han
causado tres brotes importantes en todo el mundo. Aún más preocupante, la duración
entre estas tres pandemias se ha acortado.
Mi laboratorio estudia los virus zoonóticos, los que saltan de los animales e infectan a las personas. La mayoría de las pandemias tienen al menos una cosa en común: comenzaron su trabajo mortal en Asia o África. Las razones del por qué pueden ser sorprendentes.

La explosión demográfica y los paisajes urbanos cambiantes

Un cambio sin precedentes en la población humana es una de las razones por las que se originan más enfermedades en Asia y África. La rápida urbanización está ocurriendo en todas las regiones de Asia y el Pacífico, donde ya vive 60% de la población mundial. Según el Banco Mundial, casi 200 millones de personas se mudaron a zonas urbanas en el este de Asia durante la primera década del siglo XXI. Para poner esto en perspectiva, 200 millones de personas podrían formar el octavo país más poblado del mundo.
La migración en esa escala significa que las tierras forestales se destruyen para crear áreas residenciales. Los animales salvajes, obligados a acercarse a las ciudades y pueblos, inevitablemente se encuentran con animales domésticos y con la población humana. Los animales salvajes a menudo albergan virus; los murciélagos, por ejemplo, pueden transportar cientos de ellos. Y los virus, que saltan de especie en especie, pueden infectar a las personas.
Finalmente, la urbanización extrema se convierte en un círculo vicioso: más personas traen más deforestación, y la expansión humana y la pérdida de hábitat finalmente eliminan a los depredadores, incluidos los que se alimentan de roedores. Con la desaparición de los depredadores, o al menos con su número muy reducido, la población de roedores explota. Y como muestran los estudios en África, también lo hace el riesgo de enfermedades zoonóticas.
Es probable que la situación empeore. Una proporción importante de la población de Asia oriental todavía vive en zonas rurales. Se espera que la urbanización continúe por décadas.

La agricultura de subsistencia y los mercados de animales

Las regiones tropicales, ricas en biodiversidad de hospedadores, ya poseen un gran grupo de patógenos, lo que aumenta en gran medida la posibilidad de que surja uno nuevo. El sistema agrícola en África y Asia no ayuda.
En ambos continentes, muchas familias dependen de la agricultura de subsistencia y
de una minúscula provisión de ganado. El control de enfermedades, los suplementos
alimenticios y el alojamiento de esos animales es extremadamente limitado. El ganado vacuno, las gallinas y los cerdos, que pueden transmitir enfermedades endémicas,
a menudo están en contacto cercano entre sí, con una variedad de animales no
domésticos y con los humanos.
Y no solo en las granjas: los mercados de animales vivos, comunes en Asia y África, presentan condiciones de hacinamiento y una íntima interacción entre múltiples especies, incluidos los humanos. Esto también juega un papel clave en cómo un patógeno letal podría emerger y propagarse entre las especies.
Otro riesgo: la caza de animales silvestres y la manipulación de sus productos,
particularmente extendida en el África Subsahariana. Estas actividades, además de que son una amenaza para las especies animales y alteran irrevocablemente los ecosistemas, también acercan a las personas y los animales salvajes. La caza de animales silvestres para como alimento es una vía clara y primaria para la transmisión de enfermedades zoonóticas.
También lo es la medicina tradicional china, que pretende brindar remedios para una serie de afecciones como la artritis, la epilepsia y la disfunción eréctil. Aunque no existe evidencia científica que respalde la mayoría de las afirmaciones, Asia es un gran consumidor de productos de la medicina tradicional china. Los tigres, osos, rinocerontes, pangolines y otras especies animales son cazados furtivamente para que partes de sus cuerpos puedan mezclarse con estos cuestionables medicamentos. Esto también representa una importante contribución al aumento de las interacciones entre animales y humanos. Además, es probable que aumente la demanda, ya que el marketing en línea se dispara junto con el incesante crecimiento económico de Asia.

Cuestión de tiempo

Los virus, miles de ellos, continúan evolucionando. Es solo cuestión de tiempo antes de que ocurra otro brote importante en esta región del mundo. Todos los coronavirus que causaron epidemias recientes, incluido el SARS-CoV-2, saltaron de murciélagos a otro animal antes de infectar a los humanos. Es difícil predecir con precisión qué cadena de eventos causa una pandemia, pero una cosa es cierta: estos riesgos pueden mitigarse desarrollando estrategias para minimizar los efectos humanos que contribuyen a las perturbaciones ecológicas.
Como lo ha demostrado el brote actual, una enfermedad infecciosa que comienza en una parte del mundo puede propagarse a nivel mundial prácticamente en un instante. Existe una necesidad urgente de estrategias de conservación constructivas para prevenir la deforestación y reducir las interacciones entre animales y humanos. Y un sistema global de vigilancia para monitorear la aparición de estas enfermedades –que ahora están pasando desapercibidas–, sería una herramienta indispensable para ayudar a combatir estas epidemias mortales y aterradoras.

Suresh Varma Kuchipudi es virólogo y director asociado del Laboratorio de Diagnóstico de Animales de la Penn State University.