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martes, 31 de marzo de 2020

VO’ EUGANEO, EL PUEBLO QUE SE CONVIRTIÓ EN UN EXPERIMENTO ÚNICO A NIVEL MUNDIAL

BBC 25/03/2020
Vo’ Euganeo era, hasta hace un mes, un bonito pueblo como muchos en la región de Veneto, en el norte de Italia. Incrustado en las laderas de unas colinas volcánicas, a media hora en auto de la ciudad de Padova, Vo’ Euganeo era famoso por su vino prosecco, por su parque natural y por los cercanos establecimiento termales. Pocos habrían imaginado que este idílico escenario se convertiría en pocas semanas en uno de los primeros epicentros de la epidemia de la enfermedad por el nuevo coronavirus (COVID-19) en Italia. Y menos aún son los que podían siquiera pensar que Vo’ Euganeo sería el escenario de un “experimento científico único”. A principios de febrero Adriano y Renato, dos vecinos de esta localidad de unos 3.300 habitantes, estaban internados en un hospital de la zona por una pulmonía. Ante la ausencia de síntomas que lo indicasen, los médicos descartaron la idea de realizar el examen para detectar el coronavirus SARS-CoV-2, tal como preveían los protocolos. Sin embargo, después de dos semanas de curas ineficaces, un médico de ese hospital decidió saltarse las normas previstas y realizó un examen para COVID-19 a los dos vecinos. ¿La respuesta? Positivos. Los dos hombres fueron trasladados de inmediato al Departamento de Enfermedades Infecciosas del hospital de Padova y fueron sometidos al tratamiento previsto para estos casos. Pero quedaba un misterio: ¿cómo podían haberse contagiado?

La primera muerte

Las autoridades averiguaron que ni Adriano ni Renato, de 77 y 83 años respectivamente, habían viajado a China y que tampoco habían entrado en contacto con personas que mostrasen síntomas. Hasta ese momento, esas eran las causas principales conocidas de transmisión del virus entre humanos. Lo único que se sabía era que, poco antes de desarrollar su enfermedad, los dos hombres habían pasado muchas horas juntos jugando a las cartas en uno de los bares del pueblo. Inesperadamente, el 19 de febrero el cuadro clínico de Adriano empeoró y, al cabo de dos días, el hombre falleció. Fue la primera muerte registrada en Italia por la COVID-19. Esa misma noche el alcalde de Vo’ Euganeo, Giuliano Martini, propietario de una de las dos farmacias del pueblo, declaró la cuarentena. Cerró las escuelas, los bares, las tiendas y hasta las paradas de buses. Prohibió las misas en la iglesia y las fiestas de Carnaval. Obligó a los vecinos a quedarse en casa. El 23 de febrero, el gobierno italiano y las autoridades regionales impusieron la cuarentena para Vo’ Euganeo y enviaron a decenas de policías y militares a bloquear los accesos del pueblo. Nadie podría entrar ni salir del pueblo hasta nuevo aviso. Solo se permitiría la entrada de los camiones que abastecen los supermercados, la panadería y las farmacias. “Era como estar en guerra”, recuerda Martini. “Estar encerrados y rodeados por tus propias fuerzas armadas es mucho peor que estar en una cárcel”. El pueblo de Vo’ Euganeo se encuentra en las laderas de las Colinas Euganeas y a unos 65 kilómetros de Venezia. La región en la que está Venezia, el Veneto, es una de las más afectadas en Italia por la difusión del coronavirus y ha obligado a las autoridades a cerrar muchos lugares turísticos. Sin embargo, quedaba por resolver el misterio: ¿cómo había llegado el virus hasta esta comunidad?

Innovador experimento

Para descubrirlo, el mismo 23 de febrero los sanitarios instalaron en la escuela del pueblo un centro de análisis para realizar el examen para detectar el contagio del coronavirus a todos los vecinos que lo quisieran. En los seis días siguientes, prácticamente todos los habitantes se sometieron voluntariamente al test con un kit elaborado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Padova, que dirige el profesor Stefano Merigliano. “Esto no habría pasado sin el espíritu de colaboración de todos los vecinos”, reconoció orgulloso el alcalde. Los investigadores detectaron el virus en 89 personas, a las que las autoridades conminaron al aislamiento inmediato en sus casas durante 14 días. Algo más les llamó la atención: entre 50 y 60% de ellos mostraban pocos o ningún síntoma. “Eso es algo que no había ocurrido en ninguna de las epidemias del último siglo”, explicó Merigliano. “Este porcentaje de asintomáticos es peligrosísimo, porque esas personas siguen su vida habitual y contagian a un número muy elevado de personas”, añadió el profesor Andrea Crisanti, profesor de Epidemiología y Virología en el Hospital de la Universidad de Padova y del Imperial College de Londres. Fue en ese momento cuando Merigliano y Crisanti propusieron al gobernador de Veneto, Luca Zaia, una idea: transformar Vo’ Euganeo en “un laboratorio experimental único en el mundo”. ”Teníamos unas condiciones irrepetibles para entender cómo se comporta este virus”, ilustró Merigliano. “Había una muestra consistente de personas aisladas. Conocíamos su estado de salud y podíamos controlar sus movimientos y con quién se relacionaban. ¡Era perfecto!”. Con el visto bueno de las autoridades regionales, el 6 de marzo –12 días después de los primeros exámenes y mientras en Italia el número de contagiados llegaba hasta los 4.636, con 197 víctimas fatales– un equipo de la Universidad de Padova volvía a controlar a todos los habitantes de Vo’ Euganeo. El pueblo de Vo’ Euganeo fue acordonado por policías y militares durante 14 días a causa del brote de COVID-19. En Italia, desde el comienzo de la epidemia, 4.824 profesionales sanitarios han contraído la COVID-19, el equivalente a 9% del total de personas infectadas, según datos del Instituto Superior de Salud (ISS) de Italia. “Estar encerrados y rodeados por tus propias fuerzas armadas es mucho peor que estar en una cárcel”, afirmó el alcalde de Vo’ Euganeo a propósito de la cuarentena que vivió su pueblo. Los nuevos casos que dieron positivo esta vez fueron ocho, de los cuales seis estaban relacionados con los infectados del primer examen. A todos ellos se les impuso el aislamiento. “Antes había solo estimaciones, mientras que nosotros demostramos científicamente dos cuestiones fundamentales: que el periodo de incubación del virus es de dos semanas y que cualquier estrategia de contención de esta pandemia tiene que tener en cuenta el elevado número de positivos asintomáticos”, afirmó Crisanti. Para entender el enfoque del experimento, Crisanti comparó el caso de Vo’ Euganeo con el del crucero ‘Diamond Princess’, que quedó retenido durante dos semanas en un puerto de Japón cuando se detectó a bordo un caso de COVID-19. “A bordo había unas 3.000 personas, entre pasajeros y tripulación, un número parecido al de la población de Vo’ Euganeo. Pero decidieron realizar los exámenes solo a los que iban presentando los síntomas”, comentó Crisanti. “Después de dos semanas de cuarentena, se reportaron unos 542 casos positivos”, concluyó Crisanti.

Reapertura

El 8 de marzo, dos semanas después de la muerte del señor Adriano, se levantó el aislamiento de Vo’ Euganeo. La vida en el pueblo empezó a circular normalmente y, a partir del 14 de marzo, no se registró ningún nuevo caso de infección. Hasta el 20 de marzo, cuando se detectó un nuevo brote en el pueblo. “Era de esperar”, comentó Crisanti. “¿Con qué parámetros se decide levantar la cuarentena?”, se preguntó este epidemiólogo. “Si levantas la cuarentena basándote solo en la disminución del número de enfermos, estás dejando fuera también a todos los asintomáticos, y eso quiere decir que la epidemia puede volver”. Crisanti reconoció, sin embargo, que el experimento de Vo’ Euganeo –que costó unos 160.000 dólares y fue financiado por la administración regional– no es replicable en ciudades más grandes. Pero aseguró que sí es posible controlar la difusión del virus a nivel de barrio, identificando rápidamente dónde se generan los brotes y aislando a los posibles contagiados. “Algo parecido a lo que logró hacer Corea del Sur”, afirmó. Mientras, la región de Veneto acaba de lanzar una campaña paralela, también dirigida por Crisanti, para examinar a las personas de grupos de riesgo, como el personal sanitario, las fuerzas policiales, los empleados de supermercados y conductores de autobuses. El objetivo, según las autoridades regionales, es realizar 13.000 exámenes diarios antes de que acabe esta semana. Dos profesores de la Universidad de Padova aprovecharon los días de cuarentena de Vo’ Euganeo para transformar el pueblo en “un laboratorio experimental único en el mundo”. “El experimento de Vo’ Euganeo no es replicable en ciudades más grandes.”, aseguró Crisanti. “Pero sí es posible controlar de la misma manera la difusión del virus a nivel de barrio”. Más de 4.000 personas en Italia murieron desde que el señor Adriano falleciese en el hospital de Padova. El viernes pasado, un mes después de su fallecimiento, su familia pudo finalmente celebrar su funeral.