Los verdaderos dueños del copyright de Internet son las bacterias. Una interesante reflexión sobre la relación entre la naturaleza y la tecnología.
cpolino@ricyt.edu.ar
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Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior
"Las bacterias tienen que ganarse la vida"Carl Sagan, Cosmos
Los verdaderos dueños del copyright de Internet son las bacterias. Y esto es así aunque ningún funcionario o tecnócrata se haya tomado la molestia de reconocerlo públicamente, y pese a que ninguna bacteria se lleve a sus bolsillos los miles de millones de dólares que la red de redes genera.
Vaya al fondo de su casa y recoja un poco de tierra en una cuchara. Encontrará millones y más millones de bacterias. Una bacteria es un organismo de una sola célula sin núcleo. Se calcula que hay más de diez mil especies de ellas esparcidas por todo el mundo. De hecho, las bacterias son las verdaderas dueñas del planeta. Su sola presencia, distribuida a lo largo y a lo ancho de los continentes, ridiculiza a cualquier otra especie animal o vegetal. Los mares, las montañas, el fondo de las cavernas, así como nuestro cuerpo y también el cordón de la vereda, están teñidos de estos organismos. ¿Un dato abrumador no apto para cardíacos? En la cabeza de un alfiler caben 10 millones de bacterias. Ante tamaña evidencia, los incrédulos se vuelven conversos.
Vaya al fondo de su casa y recoja un poco de tierra en una cuchara. Encontrará millones y más millones de bacterias. Una bacteria es un organismo de una sola célula sin núcleo. Se calcula que hay más de diez mil especies de ellas esparcidas por todo el mundo. De hecho, las bacterias son las verdaderas dueñas del planeta. Su sola presencia, distribuida a lo largo y a lo ancho de los continentes, ridiculiza a cualquier otra especie animal o vegetal. Los mares, las montañas, el fondo de las cavernas, así como nuestro cuerpo y también el cordón de la vereda, están teñidos de estos organismos. ¿Un dato abrumador no apto para cardíacos? En la cabeza de un alfiler caben 10 millones de bacterias. Ante tamaña evidencia, los incrédulos se vuelven conversos.
HISTORIA BACTERIANA
Las bacterias, que lo cubren todo, ostentan un raro privilegio. Cualquier relato que narre la historia de la vida en la Tierra debe comenzar por el decisivo trabajo de las bacterias para crear las condiciones iniciales de la existencia de los seres vivos. A partir de su lenta irrupción, hace 3.500 millones de años, las células bacterianas, dividiéndose y dividiéndose una y otra vez, exhalaron el oxígeno necesario para transformar poco a poco la inhóspita atmósfera terrestre en un lugar habitable. El mundo cambió radicalmente gracias a la acción constante de un manto de billones y billones de diminutas bacterias que tenían apenas unas pocas milésimas de milímetro de diámetro.
BACTERIAS AL MICROSCOPIO
El profundo valor de las bacterias en la historia del planeta se comprende categóricamente utilizando una analogía de Richard Dawkins tomada del libro Destejiendo el arco iris. Ciencia, ilusión y deseo de asombro: "extienda el lector completamente los brazos para abarcar toda la evolución desde su origen (en la punta de los dedos de la mano izquierda) hasta la actualidad (en la punta de los dedos de la mano derecha). En todo el trecho que va desde la mano izquierda hasta bien pasado el hombro derecho, la vida no consiste en otra cosa que bacterias. La vida pluricelular e invertebrada surge en algún punto en torno al codo derecho del lector." Suficiente, ¿no?
Esto indica que cuando aparecieron sobre la faz de la Tierra los primeros organismos multicelulares, hace unos 700 millones de años, las bacterias tenían un reino establecido desde hacía alrededor de 2.800 millones de años. No es de extrañar, por lo tanto, que su longevidad y distribución verdaderamente planetaria esté ligada a mecanismos complejos y extremadamente eficaces de reproducción y, por ende, de perpetuación de sus diferentes especies.
Esto indica que cuando aparecieron sobre la faz de la Tierra los primeros organismos multicelulares, hace unos 700 millones de años, las bacterias tenían un reino establecido desde hacía alrededor de 2.800 millones de años. No es de extrañar, por lo tanto, que su longevidad y distribución verdaderamente planetaria esté ligada a mecanismos complejos y extremadamente eficaces de reproducción y, por ende, de perpetuación de sus diferentes especies.
DERECHOS DE AUTOR
Internet es una mega red mundial de computadoras interconectadas a tiempo completo. Y, como todos imaginan, esto sirve para muchas cosas. Pero, básicamente, para enviar y recibir información, que está codificada en paquetes llamados bits. Esta capacidad de recibir y procesar información, y de disponer de ella en cualquier momento, y desde cualquier computadora esté en el lugar del mundo que esté, hace que Internet sea de una utilidad enorme. Pero, en verdad, este mecanismo horizontal de transferencia de información es increíblemente antiguo. Sí, adivinó, lo inventaron las bacterias.
Las bacterias son capaces de reproducirse a una velocidad asombrosa. Se estima que hay especies que en veinte minutos podrían generar miles de millones de organismos individuales a partir de una sola célula original. La mutación, como camino evolutivo, es, por supuesto, eficaz para la reproducción bacteriana. Sin embargo, en el transcurso de millones de años, las bacterias fueron capaces de diseñar otro mecanismo aún más potente: como Internet, una red de redes de escala planetaria.
A diferencia de un perro, un delfín, una rosa, o el ser humano, la información genética de las bacterias se puede transferir de una especie a otra. Es decir, una bacteria puede utilizar genes que provienen de otro linaje diferente al suyo y realizar así funciones que tal vez con sus propios genes no podría hacer. La proliferación bacteriana, por lo tanto, no depende exclusivamente de la reproducción tradicional en otras especies: de padres a hijos. También es producto de un intercambio masivo de genes de manera horizontal entre bacterias de distintas especies. La diversidad metabólica de las bacterias es absolutamente excepcional. Y esta capacidad fue la que generó un banco de datos (como lo es también Internet) genético que está disponible para todas las bacterias independientemente de cual sea su especie y el lugar donde vivan.
Dado que la historia geológica de las bacterias es larguísima, son las especies que mayor tiempo tuvieron para adaptarse al frío y al calor, al agua y al suelo firme. Si a esto se le suma la enorme capacidad de traspaso horizontal de material genético, que las hace más resistentes a los cambios del medio ambiente que, por ejemplo, cualquier otra especie; y si también se considera la resistencia que tienen contra los fármacos (muchas consiguen, por ejemplo, burlar los antibióticos), como resultado de esta combinación, se entiende claramente por qué las bacterias están en condiciones de superar tiempos de crisis del medio ambiente en pocos años, mientras que otros organismos tardarían miles. Los biólogos creen que en gran medida esto se debe a esa intrincada red de comunicaciones que tienen en funcionamiento desde tiempos inmemoriales.
Las bacterias son capaces de reproducirse a una velocidad asombrosa. Se estima que hay especies que en veinte minutos podrían generar miles de millones de organismos individuales a partir de una sola célula original. La mutación, como camino evolutivo, es, por supuesto, eficaz para la reproducción bacteriana. Sin embargo, en el transcurso de millones de años, las bacterias fueron capaces de diseñar otro mecanismo aún más potente: como Internet, una red de redes de escala planetaria.
A diferencia de un perro, un delfín, una rosa, o el ser humano, la información genética de las bacterias se puede transferir de una especie a otra. Es decir, una bacteria puede utilizar genes que provienen de otro linaje diferente al suyo y realizar así funciones que tal vez con sus propios genes no podría hacer. La proliferación bacteriana, por lo tanto, no depende exclusivamente de la reproducción tradicional en otras especies: de padres a hijos. También es producto de un intercambio masivo de genes de manera horizontal entre bacterias de distintas especies. La diversidad metabólica de las bacterias es absolutamente excepcional. Y esta capacidad fue la que generó un banco de datos (como lo es también Internet) genético que está disponible para todas las bacterias independientemente de cual sea su especie y el lugar donde vivan.
Dado que la historia geológica de las bacterias es larguísima, son las especies que mayor tiempo tuvieron para adaptarse al frío y al calor, al agua y al suelo firme. Si a esto se le suma la enorme capacidad de traspaso horizontal de material genético, que las hace más resistentes a los cambios del medio ambiente que, por ejemplo, cualquier otra especie; y si también se considera la resistencia que tienen contra los fármacos (muchas consiguen, por ejemplo, burlar los antibióticos), como resultado de esta combinación, se entiende claramente por qué las bacterias están en condiciones de superar tiempos de crisis del medio ambiente en pocos años, mientras que otros organismos tardarían miles. Los biólogos creen que en gran medida esto se debe a esa intrincada red de comunicaciones que tienen en funcionamiento desde tiempos inmemoriales.
POLÍTICA BACTERIANA
El traspaso de material genético de una bacteria a otra que no sea de su especie es, por lo tanto, un proceso rutinario, rápido y eficaz. Las bacterias llevan millones de años con una continuidad prodigiosa utilizando este mecanismo de transporte y almacenamiento de la información vital para la vida. Toda una política coherente de desarrollo y perpetuación.
Si tenemos en cuenta que Internet nació hace apenas cuarenta años (en los ´60), a raíz de las investigaciones que derivaron de la política de seguridad nuclear de la Agencia de Defensa (Darpa) del Pentágono en Estados Unidos, es justo reconocer que, una vez más, la originalidad del hombre, lejos de ser tal, es una elegante y sofisticada copia -pero copia al fin. Y con el pequeño agregado de que, seguramente, cuando las bacterias inventaron una red de redes no estaban pensando en la amenaza soviética. Como en la metáfora de Richard Fortey, prefirieron ser los primeros músicos en ejecutar una "larga obertura" en la evolución sinfónica de la vida en la Tierra, antes de dar paso "al primer coro completo" de organismos más complejos. El reino de la vida pertenece a las bacterias.
Si tenemos en cuenta que Internet nació hace apenas cuarenta años (en los ´60), a raíz de las investigaciones que derivaron de la política de seguridad nuclear de la Agencia de Defensa (Darpa) del Pentágono en Estados Unidos, es justo reconocer que, una vez más, la originalidad del hombre, lejos de ser tal, es una elegante y sofisticada copia -pero copia al fin. Y con el pequeño agregado de que, seguramente, cuando las bacterias inventaron una red de redes no estaban pensando en la amenaza soviética. Como en la metáfora de Richard Fortey, prefirieron ser los primeros músicos en ejecutar una "larga obertura" en la evolución sinfónica de la vida en la Tierra, antes de dar paso "al primer coro completo" de organismos más complejos. El reino de la vida pertenece a las bacterias.