Ac. Dr. Christian TRIGOSO AGUDO
Probablemente uno de los más grandes problemas con los que tropezamos hoy por hoy es tener que sufrir la arremetida de la politiquería en la ciencia, y máxime cuando este golpe se produce en países todavía emergentes, en sociedades aún débiles que tienen que intentar sobrevivir a tales embates y donde lo único que ocasionan es que o se pongan al servicio de la corriente del momento o que terminen alejándose buscando en otras tierras posibilidades más dignas para poder investigar.
Estamos conscientes de que la política es parte absolutamente de todo lo que hacemos, es más seguramente es un determinante tan fuerte que es imposible intentar evadir esta discusión, sin embargo quienes preferimos el silencio de nuestros laboratorios y bibliotecas tan sólo reclamamos un trato digno y humanitario.
Todas las mañanas me enfrento a auditorios repletos de jóvenes a quienes no sé como decirles que todo el esfuerzo que deben hacer mañana tendrá una recompensa a través de recibir la `posibilidad de servir y vivir satisfecho por este servicio; empero me tiembla la voz porque su país no retribuirá este esfuerzo y más bien parece que llegada la hora deberán pasar todas las penurias que debieran estar alejadas de las personas que se dedican a la ciencia. Éste es el instante en que recuerdo todo lo vivido por la humanidad y es entonces cuando me vuelvo a prender de la herencia legada por tantas y tantos que menospreciando estas horas ingratas no dudaron un segundo en regalarle lo mejor que podían a sus sociedades, un descubrimiento... un invento... una inspiración.
Queridas y queridos investigadores NO se dejan doblegar por los problemas y la incertidumbre que a veces parece que nos devora, antes bien continuad con vuestra formación científica, continuad con vuestros trabajos y regalad a la humanidad aquello que con orgullo deben entregar a quienes están iniciándose en vuestros mismos pasos. Entregad el mejor esfuerzo y sólo así podrán estar seguros que tanta faena valió la pena, que haber vivido valió la pena.
Labor Omnia, Vincit Improbus