Estos medicamentos de uso común son esenciales, pero no son rentables para las compañías, según un experto
Traducido del inglés: viernes, 24 de abril, 2015
JUEVES, 23 de abril de 2015 (HealthDay News) -- La escasez de antibióticos, incluyendo aquellos que se utilizan para tratar infecciones resistentes a los medicamentos, podría estar poniendo a los pacientes en riesgo de padecer enfermedad y muerte, de acuerdo con un nuevo reporte.
Entre 2001 y 2013, hubo desabastecimiento de 148 antibióticos. Los investigadores hallaron que la escasez comenzó a empeorar en 2007.
"Entre los medicamentos desabastecidos se encontraban muchos que eran de los pocos que podían tratar algunas afecciones particulares, medicamentos para tratar bacterias resistentes a antibióticos y medicamentos utilizados para tratar niños", dijo la doctora Larissa May, investigadora principal del estudio y profesora asociada de medicina de emergencia en la Universidad George Washington en Washington, D.C.
"Cuando estos medicamentos no están disponibles, los pacientes pueden no recibir el mejor tratamiento, o incluso pueden morir", dijo. "Si no se hace algo, la atención médica puede verse muy afectada".
En el estudio, casi la mitad de los medicamentos desabastecidos eran antibióticos necesarios para tratar infecciones graves, incluyendo las provocadas por Clostridium difficile, Enterobacteriaceaeresistente al carbapenem (CRE, por sus siglas en inglés), Staphylococcus aureus resistente a meticilina (MRSA) y Pseudomonas aeruginosa, entre otras.
La bacteria C. difficile puede contraerse en hospitales y consultorios médicos, y en el 2011 fue responsable de 500,000 infecciones y 29,000 muertes. El MRSA es una bacteria resistente a antibióticos que infecta a cerca de 78,000 personas al año y también puede ser mortal, de acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (U.S. Centers for Disease Control and Prevention, CDC).
Muchos de los medicamentos desabastecidos eran antibióticos de espectro amplio, es decir, medicamentos inyectables para los que no existía un proveedor alternativo. Más aún, la escasez era común entre los antibióticos utilizados para tratar niños. Los investigadores encontraron que en el caso de estos medicamentos, existían muy pocas alternativas para los médicos.
Los tratamientos de referencia, como el aztreonam, que se utiliza para tratar infecciones graves en pacientes alérgicos a la penicilina, y la trimetoprima/sulfametoxazol, usada para tratar la neumonía por pneumocystis, también estaban entre los desabastecidos durante el periodo del estudio, según mostraron los resultados.
May dijo que existe una gran variedad de factores responsables por esta escasez. Entre estos están los retrasos o problemas para fabricar el medicamento, incluyendo escasez de materias primas. Además, cuando el medicamento no se usa con frecuencia, aunque sea esencial para algunos pacientes, los fabricantes pueden retrasar la producción o detenerla, explicó.
En total, hubo múltiples desabastos de 32 antibióticos, los cuales duraron en promedio seis meses. Cuando el estudio terminó, 26 antibióticos seguían escasos o no estaban disponibles, según encontraron los investigadores.
De acuerdo con May, las compañías farmacéuticas no están obligadas a reportar los desabastos, así que los hospitales y médicos a menudo son tomados por sorpresa. Ella sugirió que, en un escenario ideal, debería ser obligatorio reportar los desabastos para que los médicos y los hospitales puedan prepararse.
May cree que los desabastos seguirán creciendo en los próximos años. "Si no tenemos una política de acción, pueden comenzar a presentarse muertes de pacientes y otras complicaciones relacionadas con la escasez", dijo.
El reporte fue publicado en línea el 23 de abril en la revista Clinical Infectious Diseases.
Michael Kinch, director del Centro de Innovación en Investigación de Negocios de la Universidad Washington en St. Louis, dijo que "los antibióticos están siendo removidos del mercado seis veces más rápido de lo que se producen nuevos".
Kinch señaló que existen pocos incentivos para que las compañías farmacéuticas desarrollen nuevos antibióticos. "Desde un punto de vista comercial, estamos hablando de un producto de bajo precio con bajo margen. Si una compañía tiene que decidir entre desarrollar un nuevo antibiótico o un nuevo medicamento contra el cáncer, la decisión evidente es ir con el medicamento más novedoso y costos", dijo.
"El creciente costo del desarrollo de nuevos medicamentos (cerca de 2,600 millones de dólares por medicamento) está haciendo que las compañías farmacéuticas tomen la decisión racional de concentrarse en los productos con los que probablemente recuperarán su dinero, y eso no va a pasar con los antibióticos", dijo Kinch. "Las compañías farmacéuticas también podrían estar diciendo, 'No estamos ganando mucho dinero con los antibióticos, así que para que nos molestamos en surtir ese producto'".
Kinch cree que el gobierno necesita tener un papel más importante para asegurar que los antibióticos estén disponibles.
"Generalmente, el mercado hace un buen trabajo satisfaciendo las necesidades, sin embargo, el mercado no está funcionando en este caso", dijo. "El gobierno federal necesita involucrarse, porque esto es fundamentalmente un asunto de salud pública".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Larissa May, M.D., profesora asociada, medicina de emergencia, Universidad George Washington, Washington D.C.; Michael Kinch, PhD, director, Centro de Innovación en Investigación de Negocios, Universidad Washington en St. Louis; Clinical Infectious Diseases, en línea, 23 de abril de 2015
HealthDay
(c) Derechos de autor 2015, HealthDay
lunes, 18 de mayo de 2015
La microbiología y las balas mágicas
El desarrollo de los agentes terapéuticos ha tenido mayor impacto sobre la medicina clínica, que ningún otro descubrimiento. Aunque anteriormente se habían usado varios agentes químicos, los avances reales en el trabajo con agentes quimioterapéuticos se iniciaron con el científico alemán Paul Erlich. Al comienzo de los años 1900, Erlich desarrolló el concepto de toxicidad selectiva.
Empezó su trabajo estudiando la tinción de los microorganismos y observó que algunos colorantes teñían a los microorganismos pero no a los tejidos animales. Asumió que si un colorante no tiñe un tejido, las moléculas del colorante no son capaces de combinarse con los componentes de la célula. Luego hizo el razonamiento de que si ese colorante tuviese propiedades tóxicas, no afectaría a las células animales porque no podría combinarse con ellas, pero debería atacar a las células microbianas. En un animal infectado, las sustancias químicas se comportarían por tanto como "balas mágicas", "golpeando" al patógeno pero sin alcanzar al hospedador. Erlich procedió a ensayar la selectividad de una gran varieiad de productos químicos y descubrió los primeros agentes quimioterapéuticos, de los cuales el Salvarsan, para el tratamiento de la sífilis, fue el más famoso.
Sin embargo, no se descubrieron agentes que afectasen a la gran mayoría de los microorganismos patógenos, hasta que en los años 1930 Domagk descubrió las sulfas. El descubrimiento de las sulfas se produjo mediante un rastreo a gran escala de productos químicos, buscando actividad contra las enfermedades infecciosas en animales de experimentación. En la Compañía Química Bayer, en Alemania, Domagk ensayó una gran variedad e productos químicos orgánicos de síntesis, principalmente colorantes, en busca de su capacidad para curar las infecciones estreptocócicas en ratones.
El primer producto activo fue el Prontosil que era activo en los ratones, pero no tenía actividad frente a los estreptococos crecidos en el tubo de ensayo. Domagk descubrió que, en el cuerpo del animal, el Prontosil se degradaba a sulfanilamida que de hecho era el agente activo. Fue posible embarcarse en un programa de síntesis basado en la estructura de la sulfonamida, que proporcionó un gran número de medicamentos activos.
D. D. Woods, en Inglaterra, mostró luego que el ácido p-aminobenzoico contrarrestaba específicamente la acción de la sulfanilamida y mostró también que los estreptococos requerían ácido p-aminobenzoico para crecer. Esto condujo al concepto de análogo de factor de crecimiento, que permitió a los químicos proseguir la síntesis de una gran variedad de agentes quimioterapéuticos.
A pesar de los éxitos de las sulfas, la mayoría de las enfermedades infecciosas no estaban todavía bajo control químico. El descubrimiento del primer antibiótico, la penicilina, por Alexander Fleming, un médico escocés dedicado a la investigación en el Hospital St. Mary de Londres, hizo ver a los investigadores cuál era la direccion correcta. La primera publicación de Fleming sobre la penicilina, aparecida en 1929, empieza de este modo:
Mientras trabajaba con variantes de estafilococos abandoné sobre la mesa del laboratorio una serie de placas de cultivo y las fui examinando de vez en cuando. Para examinarlas, estas placas se exponían necesariamente al aire y se contaminaron con una variedad de microorganismos. Observé que alrededor de una gran colonia de un hongo contaminante, las colonias de estafilococos se hacían transparentes y obviamente estaban sufriendo una lisis. Se hicieron resiembras de este hongo y se realizaron experimentos encaminados a comprobar las propiedades de la sustancia bacteriolítica que evidentemente se había formado en el cultivo del hongo y que había difundido al medio circundante.
Fleming caracterizó el producto y, como lo producía un hongo del género Penicillium, le dio el nombre de penicilina. Su trabajo, sin embargo, no incluyó un proceso para la producción en gran escala, ni demostró que la penicilina era efectiva para el tratamiento de enfermedades infecciosas. Esto lo hizo un grupo de científicos británicos que trabajaban en 1939 en la Universidad de Oxford, encabezados por Howard Florey, motivados en parte por la inminente II Guerra Mundial, y el conocimiento de que las enfermedades infecciosas eran la causa principal de muerte entre los soldados en el campo de batalla. Florey y sus colegas desarrollaron métodos para el análisis y ensayo de la penicilina y para su producción en grandes cantidades. Luego, procedieron a ensayar la penicilina frenta a infecciones bacterianas en seres humanos. La penicilina resultó ser espectacular-mente efectiva para controlar las infecciones por estafilococos y neumococos y era más efectiva que las sulfas frente a los estreptococos.
Con la eficacia de la penicilina demostrada y la guerra en Europa haciéndose cada vez más intensa, en 1941, Florey llevó a los Estados Unidos cultivos del hongo productor de la penicilina. Persuadió al gobierno de USA para que crease un programa de investigación a gran escala que condujo a un gran esfuerzo conjunto de la industria farmacéutica, el Deparatamento de Agricultura de USA en su laboratorio de Peona, Illinois y de varias universidades. Al final de la II Guerra Mundial, se disponía de grandes cantidades de penicilina, tanto para uso militar como civil.
En cuanto se acabó la guerra, las compañías farmacéuticas entraron en la producción de penicilina de forma competitiva y comenzaron a buscar otros antibióticos. El éxito fue rápido y espectacular y el impacto sobre la medicina, casi fenomenal. La mortalidad de los recién nacidos y la mortalidad infantil se han reducido enormemente y muchas enfermedades que tenían tasas altas de mortalidad, son ahora poco más que curiosidades médicas.
© Mifarmacia.es. Departamento de contenidos
Guillermo García de Tiedra.
Farmacéutico comunitario.
Un estudio cuestionó el uso de antibióticos comunes para infecciones de vías urinarias en mujeres
Científicos canadienses descubrieron que hay otros antibióticos que pueden ser mejores que la nitrofurantoína, pero una experta cree que el medicamento sigue siendo útil
Mary Elizabeth Dallas
Traducido del inglés: viernes, 1 de mayo, 2015
JUEVES 30 de abril de 2015 (HealthDay News) -- El antibiótico que más se receta para infecciones de vejiga y otras infecciones de las vías urinarias, la nitrofurantoína, podría no ser la opción más efectiva, según sugirió un nuevo estudio.
Más del 25 por ciento de los adultos mayores tienen la función renal reducida, y las infecciones de vejiga son un problema común.
Los médicos suelen tratar éstas y otras infecciones de las vías urinarias con nitrofurantoína, pero se ha cuestionado la capacidad de este medicamento de llegar a las vías urinarias y atacar a las bacterias que causan infecciones de vejiga, en especial en quienes tienen una función renal reducida.
Este nuevo estudio canadiense fue encabezado por el doctor Amit Garg, nefrólogo en la Universidad Western de Londres, Ontario. Su equipo comparó los beneficios de la nitrofurantoína contra la efectividad de otros antibióticos de uso común como la ciprofloxacina y la norfloxacina.
El estudio, recientemente publicado en la revista Canadian Medical Association Journal, involucró a más de 10,000 mujeres mayores con una función renal reducida y más de 180,000 mujeres con función renal normal.
Los científicos descubrieron que la nitrofurantoína tuvo menos éxito que otros medicamentos en el tratamiento de las infecciones de vías urinarias en todas las mujeres del estudio, y no sólo las que tenían problemas de riñón.
Más aún, el estudio sugiere que la nitrofurantoína como tratamiento para infecciones de vías urinarias en las mujeres mayores podría aumentar las posibilidades de que la paciente necesite un segundo tratamiento con otro antibiótico o incluso ser hospitalizada, dijeron los científicos.
“En nuestro escenario, la nitrofurantoína fue el antibiótico más recetado para las infecciones de vías urinarias en mujeres mayores sin tomar en consideración su función renal”, dijo Garg en un comunicado de prensa sobre el estudio.
Estas pacientes tuvieron más fallos en el tratamiento con nitrofurantoína que con otros medicamentos como la ciprofloxacina”, añadió. “Esto se manifestó sin importar el nivel de función renal de la paciente”.
Sin embargo, una experta cree que la nitrofurantoína todavía se puede utilizar para tratar infecciones de vías urinarias, especialmente en pacientes mayores.
“Tratar las infecciones de vías urinarias en los adultos mayores es un equilibrio entre tratar los síntomas y evitar las complicaciones, y la nitrofurantoína es uno de los antibióticos más seguros que podemos ofrecer”, dijo la doctora Elizabeth Kavaler, uróloga en el Hospital Lenox Hill en Nueva York.
La ciprofloxacina es una alternativa, pero “la incidencia de complicaciones con ciprofloxacina supera su utilidad en muchos de nuestros pacientes mayores con afecciones relativamente benignas”, dijo Kavaler. “Además, la resistencia cada vez más alta a la ciprofloxacina hace que el tratamiento sea menos efectivo en casos más serios.
Y el equipo de Garg hizo hincapié en que los médicos no deberían evitar recetar algún antibiótico basándose sólo en el nivel de función renal de una mujer; también deberían considerar otros factores como los patrones de resistencia bacteriana, según los científicos.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Doctora Elizabeth Kavaler, uróloga, Hospital Lenox Hill, Nueva York; Canadian Medical Association Journal, comunicado de prensa, 27 de abril de 2015
HealthDay
(c) Derechos de autor 2015, HealthDay
Mary Elizabeth Dallas
Traducido del inglés: viernes, 1 de mayo, 2015
JUEVES 30 de abril de 2015 (HealthDay News) -- El antibiótico que más se receta para infecciones de vejiga y otras infecciones de las vías urinarias, la nitrofurantoína, podría no ser la opción más efectiva, según sugirió un nuevo estudio.
Más del 25 por ciento de los adultos mayores tienen la función renal reducida, y las infecciones de vejiga son un problema común.
Los médicos suelen tratar éstas y otras infecciones de las vías urinarias con nitrofurantoína, pero se ha cuestionado la capacidad de este medicamento de llegar a las vías urinarias y atacar a las bacterias que causan infecciones de vejiga, en especial en quienes tienen una función renal reducida.
Este nuevo estudio canadiense fue encabezado por el doctor Amit Garg, nefrólogo en la Universidad Western de Londres, Ontario. Su equipo comparó los beneficios de la nitrofurantoína contra la efectividad de otros antibióticos de uso común como la ciprofloxacina y la norfloxacina.
El estudio, recientemente publicado en la revista Canadian Medical Association Journal, involucró a más de 10,000 mujeres mayores con una función renal reducida y más de 180,000 mujeres con función renal normal.
Los científicos descubrieron que la nitrofurantoína tuvo menos éxito que otros medicamentos en el tratamiento de las infecciones de vías urinarias en todas las mujeres del estudio, y no sólo las que tenían problemas de riñón.
Más aún, el estudio sugiere que la nitrofurantoína como tratamiento para infecciones de vías urinarias en las mujeres mayores podría aumentar las posibilidades de que la paciente necesite un segundo tratamiento con otro antibiótico o incluso ser hospitalizada, dijeron los científicos.
“En nuestro escenario, la nitrofurantoína fue el antibiótico más recetado para las infecciones de vías urinarias en mujeres mayores sin tomar en consideración su función renal”, dijo Garg en un comunicado de prensa sobre el estudio.
Estas pacientes tuvieron más fallos en el tratamiento con nitrofurantoína que con otros medicamentos como la ciprofloxacina”, añadió. “Esto se manifestó sin importar el nivel de función renal de la paciente”.
Sin embargo, una experta cree que la nitrofurantoína todavía se puede utilizar para tratar infecciones de vías urinarias, especialmente en pacientes mayores.
“Tratar las infecciones de vías urinarias en los adultos mayores es un equilibrio entre tratar los síntomas y evitar las complicaciones, y la nitrofurantoína es uno de los antibióticos más seguros que podemos ofrecer”, dijo la doctora Elizabeth Kavaler, uróloga en el Hospital Lenox Hill en Nueva York.
La ciprofloxacina es una alternativa, pero “la incidencia de complicaciones con ciprofloxacina supera su utilidad en muchos de nuestros pacientes mayores con afecciones relativamente benignas”, dijo Kavaler. “Además, la resistencia cada vez más alta a la ciprofloxacina hace que el tratamiento sea menos efectivo en casos más serios.
Y el equipo de Garg hizo hincapié en que los médicos no deberían evitar recetar algún antibiótico basándose sólo en el nivel de función renal de una mujer; también deberían considerar otros factores como los patrones de resistencia bacteriana, según los científicos.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Doctora Elizabeth Kavaler, uróloga, Hospital Lenox Hill, Nueva York; Canadian Medical Association Journal, comunicado de prensa, 27 de abril de 2015
HealthDay
(c) Derechos de autor 2015, HealthDay
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