Autor: Christian TRIGOSO
El primer hombre que documentó sistemáticamente sus observaciones a propósito de los microorganismos fue Antonio Van Leeuwenhoek quien en Delft (Holanda) luego de aprender a tallar lentes llegó a construir sistemas muy perfeccionados para su época, y es que como mercader de telas en su población necesitaba certificar la calidad de aquello que compraba y de aquello que vendía, por lo cual necesitaba amplificar la imagen de las telas con las que comerciaba, sin embargo a través de una copiosa correspondencia que mantuvo con la Real Sociedad de Inglaterra les explicó e inclusive les mostró a través de dibujos primorosamente realizados los “animálculos” que había encontrado al estudiar diversas substancias e infusiones que preparó, así como también en el sarro dental y sus propias heces fecales llegando también a descubrir los espermatozoides. En 1695 publicó los resultados de sus observaciones en su “Arcana Naturae” donde por ejemplo citaba lo siguiente: desde hace tiempo he intentado saber la causa del sabor pungente que tiene sobre la lengua la pimienta, y sobre todo por que esta visto que colocando durante todo un año la pimienta en vinagre, sigue conservando su sabor pungente; puse aproximadamente un tercio de onza de pimienta en el agua, y la coloqué en mi despacho esperando que al ablandarse pudiera observar mejor lo que me proponía. Después de dejar tres semanas esta pimienta en el agua, a la cual había añadido un poco de agua de nieve, por cuanto la otra en gran parte se había desvanecido, miré el 24 de abril de 1676 y ví con gran admiración que contenía un número increíble de pequeños animales de diversos tipos… El cuarto grupo de criaturas, que se movía a través de los otros tres grupos, era increíblemente pequeño, y tan pequeño para mi ojo que juzgué que si poníamos cientos de ellos uno al lado de otro, no igualarían a la longitud de un grano de arena grueso; en consecuencia, diez centenares de miles no podrían igualar las dimensiones de un grano de tal arena”
Sin duda alguna no solo logró aumentos de 300 X, sino que además es muy probable que utilizara por primera vez el artificio del “campo obscuro” para estas observaciones. Posteriormente estos “animaculos” volvieron a caer en el olvido después de la muerte de Leeuwenhoek, quedando tan solo para las conversaciones palaciegas y de sobremesa como una curiosidad y nada más; sin embargo algunos años más tarde haría su ingreso en el escenario de la ciencia un hombre que habría de hacerse famoso merced a sus batallas científicas en contra de la teoría de la “generación espontánea”, este magnifico hombre de ciencia se llamaba Lázzaro Spallanzani (1729- 1799) y tuvo a bien negar aquello sobre lo que el andamiaje de la ciencia asentaba hasta entonces, es decir aquella teoría por la cual se explicaba de que por la reunión de materia inanimada entre sí o con la participación de algún compuesto orgánico podrían aparecer, crecer y desarrollar desde los microorganismos hasta los ratones, patos y árboles inclusive; era criterio unánime de que si se ponía algo de trigo en medio de ropa sucia en la obscuridad, y bajo la temperatura apropiada en poco tiempo se tenía como resultado ratones surgidos de esta interacción. Esta teoría estaba tan difundida que hasta el mayor y más fecundo cerebro que ha dado la humanidad, Isaac Newton, daba por cierto y fuera de toda discusión este principio.
Spallanzani apoyado en su intuición y sobre la base del trabajo previo de Francesco Redi (1626- 1697), quien demostró que si se cubría un trozo de carne con lienzo de seda y se mantenía otro sin protección alguna, al cabo de cierto tiempo se vería que en la carne descubierta aparecían muchas larvas de mosca, y en la carne cubierta no aparecían estas larvas pues las moscas no tenían acceso para colocar sus huevos; se abalanzó sobre la teoría de la generación espontánea, teniendo como rivales a Needham y al conde Buffon, a quienes derrotó con la fuerza concluyente y demoledora de sus experimentos, quedando de esta manera preparado el camino para el advenimiento de quienes terminaron por aplastar esta teoría.
Pero Francesco Redi, médico y poeta no sólo realizó este estudio –definitivamente trascendental – sino que además fue el primero en demostrar que un verme, Ascaris, procedía de huevos. Dos de sus colaboradores, Bonamo y Cestoni, descubrieron el Sarcoptes (sarna) demostrando también que la enfermedad se transmitía por transferencia de estos artrópodos.
En honor al rigor científico es necesario apuntar que Plenciz en el año 1762 tuvo a bien plantear la especificidad de las enfermedades basada en etiología microbiana, sin embargo no pudo demostrar experimentalmente este acierto.
En 1786 el zoólogo danés O. F. Muller estudia a las bacterias y descubre varios detalles de su estructura, dejando dibujos muy precisos además del término “bacilo” para el vocabulario de esta naciente disciplina científica.
En el año 1838 se lleva a cabo la primera identificación de un microorganismo llamado posteriormente Botrytis bassicae , un hongo productor de la muscardina del gusano de seda, este primer agente etiológico dentro de la zoología fue encontrado por Agostino Bassi en Italia.
Simultáneamente y este mismo año Ehrenberg (“Infusionstierchen”) establece el estudio de los microorganismos sobre una base sistemática, inscribiendo también los términos de “ bacterium” y “spirillum” para este nuevo lenguaje.