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jueves, 10 de noviembre de 2011

HISTORIA DE LAS ENFERMEDADES VENEREAS III

Dr. Julio César Potenziani Bigelli Individuo de Número de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina Invitado de la Academia Nacional de Medicina Hospital Privado Centro Médico de Caracas Dra. Silvia D. Potenziani Pradella Médico UCV- 2007 En 1325 el pueblo azteca funda Tenochtitlán, ciudad con altos conceptos de higiene y de salud pública, y poseedor de recursos terapéuticos naturales, de tipo fitoterápicos, de gran utilidad posterior para la farmacopea europea. Las enfermedades venéreas en el pueblo azteca eran conocidas como Cihuatlaueliloc. La Coanenepilli "Lengua de Serpiente", era una hierba cuya raíz en polvo espesada con el agua y bebida era útil para el dolor de pecho, contra la fiebre y en individuos con sangre y pus en la orina. La Huihuitzmallotic era una hierba que mezclada con miel e introducida en la uretra masculina servía para la curación de los problemas urinarios (infecciones venéreas, alguna variedad de treponematosis?) (1), (50) Pietro D´Argellata (1372-1423), alumno de Guy de Chauliac, uno de los grandes cirujanos de su tiempo, describió las ulceras peneanas, al igual que Marcello de Como, de la región de la Lombardia italiana, quien también describió las ulceras múltiples de pene probablemente sifíliticas. Argellata recomendaba en verano lavar el pene con agua y en invierno con orina por sus poderes medicinales. Por otra parte existía la creencia medieval de que la sífilis estaba ligada a una mala alimentación. Era tal su fama que en 1410 realizó la autopsia al papa Alejandro V, muerto súbitamente ése año en la ciudad de Bologna-Italia (1). D´Argellata fue considerado por muchos como “el más hábil cirujano del siglo XIV” (7) Avicena (980-1037 D.C.) médico, científico y filósofo, en su obra “Canon de la Medicina” considerada la biblia médica medieval, refería que resultaba útil “mantenerse alejado de las mujeres que dejan caer líquidos de la vulva”. Las posiciones coitales según Avicena podían ocasionar enfermedades. Vemos por ejemplo que en la posición donde la mujer está encima del hombre al momento del coito, podía ocasionar hidrocele (hernia escrotal), flatulencia, ulceras uretrales, ulceras vesicales y dificultad en la salida del esperma (1),(8) Jacopo Berengario da Carpi (1460-1530), autor del libro “De arte mingendi cum instrumentis”, fue factor importante en la instauración de la terapia mercurial para los pacientes aquejados del mal francés-sífilis, a partir del año 1494, dándole notoriedad. Giovanni da Vigo (1450-1525) de la zona de la Liguria italiana, se ganó la confianza y los favores del cardenal Giuliano della Rovere, futuro Papa Julio II (1443-1513), llamado el ‘Papa Guerrero’ el año 1503, famoso por sus disputas con el gran artista renacentista Michelangelo por los trabajos de la Capilla Sixtina, tenía tres hijos y había adquirido el “mal francés”. Decía Vigo en su libro publicado en 1514 “De practica copiosa in arte chirurgica” que el “mal francés o morbus gallicus” tenía origen sin excepción “In vulva in mulieribus et in virga in hominibus“ (“En la vulva en las mujeres y en el pene en los hombres), después del coito infectante. Habló de lesiones primarias (genitales), lesiones secundarias (pústulas cutáneas) y lesiones terciarias (gomas
luéticas, “tuberosidades llenas de materia gruesa y flemática”). Por dichas lesiones el Papa Julio II, prohibía a los fieles que le besaran los pies, práctica muy común para la época, ya que tenía una “podagra tuberosa e ulcerata” que Vigo curaba diariamente con un “emplastrum de Vigo cum mercurio” contra pústulas y exantemas (1), (7),(9) A fines del siglo XVI Jacques de Bitencourt las llamó "enfermedades venéreas" en respuesta del disgusto que como francés tenía al ser denominadas ‘Morbus Gallicus’. El escritor Jacques de Siboulei posteriormente las denominó "efectos colaterales del amor".