Que el advenimiento de la Navidad y el nuevo año sean una nueva oportunidad para renovar sueños y esperanzas. Que la partida de este año viejo signifique la pérdida de frustraciones y sinsabores. Que la humanidad jamás pierda el sentido de su esencia.
Son los deseos de vuestro invariable amigo.
Ac. Dr. Christian TRIGOSO AGUDO
La Paz - BOLIVIA
SUD AMÉRICA
jueves, 8 de diciembre de 2016
UNA INFECCIÓN MULTIRRESISTENTE SE EXTIENDE ENTRE LOS PACIENTES CON FIBROSIS QUÍSTICA
11 de noviembre de 2016 – Fuente: Science
Según una reciente investigación, una infección multirresistente que puede causar graves infecciones en personas con fibrosis quística se ha extendido a nivel mundial. El estudio, dirigido por la Universidad de Cambridge y el Instituto Wellcome Trust Sanger, en Gran Bretaña, también sugiere que la limpieza convencional no será suficiente para eliminar el patógeno, que puede transmitirse a través de superficies contaminadas o por el aire. Mycobacterium abscessus es una especie de micobacteria resistente a múltiples fármacos que puede transmitirse de un paciente a otro y que cada vez es más virulenta en pacientes con enfermedades pulmonares. Puede causar una neumonía severa que lleva a aceleración de daño inflamatorio en los pulmones y evitar un trasplante pulmonar seguro. Tan solo uno de cada tres casos se trata con éxito. Mediante la secuenciación de todo el genoma de más de 1.000 aislamientos de micobacterias de 517 personas que asisten a centros de fibrosis quística especializados en Europa, Estados Unidos y Australia, los investigadores han demostrado que la mayoría de los pacientes han adquirido formas transmisibles de M. abscessus. Por el aire y superficies contaminadas Un análisis posterior sugiere que la infección puede transmitirse dentro de los hospitales a través de superficies contaminadas y por transmisión aérea, lo cual representa un reto potencialmente serio para las prácticas de control de infecciones en los hospitales. “Esta micobacteria puede causar infecciones muy graves que son extremadamente difíciles de tratar, que requieren un tratamiento combinado con múltiples antibióticos durante 18 meses o más”, dice el profesor Andres Floto, del Departamento de Medicina de la Universidad de Cambridge y el Centro de Cambridge para Infección Pulmonar. “Parece haber entrado inicialmente en la población de pacientes desde el ambiente, pero creemos que ha evolucionado recientemente para convertirse en capaz de saltar de paciente a paciente, volviéndose más virulenta a medida que lo hace”, detalla. El profesor Julian Parkhill, del Wellcome Trust Sanger Institute, en Cambridgeshire, añade: “Nuestra investigación debe proporcionar un grado de esperanza: ahora que sabemos la magnitud del problema y estamos empezando a entender cómo se propaga la infección, podemos empezar a responder. Nuestro trabajo ya ha ayudado a aportar datos para las políticas de control de infecciones y proporciona los medios para monitorear la efectividad de éstas”.
Según una reciente investigación, una infección multirresistente que puede causar graves infecciones en personas con fibrosis quística se ha extendido a nivel mundial. El estudio, dirigido por la Universidad de Cambridge y el Instituto Wellcome Trust Sanger, en Gran Bretaña, también sugiere que la limpieza convencional no será suficiente para eliminar el patógeno, que puede transmitirse a través de superficies contaminadas o por el aire. Mycobacterium abscessus es una especie de micobacteria resistente a múltiples fármacos que puede transmitirse de un paciente a otro y que cada vez es más virulenta en pacientes con enfermedades pulmonares. Puede causar una neumonía severa que lleva a aceleración de daño inflamatorio en los pulmones y evitar un trasplante pulmonar seguro. Tan solo uno de cada tres casos se trata con éxito. Mediante la secuenciación de todo el genoma de más de 1.000 aislamientos de micobacterias de 517 personas que asisten a centros de fibrosis quística especializados en Europa, Estados Unidos y Australia, los investigadores han demostrado que la mayoría de los pacientes han adquirido formas transmisibles de M. abscessus. Por el aire y superficies contaminadas Un análisis posterior sugiere que la infección puede transmitirse dentro de los hospitales a través de superficies contaminadas y por transmisión aérea, lo cual representa un reto potencialmente serio para las prácticas de control de infecciones en los hospitales. “Esta micobacteria puede causar infecciones muy graves que son extremadamente difíciles de tratar, que requieren un tratamiento combinado con múltiples antibióticos durante 18 meses o más”, dice el profesor Andres Floto, del Departamento de Medicina de la Universidad de Cambridge y el Centro de Cambridge para Infección Pulmonar. “Parece haber entrado inicialmente en la población de pacientes desde el ambiente, pero creemos que ha evolucionado recientemente para convertirse en capaz de saltar de paciente a paciente, volviéndose más virulenta a medida que lo hace”, detalla. El profesor Julian Parkhill, del Wellcome Trust Sanger Institute, en Cambridgeshire, añade: “Nuestra investigación debe proporcionar un grado de esperanza: ahora que sabemos la magnitud del problema y estamos empezando a entender cómo se propaga la infección, podemos empezar a responder. Nuestro trabajo ya ha ayudado a aportar datos para las políticas de control de infecciones y proporciona los medios para monitorear la efectividad de éstas”.
RUSIA: DECODIFICAN EL ARMA BIOLÓGICA QUE CAUSÓ LA CATÁSTROFE SILENCIOSA DE SVERDLOVSK
27 de septiembre de 2016 – Fuente: mBio
En Rusia, en plena fase de distensión de la Guerra Fría, algo falla: la fuga de una bacteria de unos laboratorios secretos en los que se experimenta para dar con armas biológicas perfectas provoca la muerte de entre 66 y 100 ciudadanos. La cifra real nunca se conoció. Sí se sabe que aquellas personas murieron desangradas por dentro, víctimas de unas terribles hemorragias internas para las que costaba encontrar una causa. El caso ocurrió en 1979, en la ciudad soviética de Sverdlovsk (hoy Yekaterinburg), pero no ha sido hasta ahora cuando unos científicos han podido determinar la secuencia genética de aquella cepa de ántrax. Cuarenta años más tarde se ha confirmado que la bacteria, ya de por sí peligrosa, había sido modificada para hacerla altamente letal. La fuga de 1979 se intentó encubrir a base de mentiras. El gobierno ruso sabía que si se descubría la verdad se evidenciaría que estaba violando la Convención sobre Armas Químicas que había tenido lugar cuatro años antes. En aquel encuentro, se prohibió el desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas biológicas y los países se comprometieron al desarme de este tipo de mal. Con ese acuerdo se enterraban los últimos cuchillos de la Guerra Fría. Pero Rusia desconoció aquella convención y siguió experimentando en secreto. Aquel laboratorio instalado en Yekaterinburg, a 1.400 kilómetros de Moscú, tenía esa finalidad. Nadie se hubiera enterado si en abril de ese año no se hubiera producido un fallo en el sistema de ventilación de esas instalaciones. Unos filtros de aire mal colocados desataron una catástrofe silenciosa. Aquel día se liberaron esporas de ántrax al exterior y la gente las comenzó a inhalar. Los médicos se vieron desbordados por la cantidad de gente que llegaba a los hospitales con los pulmones rasgados y acababa con una hemorragia cerebral. Las autoridades salieron a expresar que esa epidemia se debía al consumo de carne contaminada y se deshicieron de los registros médicos de los fallecidos. Para que la versión tuviera credibilidad, se detuvo a vendedores de carne y se sacrificó a algunos animales. Sin embargo, algunos intuyeron que en aquello no había verdad. En 1994, una investigación liderada por la Universidad de Harvard demostró que la causa real del accidente había sido una inhalación de esporas de ántrax. Pero aquellos científicos no fueron capaces de secuenciar completamente el ADN modificado de la bacteria. Para combatir el ántrax, una enfermedad que afecta al ganado y raramente a los humanos, existen medicamentos e incluso una vacuna para inmunizar a las personas. Sin embargo, los soviéticos intentaron durante la Guerra Fría crear una cepa resistente a los antibióticos y a los antígenos. Un equipo de investigadores descifró recientemente el genoma completo de esa bacteria superpotente gracias a las muestras que se guardaron en su día provenientes de tejidos de víctimas mortales de la epidemia de 1979. Comparando la cepa con el árbol genealógico de otras cepas de ántrax, descubrieron que el código de ADN de la cepa letal apenas difería del de la cepa utilizada para crear la vacuna. Los resultados apuntan a que los soviéticos manipularon ambas para crear una altamente virulenta. “Todo esto es sumamente indicativo de un programa de armas que identificó una cepa adecuada, mantuvo las reservas de células maestras y realizó manipulaciones mínimas para mantener la virulencia”, concluyó el equipo. “Fue uno de los brotes de ántrax por inhalación más grandes de la historia y uno de los pocos rastros del secreto soviético que se dedica a la investigación de armas biológicas”, escribió Beth Mole, periodista de ArsTechnica. En 1992, Borís Nikoláievich Yeltsin, el entonces presidente de Rusia, aprobó un decreto que prohibía esta clase de experimentos con fines militares. Sin embargo, Mole tiene dudas de que esas pruebas concluyeran por completo. “Los informes de los desertores soviéticos en la década de 1990 hablan de un vasto y altamente financiado programa que involucra a decenas de miles de investigadores que trabajan en armas biológicas”, escribe. Aunque ninguna prueba demuestre que los experimentos sigan ocurriendo, al menos tranquiliza saber que el genoma de una de las cepas más letales haya sido desvelado. A partir de aquí se podría investigar una cura para hacer frente a esta clase de ántrax en el caso de que se liberara si ocurriera una guerra biológica en el futuro.
En Rusia, en plena fase de distensión de la Guerra Fría, algo falla: la fuga de una bacteria de unos laboratorios secretos en los que se experimenta para dar con armas biológicas perfectas provoca la muerte de entre 66 y 100 ciudadanos. La cifra real nunca se conoció. Sí se sabe que aquellas personas murieron desangradas por dentro, víctimas de unas terribles hemorragias internas para las que costaba encontrar una causa. El caso ocurrió en 1979, en la ciudad soviética de Sverdlovsk (hoy Yekaterinburg), pero no ha sido hasta ahora cuando unos científicos han podido determinar la secuencia genética de aquella cepa de ántrax. Cuarenta años más tarde se ha confirmado que la bacteria, ya de por sí peligrosa, había sido modificada para hacerla altamente letal. La fuga de 1979 se intentó encubrir a base de mentiras. El gobierno ruso sabía que si se descubría la verdad se evidenciaría que estaba violando la Convención sobre Armas Químicas que había tenido lugar cuatro años antes. En aquel encuentro, se prohibió el desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas biológicas y los países se comprometieron al desarme de este tipo de mal. Con ese acuerdo se enterraban los últimos cuchillos de la Guerra Fría. Pero Rusia desconoció aquella convención y siguió experimentando en secreto. Aquel laboratorio instalado en Yekaterinburg, a 1.400 kilómetros de Moscú, tenía esa finalidad. Nadie se hubiera enterado si en abril de ese año no se hubiera producido un fallo en el sistema de ventilación de esas instalaciones. Unos filtros de aire mal colocados desataron una catástrofe silenciosa. Aquel día se liberaron esporas de ántrax al exterior y la gente las comenzó a inhalar. Los médicos se vieron desbordados por la cantidad de gente que llegaba a los hospitales con los pulmones rasgados y acababa con una hemorragia cerebral. Las autoridades salieron a expresar que esa epidemia se debía al consumo de carne contaminada y se deshicieron de los registros médicos de los fallecidos. Para que la versión tuviera credibilidad, se detuvo a vendedores de carne y se sacrificó a algunos animales. Sin embargo, algunos intuyeron que en aquello no había verdad. En 1994, una investigación liderada por la Universidad de Harvard demostró que la causa real del accidente había sido una inhalación de esporas de ántrax. Pero aquellos científicos no fueron capaces de secuenciar completamente el ADN modificado de la bacteria. Para combatir el ántrax, una enfermedad que afecta al ganado y raramente a los humanos, existen medicamentos e incluso una vacuna para inmunizar a las personas. Sin embargo, los soviéticos intentaron durante la Guerra Fría crear una cepa resistente a los antibióticos y a los antígenos. Un equipo de investigadores descifró recientemente el genoma completo de esa bacteria superpotente gracias a las muestras que se guardaron en su día provenientes de tejidos de víctimas mortales de la epidemia de 1979. Comparando la cepa con el árbol genealógico de otras cepas de ántrax, descubrieron que el código de ADN de la cepa letal apenas difería del de la cepa utilizada para crear la vacuna. Los resultados apuntan a que los soviéticos manipularon ambas para crear una altamente virulenta. “Todo esto es sumamente indicativo de un programa de armas que identificó una cepa adecuada, mantuvo las reservas de células maestras y realizó manipulaciones mínimas para mantener la virulencia”, concluyó el equipo. “Fue uno de los brotes de ántrax por inhalación más grandes de la historia y uno de los pocos rastros del secreto soviético que se dedica a la investigación de armas biológicas”, escribió Beth Mole, periodista de ArsTechnica. En 1992, Borís Nikoláievich Yeltsin, el entonces presidente de Rusia, aprobó un decreto que prohibía esta clase de experimentos con fines militares. Sin embargo, Mole tiene dudas de que esas pruebas concluyeran por completo. “Los informes de los desertores soviéticos en la década de 1990 hablan de un vasto y altamente financiado programa que involucra a decenas de miles de investigadores que trabajan en armas biológicas”, escribe. Aunque ninguna prueba demuestre que los experimentos sigan ocurriendo, al menos tranquiliza saber que el genoma de una de las cepas más letales haya sido desvelado. A partir de aquí se podría investigar una cura para hacer frente a esta clase de ántrax en el caso de que se liberara si ocurriera una guerra biológica en el futuro.
Etiquetas:
TEMAS GENERALES DE MICROBIOLOGÍA
RESISTENCIA A LOS ANTIMICROBIANOS: DECÁLOGO DE LA SEIMC
En el marco de este Día Europeo, la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) también resaltó las dimensiones de esta problemática de salud pública que, tal y como ha estimado, este año causará el fallecimiento de alrededor de 2.500 personas en España. Además, esta sociedad ha puesto a disposición de los usuarios un decálogo para combatir la resistencia antimicrobiana:
1. Convertir el uso adecuado de los antibióticos en la medicina, en la ganadería y en la agricultura, en un estándar de calidad prioritario.
2. Hacer obligatorios los Programas de Optimización de Uso de Antibióticos (PROA) como programas de calidad asistencial basados en la formación en los hospitales y en atención primaria, y dotarlos de los medios necesarios.
3. Dotar con los recursos necesarios a los Servicios/Laboratorios de Microbiología para la detección de las resistencias bacterianas, creando pruebas de diagnóstico rápido y estudios de sensibilidad.
4. Disponer de información en tiempo real de los indicadores clave en consumo de antibióticos, resistencias bacterianas y en sus consecuencias clínicas.
5. Impulsar los programas multidisciplinares de vigilancia, prevención y control de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria junto a los de uso apropiado de los antimicrobianos, a semejanza del Programa Integral de Prevención y Control de las Infecciones Relacionadas con la Asistencia Sanitaria y Uso Apropiado de los Antimicrobianos (PIRASOA) de Andalucía y de programas similares en Catalunya. 6. Crear la especialidad de enfermedades infecciosas y mantener la formación actual de los microbiólogos.
7. Educar a los ciudadanos, desde la escuela a la universidad, en el buen uso de los antibióticos.
8. Impulsar el desarrollo de nuevos antibióticos, participando en los ensayos clínicos y agilizando su incorporación a la práctica clínica. Investigar con los antibióticos disponibles para mejorar su eficacia y seguridad.
9. Investigar en otras medidas, no antibióticas, para la prevención, control y tratamiento de las infecciones por bacterias multirresistentes.
10. Optimizar las tasas de vacunación, particularmente frente a la influenza, de los profesionales sanitarios y de los ciudadanos.
1. Convertir el uso adecuado de los antibióticos en la medicina, en la ganadería y en la agricultura, en un estándar de calidad prioritario.
2. Hacer obligatorios los Programas de Optimización de Uso de Antibióticos (PROA) como programas de calidad asistencial basados en la formación en los hospitales y en atención primaria, y dotarlos de los medios necesarios.
3. Dotar con los recursos necesarios a los Servicios/Laboratorios de Microbiología para la detección de las resistencias bacterianas, creando pruebas de diagnóstico rápido y estudios de sensibilidad.
4. Disponer de información en tiempo real de los indicadores clave en consumo de antibióticos, resistencias bacterianas y en sus consecuencias clínicas.
5. Impulsar los programas multidisciplinares de vigilancia, prevención y control de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria junto a los de uso apropiado de los antimicrobianos, a semejanza del Programa Integral de Prevención y Control de las Infecciones Relacionadas con la Asistencia Sanitaria y Uso Apropiado de los Antimicrobianos (PIRASOA) de Andalucía y de programas similares en Catalunya. 6. Crear la especialidad de enfermedades infecciosas y mantener la formación actual de los microbiólogos.
7. Educar a los ciudadanos, desde la escuela a la universidad, en el buen uso de los antibióticos.
8. Impulsar el desarrollo de nuevos antibióticos, participando en los ensayos clínicos y agilizando su incorporación a la práctica clínica. Investigar con los antibióticos disponibles para mejorar su eficacia y seguridad.
9. Investigar en otras medidas, no antibióticas, para la prevención, control y tratamiento de las infecciones por bacterias multirresistentes.
10. Optimizar las tasas de vacunación, particularmente frente a la influenza, de los profesionales sanitarios y de los ciudadanos.
LOS MÉDICOS DE EE. UU. SIGUEN RECETANDO FÁRMACOS EN EXCESO, SEGÚN UNA ENCUESTA
Más de uno de cada cuatro reciben antibióticos cuando los medicamentos probablemente no harán ningún bien
Traducido del inglés: martes, 6 de diciembre, 2016
LUNES, 5 de diciembre de 2016 (HealthDay News) -- A pesar de las evidencias de que ciertos medicamentos no siempre son necesarios, los médicos siguen recetando esos tratamientos, revela una nueva encuesta de médicos.
Los antibióticos son, con gran diferencia, los fármacos utilizados con más frecuencia en situaciones en que no proveen un valor para los pacientes. La encuesta encontró que más de una cuarta de los médicos encuestados (un 27 por ciento) dijeron que los antibióticos con frecuencia se administran a pacientes cuando esos medicamentos no harán ningún bien.
En la mayoría de los casos, los antibióticos se recetan para tratar infecciones respiratorias superiores, aunque lo más frecuente es que sean provocadas por virus, que no son afectados por estos medicamentos, apuntó el Dr. Amir Qaseem, vicepresidente de políticas clínicas del Colegio Americano de Médicos (American College of Physicians, ACP), y presidente del Grupo de Trabajo de Atención de Alto Valor del ACP.
Otros tratamientos que los médicos usan con frecuencia a pesar de su valor cuestionable incluyen tratamientos agresivos para pacientes terminalmente enfermos (un 9 por ciento), medicamentos recetados para el dolor crónico (un 7 por ciento), y complementos dietéticos como aceite de pescado y multivitamínicos (un 5 por ciento), reveló la encuesta.
"Se desperdicia mucho en nuestro sistema de atención de la salud, y debemos reconocerlo", comentó Qaseem.
Los resultados son de una encuesta aleatoria de 5,000 médicos miembros del ACP. La encuesta pidió a los médicos que identificaran dos tratamientos usados con frecuencia por los internistas que tenían pocas probabilidades de proveer una atención de gran valor a los pacientes.
"El valor no es lo mismo que el costo", aclaró Qaseem. "Un gran valor es una función de los beneficios, los daños y el costo de una intervención, todo en conjunto. Solo porque algo sea muy caro no hace que sea de poco valor. Hay tratamientos caros que proveen un gran valor".
Los medicamentos que se mencionaron más comúnmente como que se usan bajo circunstancias cuestionables son los antibióticos, a pesar de las crecientes preocupaciones sobre el surgimiento de los "súper gérmenes" resistentes a los antibióticos.
En Estados Unidos, al menos dos millones de personas al año se infectan con bacterias que son resistentes a los antibióticos, y al menos 23,000 mueren como resultado directo de esas infecciones, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
Los mismos CDC estiman que hasta la mitad del uso de los antibióticos en los humanos es innecesario o inadecuado. Cada año se emiten en Estados Unidos un estimado de 47 millones de recetas de antibióticos innecesarios, dijo la agencia.
La presión por satisfacer las expectativas de los pacientes podría estar motivando a algunos médicos a recetar antibióticos, apuntó Qaseem.
"Si un paciente va al consultorio de un médico y tiene una infección del tracto respiratorio superior, lo más frecuente es que sea viral y que se sane sola en unos pocos días", apuntó Qaseem. "Uno le dice al paciente que vaya a casa, descanse y que estará bien, pero en general la expectativa de un paciente es que uno haga algo más".
Los médicos también podrían estar practicando medicina defensiva para evitar potenciales demandas por mala práctica, o intentando cumplir medidas de rendimiento clínico que indican tratamientos generales que deben ser aplicados a todos los pacientes, dijo Qaseem.
El Dr. Michael Munger, presidente electo de la Academia Estadounidense de Médicos de Familia (American Academy of Family Physicians) y médico de familia en Overland Park, Kansas, dijo que la experiencia previa y la historia institucional también tienen un rol.
"La opinión común era que muchas infecciones respiratorias superiores eran bacterianas, y que por tanto un tratamiento con antibióticos sería necesario", dijo Munger.
"Lo bueno de seguir una disciplina en la atención primaria es que se continúa evaluando el trabajo que se hace, se observan las evidencias y se hace lo que las evidencias respaldan", continuó. "Ahora estamos reconociendo estudios que están saliendo y que muestran que las infecciones respiratorias superiores son virales, no bacterianas, así que actualmente hay un proceso de cambio de hábitos en la práctica".
Qaseem y Munger se mostraron de acuerdo en que los pacientes deben sentir la libertad de cuestionar al médico con respecto a los medicamentos y tratamientos recetados, en lugar de aceptar las cosas al pie de la letra".
"A mí personalmente me alegra", dijo Munger, "porque soy socio del paciente, y parte de mi rol es informar a un paciente de forma integral sobre lo que tiene y cuáles son las opciones de tratamiento".
Los pacientes ya comienzan a cuestionar las recetas de antibióticos, probablemente debido a la atención mediática sobre las bacterias resistentes a esos fármacos, anotó Munger.
"Tuve un caso reciente de neumonía, y le dije que necesitábamos usar antibióticos", recordó. "La paciente me preguntó '¿Está seguro?', y tuve que asegurarle que era la mejor manera de proceder".
Por otro lado, los pacientes están comenzando a enterarse, a través de sus médicos, de que muchos complementos dietéticos cuestan mucho pero hacen poco, o ningún, bien.
"Ahora estamos obteniendo las evidencias para decirle al paciente que en realidad no necesitan un complemento. Eso no le ayudará", dijo Munger. "En la mayoría de los casos, dicen 'Caramba, creí que estaba haciendo algo bueno por mí. Si puedo ahorrar algo de dinero, no lo seguiré haciendo'".
Los hallazgos del estudio se publicaron en línea el 5 de diciembre en la revista Annals of Internal Medicine.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Amir Qaseem, M.D., Ph.D., vice president of clinical policy, American College of Physicians, and chair of the ACP's High Value Care Task Force; Michael Munger, M.D., president-elect, American Academy of Family Physicians, and family doctor, Overland Park, Kansas; Dec. 5, 2016, Annals of Internal Medicine, online
HealthDay
(c) Derechos de autor 2016, HealthDay
Traducido del inglés: martes, 6 de diciembre, 2016
LUNES, 5 de diciembre de 2016 (HealthDay News) -- A pesar de las evidencias de que ciertos medicamentos no siempre son necesarios, los médicos siguen recetando esos tratamientos, revela una nueva encuesta de médicos.
Los antibióticos son, con gran diferencia, los fármacos utilizados con más frecuencia en situaciones en que no proveen un valor para los pacientes. La encuesta encontró que más de una cuarta de los médicos encuestados (un 27 por ciento) dijeron que los antibióticos con frecuencia se administran a pacientes cuando esos medicamentos no harán ningún bien.
En la mayoría de los casos, los antibióticos se recetan para tratar infecciones respiratorias superiores, aunque lo más frecuente es que sean provocadas por virus, que no son afectados por estos medicamentos, apuntó el Dr. Amir Qaseem, vicepresidente de políticas clínicas del Colegio Americano de Médicos (American College of Physicians, ACP), y presidente del Grupo de Trabajo de Atención de Alto Valor del ACP.
Otros tratamientos que los médicos usan con frecuencia a pesar de su valor cuestionable incluyen tratamientos agresivos para pacientes terminalmente enfermos (un 9 por ciento), medicamentos recetados para el dolor crónico (un 7 por ciento), y complementos dietéticos como aceite de pescado y multivitamínicos (un 5 por ciento), reveló la encuesta.
"Se desperdicia mucho en nuestro sistema de atención de la salud, y debemos reconocerlo", comentó Qaseem.
Los resultados son de una encuesta aleatoria de 5,000 médicos miembros del ACP. La encuesta pidió a los médicos que identificaran dos tratamientos usados con frecuencia por los internistas que tenían pocas probabilidades de proveer una atención de gran valor a los pacientes.
"El valor no es lo mismo que el costo", aclaró Qaseem. "Un gran valor es una función de los beneficios, los daños y el costo de una intervención, todo en conjunto. Solo porque algo sea muy caro no hace que sea de poco valor. Hay tratamientos caros que proveen un gran valor".
Los medicamentos que se mencionaron más comúnmente como que se usan bajo circunstancias cuestionables son los antibióticos, a pesar de las crecientes preocupaciones sobre el surgimiento de los "súper gérmenes" resistentes a los antibióticos.
En Estados Unidos, al menos dos millones de personas al año se infectan con bacterias que son resistentes a los antibióticos, y al menos 23,000 mueren como resultado directo de esas infecciones, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
Los mismos CDC estiman que hasta la mitad del uso de los antibióticos en los humanos es innecesario o inadecuado. Cada año se emiten en Estados Unidos un estimado de 47 millones de recetas de antibióticos innecesarios, dijo la agencia.
La presión por satisfacer las expectativas de los pacientes podría estar motivando a algunos médicos a recetar antibióticos, apuntó Qaseem.
"Si un paciente va al consultorio de un médico y tiene una infección del tracto respiratorio superior, lo más frecuente es que sea viral y que se sane sola en unos pocos días", apuntó Qaseem. "Uno le dice al paciente que vaya a casa, descanse y que estará bien, pero en general la expectativa de un paciente es que uno haga algo más".
Los médicos también podrían estar practicando medicina defensiva para evitar potenciales demandas por mala práctica, o intentando cumplir medidas de rendimiento clínico que indican tratamientos generales que deben ser aplicados a todos los pacientes, dijo Qaseem.
El Dr. Michael Munger, presidente electo de la Academia Estadounidense de Médicos de Familia (American Academy of Family Physicians) y médico de familia en Overland Park, Kansas, dijo que la experiencia previa y la historia institucional también tienen un rol.
"La opinión común era que muchas infecciones respiratorias superiores eran bacterianas, y que por tanto un tratamiento con antibióticos sería necesario", dijo Munger.
"Lo bueno de seguir una disciplina en la atención primaria es que se continúa evaluando el trabajo que se hace, se observan las evidencias y se hace lo que las evidencias respaldan", continuó. "Ahora estamos reconociendo estudios que están saliendo y que muestran que las infecciones respiratorias superiores son virales, no bacterianas, así que actualmente hay un proceso de cambio de hábitos en la práctica".
Qaseem y Munger se mostraron de acuerdo en que los pacientes deben sentir la libertad de cuestionar al médico con respecto a los medicamentos y tratamientos recetados, en lugar de aceptar las cosas al pie de la letra".
"A mí personalmente me alegra", dijo Munger, "porque soy socio del paciente, y parte de mi rol es informar a un paciente de forma integral sobre lo que tiene y cuáles son las opciones de tratamiento".
Los pacientes ya comienzan a cuestionar las recetas de antibióticos, probablemente debido a la atención mediática sobre las bacterias resistentes a esos fármacos, anotó Munger.
"Tuve un caso reciente de neumonía, y le dije que necesitábamos usar antibióticos", recordó. "La paciente me preguntó '¿Está seguro?', y tuve que asegurarle que era la mejor manera de proceder".
Por otro lado, los pacientes están comenzando a enterarse, a través de sus médicos, de que muchos complementos dietéticos cuestan mucho pero hacen poco, o ningún, bien.
"Ahora estamos obteniendo las evidencias para decirle al paciente que en realidad no necesitan un complemento. Eso no le ayudará", dijo Munger. "En la mayoría de los casos, dicen 'Caramba, creí que estaba haciendo algo bueno por mí. Si puedo ahorrar algo de dinero, no lo seguiré haciendo'".
Los hallazgos del estudio se publicaron en línea el 5 de diciembre en la revista Annals of Internal Medicine.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Amir Qaseem, M.D., Ph.D., vice president of clinical policy, American College of Physicians, and chair of the ACP's High Value Care Task Force; Michael Munger, M.D., president-elect, American Academy of Family Physicians, and family doctor, Overland Park, Kansas; Dec. 5, 2016, Annals of Internal Medicine, online
HealthDay
(c) Derechos de autor 2016, HealthDay
LOCALIZADO UN GEN DE 'SÚPER GERMEN' EN UNA GRANJA DE CERDOS DE EE. UU.
Un estudio sugiere que hay una posible resistencia a una última línea de antibióticos para los seres humanos
Traducido del inglés: martes, 6 de diciembre, 2016
LUNES, 5 de diciembre de 2016 (HealthDay News) -- Los científicos han identificado una nueva y preocupante resistencia a un tipo de antibióticos en los animales de una granja de EE. UU.
Los medicamentos en cuestión son el tipo de antibióticos conocidos como carbapenemas. En los hospitales, dichos medicamentos se consideran la última línea de defensa contra las infecciones bacterianas difíciles de tratar.
En Estados Unidos, los antibióticos carbapenemas han estado prohibidos para el uso veterinario, a fin de minimizar el riesgo de resistencia a los antibióticos que se podría desarrollar en los animales y propagarse a los seres humanos. Y aunque ya se ha detectado entre el ganado europeo y asiático, no había habido ninguna indicación de algún problema de resistencia en las granjas estadounidenses hasta ahora.
Pero después de una evaluación de 5 meses de una sola granja de cerdos estadounidense en 2015, los investigadores concluyeron que la resistencia a las carbapenemas de hecho se había establecido en el ganado de EE. UU.
"Por ahora, creemos que esto es una ocurrencia rara e inusual", dijo el autor del estudio, Thomas Wittum, catedrático del departamento de medicina veterinaria preventiva en el Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Estatal de Ohio, en Columbus.
"Esperamos haberlo detectado lo suficientemente pronto para evitar que se propague", añadió.
"[Pero] el riesgo para el público es que estos animales que se usan para la comida algún día entren en la cadena alimentaria como productos de cerdo frescos", explicó Wittum.
"Aunque no encontramos ninguna evidencia de que eso haya ocurrido en esta granja en particular, es una posible preocupación", dijo. "Queremos asegurarnos de que las bacterias resistentes a múltiples medicamentos como estas nunca estén presentes en los alimentos, y un modo de hacerlo es asegurarse de que no se introduzcan en nuestras granjas".
Antes de esta última investigación, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. habían calificado ya el aumento de la resistencia a las carbapenemas como una "amenaza urgente".
Algunos ejemplos de carbapenemas son Doribax (doripenem), Primaxin (imipenem) y Merrem (meropenem).
En el estudio, los investigadores se centraron en una granja comercial que ha estado criando exclusivamente su propia línea de ganado porcino durante medio siglo.
Se recogieron muestras bacterianas y fecales de las paredes y suelos de los corrales de cerdos, y de 1,500 cerdos.
Al final, los análisis bacterianos descubrieron la presencia de un gen específico resistente a las carbapenemas llamado blaIMP-27.
Aunque no estaba generalizado, se encontró el gen en un tipo particular de fragmento de ADN conocido por su capacidad de moverse rápidamente de una especie a otra.
Aun así, el gen estaba localizado principalmente en el entorno cerrado de la crianza, en lugar de en cerdos que estaban siendo engordados para ser sacrificados, y el equipo de investigación no encontró ninguna indicación de que haya entrado realmente en la cadena alimentaria de EE. UU.
En cuanto a su procedencia, Wittum tenía una respuesta simple, pero preocupante: "No lo sabemos".
"La propagación de esta cepa resistente en particular en esta granja podría estar relacionada con el uso de antibióticos para tratar cerdos enfermos, por la misma razón que la bacteria resistente está presente en los hospitales humanos debido al modo en que tratamos a las personas enfermas con antibióticos", dijo.
"No podemos simplemente dejar de tratar a los cerdos enfermos con antibióticos debido el impacto negativo que tendría en el bienestar de los animales. Pero quizá sea posible que las granjas usen antibióticos de distintos modos para detener la propagación de esta cepa en particular", sugirió Wittum.
Los investigadores reportaron sus hallazgos el 5 de diciembre en la revista Antimicrobial Agents and Chemotherapy.
Elizabeth Scott, catedrática del departamento de salud pública del Colegio Simmons, en Boston, dijo que aunque los hallazgos no son sorprendentes, el riesgo es real.
"Es muy preocupante, porque la resistencia a los antibióticos es una amenaza cada vez más grave para la salud pública internacional", comentó.
"Aunque algunos expertos creen que ya es demasiado tarde, y estamos viviendo en una era post antibióticos, creo que todavía hay cosas que podemos hacer para minimizar el riesgo", añadió Scott.
Se pueden tomar medidas como éstas: "Prohibir el uso de antibióticos para el fomento del crecimiento animal; usar los antibióticos en el ámbito veterinario para tratar solamente a los animales enfermos; adoptar un método de recetas de antibióticos inteligente en la medicina humana, y reducir la cantidad de antibióticos que se recetan", señaló Scott.
"Además, podemos ayudar a minimizar el riesgo de adquirir una infección en nuestra vida diaria al adoptar buenas prácticas de higiene, incluyendo la higiene personal y doméstica para reducir el riesgo de las infecciones cutáneas, respiratorias y gastrointestinales adquiridas en la comunidad", sugirió. Scott también trabaja de codirectora en el Centro Simmons de Higiene y Salud en el Hogar y en la Comunidad.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Thomas Wittum, M.S., Ph.D., professor and chair, department of veterinary preventive medicine, Ohio State University College of Veterinary Medicine, Columbus; Elizabeth Scott, Ph.D., associate professor, department of biology, chair, department of public health, and co-director, Simmons Center for Hygiene and Health in Home and Community, Simmons College, Boston; Dec. 5, 2016, Antimicrobial Agents and Chemotherapy
HealthDay
(c) Derechos de autor 2016, HealthDay
Traducido del inglés: martes, 6 de diciembre, 2016
LUNES, 5 de diciembre de 2016 (HealthDay News) -- Los científicos han identificado una nueva y preocupante resistencia a un tipo de antibióticos en los animales de una granja de EE. UU.
Los medicamentos en cuestión son el tipo de antibióticos conocidos como carbapenemas. En los hospitales, dichos medicamentos se consideran la última línea de defensa contra las infecciones bacterianas difíciles de tratar.
En Estados Unidos, los antibióticos carbapenemas han estado prohibidos para el uso veterinario, a fin de minimizar el riesgo de resistencia a los antibióticos que se podría desarrollar en los animales y propagarse a los seres humanos. Y aunque ya se ha detectado entre el ganado europeo y asiático, no había habido ninguna indicación de algún problema de resistencia en las granjas estadounidenses hasta ahora.
Pero después de una evaluación de 5 meses de una sola granja de cerdos estadounidense en 2015, los investigadores concluyeron que la resistencia a las carbapenemas de hecho se había establecido en el ganado de EE. UU.
"Por ahora, creemos que esto es una ocurrencia rara e inusual", dijo el autor del estudio, Thomas Wittum, catedrático del departamento de medicina veterinaria preventiva en el Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Estatal de Ohio, en Columbus.
"Esperamos haberlo detectado lo suficientemente pronto para evitar que se propague", añadió.
"[Pero] el riesgo para el público es que estos animales que se usan para la comida algún día entren en la cadena alimentaria como productos de cerdo frescos", explicó Wittum.
"Aunque no encontramos ninguna evidencia de que eso haya ocurrido en esta granja en particular, es una posible preocupación", dijo. "Queremos asegurarnos de que las bacterias resistentes a múltiples medicamentos como estas nunca estén presentes en los alimentos, y un modo de hacerlo es asegurarse de que no se introduzcan en nuestras granjas".
Antes de esta última investigación, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. habían calificado ya el aumento de la resistencia a las carbapenemas como una "amenaza urgente".
Algunos ejemplos de carbapenemas son Doribax (doripenem), Primaxin (imipenem) y Merrem (meropenem).
En el estudio, los investigadores se centraron en una granja comercial que ha estado criando exclusivamente su propia línea de ganado porcino durante medio siglo.
Se recogieron muestras bacterianas y fecales de las paredes y suelos de los corrales de cerdos, y de 1,500 cerdos.
Al final, los análisis bacterianos descubrieron la presencia de un gen específico resistente a las carbapenemas llamado blaIMP-27.
Aunque no estaba generalizado, se encontró el gen en un tipo particular de fragmento de ADN conocido por su capacidad de moverse rápidamente de una especie a otra.
Aun así, el gen estaba localizado principalmente en el entorno cerrado de la crianza, en lugar de en cerdos que estaban siendo engordados para ser sacrificados, y el equipo de investigación no encontró ninguna indicación de que haya entrado realmente en la cadena alimentaria de EE. UU.
En cuanto a su procedencia, Wittum tenía una respuesta simple, pero preocupante: "No lo sabemos".
"La propagación de esta cepa resistente en particular en esta granja podría estar relacionada con el uso de antibióticos para tratar cerdos enfermos, por la misma razón que la bacteria resistente está presente en los hospitales humanos debido al modo en que tratamos a las personas enfermas con antibióticos", dijo.
"No podemos simplemente dejar de tratar a los cerdos enfermos con antibióticos debido el impacto negativo que tendría en el bienestar de los animales. Pero quizá sea posible que las granjas usen antibióticos de distintos modos para detener la propagación de esta cepa en particular", sugirió Wittum.
Los investigadores reportaron sus hallazgos el 5 de diciembre en la revista Antimicrobial Agents and Chemotherapy.
Elizabeth Scott, catedrática del departamento de salud pública del Colegio Simmons, en Boston, dijo que aunque los hallazgos no son sorprendentes, el riesgo es real.
"Es muy preocupante, porque la resistencia a los antibióticos es una amenaza cada vez más grave para la salud pública internacional", comentó.
"Aunque algunos expertos creen que ya es demasiado tarde, y estamos viviendo en una era post antibióticos, creo que todavía hay cosas que podemos hacer para minimizar el riesgo", añadió Scott.
Se pueden tomar medidas como éstas: "Prohibir el uso de antibióticos para el fomento del crecimiento animal; usar los antibióticos en el ámbito veterinario para tratar solamente a los animales enfermos; adoptar un método de recetas de antibióticos inteligente en la medicina humana, y reducir la cantidad de antibióticos que se recetan", señaló Scott.
"Además, podemos ayudar a minimizar el riesgo de adquirir una infección en nuestra vida diaria al adoptar buenas prácticas de higiene, incluyendo la higiene personal y doméstica para reducir el riesgo de las infecciones cutáneas, respiratorias y gastrointestinales adquiridas en la comunidad", sugirió. Scott también trabaja de codirectora en el Centro Simmons de Higiene y Salud en el Hogar y en la Comunidad.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Thomas Wittum, M.S., Ph.D., professor and chair, department of veterinary preventive medicine, Ohio State University College of Veterinary Medicine, Columbus; Elizabeth Scott, Ph.D., associate professor, department of biology, chair, department of public health, and co-director, Simmons Center for Hygiene and Health in Home and Community, Simmons College, Boston; Dec. 5, 2016, Antimicrobial Agents and Chemotherapy
HealthDay
(c) Derechos de autor 2016, HealthDay
Suscribirse a:
Entradas (Atom)