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lunes, 15 de abril de 2019

POLUCIÓN FECAL, OTRA CAUSA DE RESISTENCIA A ANTIBIÓTICOS

Aumento de bacterias resistentes a antibióticos en aguas residuales se origina en heces humanas
Hallazgo ayudará a manejar riesgos para salud asociados a resistencia bacteriana en el ambiente
En Latinoamérica, 77 por ciento de población no tiene servicios de saneamiento bien gestionados

Por: Claudia Mazzeo
La polución fecal procedente de heces humanas sería la principal causa del aumento de bacterias con genes resistentes a los antibióticos halladas en el medio ambiente de lugares cercanos a descargas de aguas residuales.

Desde su introducción en los años 40 los antibióticos han salvado millones de vidas. No obstante, en la actualidad su eficacia ha disminuido notoriamente debido a la resistencia bacteriana, entendida como la capacidad que desarrollan ciertas bacterias de sobrevivir en concentraciones de antibióticos que matan a otras de la misma especie.

Está comprobado que el ambiente juega un papel importante como fuente de diseminación de la resistencia bacteriana, lo que plantea un verdadero desafío mundial a la salud pública. Aunque las plantas de tratamiento de aguas residuales suelen remover las bacterias y los genes resistentes de orina y heces, los volúmenes que se liberan al ambiente son de tal magnitud que se vuelven una verdadera amenaza en los puntos de volcado de esos efluentes.

Los autores del trabajo publicado en Nature Communications buscaban comprender si el aumento de bacterias resistentes a los antibióticos en aguas residuales se debe a la propia selección bacteriana ante el conjunto de microorganismos presentes in situ (evolución bacteriana), o si se origina en la acumulación de bacterias fecales producto de las continuas descargas de efluentes.

Para ello aplicaron un marcador específico de bacterias en heces humanas (crAssphage), al estudio de un conjunto de muestras de ambientes contaminados por aguas residuales, provenientes de ríos, sedimentos de lagos, efluentes de hospitales, zonas de descarga de plantas de tratamiento, suelos, agua dulce, aguas residuales, zonas agrícolas y de cría de animales, pero también alrededor de industrias de producción de antibióticos.


“El aspecto principal de nuestra investigación es que, muchas veces, la polución fecal puede explicar la presencia de genes de resistencia a los antibióticos en ambientes impactados por la intervención humana”.
Antti Karkman, Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, Suecia.

En casi todas las muestras hallaron una correlación directa entre el marcador y la presencia de genes resistentes a los antibióticos con los niveles de contaminación fecal humana, sin evidencia de que eso se debiera a una selección del lugar por parte de las bacterias, salvo en aquellos sedimentos contaminados con efluentes provenientes de industrias farmacéuticas que contenían niveles muy elevados de antibióticos.

“El aspecto principal de nuestra investigación es que, muchas veces, la polución fecal puede explicar la presencia de genes de resistencia a los antibióticos en ambientes impactados por la intervención humana”, dice a SciDev.Net Antti Karkman, autor principal de la investigación.

“Estos hallazgos son importantes ya que nos muestran cómo manejar los riesgos hacia la salud humana asociados con la resistencia bacteriana presente en el ambiente. Si bien los residuos de antibióticos son claramente la causa de los niveles extraordinariamente altos de resistencia encontrados cerca de algunos sitios de producción [como fábricas de medicamentos], en la mayoría de los otros lugares la resistencia se debe a la polución fecal”, precisa Joakim Larsson, profesor de Farmacología Ambiental de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, Suecia y uno de los coautores de la investigación.

Por ello, recomiendan tomar en consideración los niveles de contaminación fecal en los puntos cercanos a la descarga de efluentes para evitar realizar suposiciones erróneas con respecto a la causa de la resistencia bacteriana.

Enfatizan que la presencia o ausencia del mecanismo que favorece la supervivencia de cepas con genes determinantes de resistencia tiene implicancias significativas para los escenarios de riesgo y, en consecuencia, también para las acciones de mitigación tendentes a reducir las amenazas hacia la salud relacionadas con la resistencia a los antibióticos presentes en el ambiente.

“El artículo es básicamente un llamado de atención hacia los nuevos riesgos que van apareciendo”, opina el doctor Manuel Baruch, miembro titular de la Red Nacional de Laboratorios Ambientales del Uruguay (RLAU), que agrupa a especialistas de organismos públicos de gestión ambiental, organismos de certificación y acreditación y usuarios del servicio analítico de laboratorios.

Baruch señala que es un hecho conocido que los efluentes urbanos contienen residuos de antibióticos, y que incluso aun manejados correctamente no llegan a ser eliminados completamente alcanzando las redes de saneamiento.

“Si bien los sistemas de tratamiento de efluentes varían en cada país, aun los más complejos (y caros) controlan buena parte de los microorganismos, pero no sucede lo mismo en cuanto a controlar el pasaje de antibióticos”, agrega. En otras palabras: aún el control muy bien hecho no elimina totalmente los antibióticos residuales.

Por suerte –añade el especialista—hay cierto control natural “como el que ejerce la sal de las aguas marinas, la cual destruye buena parte de dichos gérmenes”.

“De todas formas, a diferencia de otras ramas de la ciencia, aquí la generalización no es posible; en temas ambientales las condiciones varían de un lugar al otro e incluso, de un momento al otro”, dice a SciDev.Net.

De acuerdo con el Programa de Monitoreo Conjunto de UNICEF-OMS, el 77 por ciento de la población de América Latina y El Caribe (alrededor de 480 millones de personas) no tiene acceso a servicios de saneamiento gestionados de manera segura, lo que incluye no solo el acceso a una infraestructura de saneamiento mejorada, sino también transporte, tratamiento y eliminación segura y adecuada de desechos fecales y aguas residuales.

Asimismo, según datos del Programa, en la región se trata solo el 28 por ciento de las aguas residuales recolectadas, de las cuales solo el 18 por ciento recibe un tratamiento adecuado.

Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas se incluye la necesidad de reducir a la mitad la proporción de aguas residuales no tratadas para 2030.