En el campo de los fármacos antibacterianos, no podemos olvidar que Pablo Ehrlich inició la era de la quimioterapia al encontrar después de sucesivos experimentos, el “606” salvarsán (bala mágica) primer fármaco utilizado contra la enfermedad del sueño y posteriormente utilizado contra la sífilis, le corresponde pues a Ehrlich además el acuñar el termino quimioterapia.
Posteriormente G. Domagk descubre el rojo de prontosil en 1932, principio activo contra bacterias en el hospedador pero no así in vitro. Los Trefouel descubren que la actividad antibacteriana depende de la conversión en sulfanilamida en el organismo del hospedador, finalmente el mecanismo de acción es desentrañado por D. Woods (inhibición competitiva con el ácido p-aminobenzoico)
W. Roberts describió en 1874 las prioridades antibióticas de algunos cultivos de hongos contra las bacterias.
Sin embargo es A. Fleming quien encuentra la penicilina a través de una contaminación afortunada de sus medios de cultivo en el año 1929, hecho que fue aprovechado por este investigador intuyendo genialmente los resultados de esta actividad antibacteriana por parte de los hongos (Penicillium notatum), no hay que olvidar que este bacteriólogo también fue un pionero en el descubrimiento y estudio de las propiedades de la lisozima.
La aplicación práctica de este antibiótico la harán Chain y Florey en 1942. Waksman en el año 1949 descubre la estreptomicina, Duggar la aureomicina, Burkholder la cloromicetina, Meneley la bacitracina, de aquí en adelante se procederá a buscar y encontrar un número bastante grande de antibióticos, tarea que aún hoy en la actualidad continúa, habiéndose cambiado los protocolos para buscar por síntesis química nuevos antimicrobianos, o por productos derivados del propio sistema orgánico humano.
En el terreno de la genética bacteriana después de la Teoría de la Mutación (H. De Vries) en que se propone una nueva perspectiva en la biología y el trabajo de Morgan en el que expone su Teoría de los Genes en el año 1926; son reconocidos los trabajos de Griffith (1928) quien descubre el fenómeno de la transformación de los neumococos. Lederberg, Beadle y Tatum (mecanismos de intercambio del material genético bacteriano).
Luria y Delbrück (1943) trabajan buscando mutaciones espontáneas en bacterias aisladas y que además interactúen con fagos, situación que permite a Avery, McLeod y McCarty en el año 1944 demostrar que en el fenómeno de la transformación es el ADN el que transporta la información genética.
Chargaff demuestra la transmisión genética a través del ADN en el modelo de Escherichia coli (1949).
Más adelante y gracias a los trabajos de Wilkins y Franklin - la famosa fotografía nº 51 - (Difracción por rayos X del ADN), finalmente Watson y Crick encuentran la doble hélice de este ácido, permitiendo la consolidación de la genética como una ciencia progresista y pujante, aunque es necesario recalcar que la Regla de Chargaff fue importante para lograr este hecho (La cantidad de citosina es igual a la de guanina y la de adenina igual a la de timidina).
Monod (crecimiento bacteriano) junto a Jacob crean la teoría de la regulación genética y el ARN mensajero, F.D´. Herelle (bacteriófagos).
En 1959 se otorgó el Premio Nobel a Severo Ochoa y A. Kornberg por sus estudios sobre síntesis biológica del ARN y ADN.
Los virus son descubiertos por D. Iwanovski en el año 1892, al estudiar en el Jardín Botánico “Nikitski” la enfermedad llamada Mosaico del Tabaco. En 1898 Beijerinck confirma estos trabajos y así empezará la ola de descubrimientos en esta nueva disciplina.
El invento del microscopio electrónico en la década de los treinta por Knoll y Ruska, permitió desarrollar esta joven ciencia con una rápida sucesión de hechos.
Loeffler y Frosch (virus de la fiebre aftosa), Reed, Lazear, Carroll, Agramonte y Finlay (virus de la fiebre amarilla), Landsteiner y Popper (virus de la poliomielitis), Plotz (virus del sarampión), Andrews y Francis (virus influenza), Stanley (cristalización de los virus), F. Twort (virus bacterianos). A.Lwoff (1950) aclaró los estados líticos y lisogénicos de los fagos. Goodpasture en 1931 describió por primera vez el método de cultivo viral en embrión de pollo. En el campo de los cultivos virales en células de mamíferos son importantes los trabajos de R. Dulbecco.
Buist en 1887 observó por primera vez las inclusiones celulares y los cuerpos elementales de la viruela y la vaccinia. Negri observa en 1903 las inclusiones de la rabia en el sistema nervioso central.
En la relación a los oncovirus es importante el trabajo desarrollado en el año 1911 por P. Rous al detectar la asociación viral con el sarcoma aviar, y en la década de los sesenta Trentin logro la inducción de tumores en ratones por adenovirus. Al igual que los estudios de Melnick en relación a los papovavirus.
En el inicio de la década de los sesenta se produce el descubrimiento de la transcriptasa reversa por Temin y Baltimore.
Y así sucesivamente hasta nuestros días, donde la virología se constituye en una disciplina extensa y prácticamente independiente que obtuvo en la década de los ochenta de este siglo un triunfo espectacular al encontrar en no mas de tres años la etiología del Síndrome de Inmunodeficiencia adquirida, a partir de las primeras notificaciones clínicas de esta entidad patológica (Barré Sinoussi, Montagnier y Chermann).
Sin embargo es necesario referirnos a unidades moleculares subvirales capaces de transmitir enfermedades y que fueron detectadas en este último tiempo. T. Diener encontró en vegetales moléculas de ARN desnudo a las que llamó viroides (1967). Prusiner detectó moléculas proteícas desprovistas de material genético y que son capaces de provocar patologías sobre todo localizadas en el sistema nervioso central (enfermedad de las vacas locas, etc.) a las que bautizó como priones (1981).
Posteriormente G. Domagk descubre el rojo de prontosil en 1932, principio activo contra bacterias en el hospedador pero no así in vitro. Los Trefouel descubren que la actividad antibacteriana depende de la conversión en sulfanilamida en el organismo del hospedador, finalmente el mecanismo de acción es desentrañado por D. Woods (inhibición competitiva con el ácido p-aminobenzoico)
W. Roberts describió en 1874 las prioridades antibióticas de algunos cultivos de hongos contra las bacterias.
Sin embargo es A. Fleming quien encuentra la penicilina a través de una contaminación afortunada de sus medios de cultivo en el año 1929, hecho que fue aprovechado por este investigador intuyendo genialmente los resultados de esta actividad antibacteriana por parte de los hongos (Penicillium notatum), no hay que olvidar que este bacteriólogo también fue un pionero en el descubrimiento y estudio de las propiedades de la lisozima.
La aplicación práctica de este antibiótico la harán Chain y Florey en 1942. Waksman en el año 1949 descubre la estreptomicina, Duggar la aureomicina, Burkholder la cloromicetina, Meneley la bacitracina, de aquí en adelante se procederá a buscar y encontrar un número bastante grande de antibióticos, tarea que aún hoy en la actualidad continúa, habiéndose cambiado los protocolos para buscar por síntesis química nuevos antimicrobianos, o por productos derivados del propio sistema orgánico humano.
En el terreno de la genética bacteriana después de la Teoría de la Mutación (H. De Vries) en que se propone una nueva perspectiva en la biología y el trabajo de Morgan en el que expone su Teoría de los Genes en el año 1926; son reconocidos los trabajos de Griffith (1928) quien descubre el fenómeno de la transformación de los neumococos. Lederberg, Beadle y Tatum (mecanismos de intercambio del material genético bacteriano).
Luria y Delbrück (1943) trabajan buscando mutaciones espontáneas en bacterias aisladas y que además interactúen con fagos, situación que permite a Avery, McLeod y McCarty en el año 1944 demostrar que en el fenómeno de la transformación es el ADN el que transporta la información genética.
Chargaff demuestra la transmisión genética a través del ADN en el modelo de Escherichia coli (1949).
Más adelante y gracias a los trabajos de Wilkins y Franklin - la famosa fotografía nº 51 - (Difracción por rayos X del ADN), finalmente Watson y Crick encuentran la doble hélice de este ácido, permitiendo la consolidación de la genética como una ciencia progresista y pujante, aunque es necesario recalcar que la Regla de Chargaff fue importante para lograr este hecho (La cantidad de citosina es igual a la de guanina y la de adenina igual a la de timidina).
Monod (crecimiento bacteriano) junto a Jacob crean la teoría de la regulación genética y el ARN mensajero, F.D´. Herelle (bacteriófagos).
En 1959 se otorgó el Premio Nobel a Severo Ochoa y A. Kornberg por sus estudios sobre síntesis biológica del ARN y ADN.
Los virus son descubiertos por D. Iwanovski en el año 1892, al estudiar en el Jardín Botánico “Nikitski” la enfermedad llamada Mosaico del Tabaco. En 1898 Beijerinck confirma estos trabajos y así empezará la ola de descubrimientos en esta nueva disciplina.
El invento del microscopio electrónico en la década de los treinta por Knoll y Ruska, permitió desarrollar esta joven ciencia con una rápida sucesión de hechos.
Loeffler y Frosch (virus de la fiebre aftosa), Reed, Lazear, Carroll, Agramonte y Finlay (virus de la fiebre amarilla), Landsteiner y Popper (virus de la poliomielitis), Plotz (virus del sarampión), Andrews y Francis (virus influenza), Stanley (cristalización de los virus), F. Twort (virus bacterianos). A.Lwoff (1950) aclaró los estados líticos y lisogénicos de los fagos. Goodpasture en 1931 describió por primera vez el método de cultivo viral en embrión de pollo. En el campo de los cultivos virales en células de mamíferos son importantes los trabajos de R. Dulbecco.
Buist en 1887 observó por primera vez las inclusiones celulares y los cuerpos elementales de la viruela y la vaccinia. Negri observa en 1903 las inclusiones de la rabia en el sistema nervioso central.
En la relación a los oncovirus es importante el trabajo desarrollado en el año 1911 por P. Rous al detectar la asociación viral con el sarcoma aviar, y en la década de los sesenta Trentin logro la inducción de tumores en ratones por adenovirus. Al igual que los estudios de Melnick en relación a los papovavirus.
En el inicio de la década de los sesenta se produce el descubrimiento de la transcriptasa reversa por Temin y Baltimore.
Y así sucesivamente hasta nuestros días, donde la virología se constituye en una disciplina extensa y prácticamente independiente que obtuvo en la década de los ochenta de este siglo un triunfo espectacular al encontrar en no mas de tres años la etiología del Síndrome de Inmunodeficiencia adquirida, a partir de las primeras notificaciones clínicas de esta entidad patológica (Barré Sinoussi, Montagnier y Chermann).
Sin embargo es necesario referirnos a unidades moleculares subvirales capaces de transmitir enfermedades y que fueron detectadas en este último tiempo. T. Diener encontró en vegetales moléculas de ARN desnudo a las que llamó viroides (1967). Prusiner detectó moléculas proteícas desprovistas de material genético y que son capaces de provocar patologías sobre todo localizadas en el sistema nervioso central (enfermedad de las vacas locas, etc.) a las que bautizó como priones (1981).