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miércoles, 17 de febrero de 2021

POR QUÉ LA COVID-19 MATA MÁS A LOS HOMBRES QUE A LAS MUJERES

22/01/2021 Science La COVID-19 mata a muchos más hombres que mujeres. A pesar de un año de investigación sobre el virus aún no está claro por qué. Se sabe que la edad avanzada es uno de los principales factores de riesgo, pero la mortalidad entre hombres mayores llega a ser el doble que entre las mujeres de la misma edad. Esto sucede con muchas otras enfermedades y en parte se debe a factores externos de comportamiento y estilo de vida. Pero aun así la diferencia es tan brutal que tiene que haber algo más. Y lo hay: el sexo biológico. Las diferencias entre sexos van mucho más allá de los órganos sexuales. El sexo biológico influye de forma determinante en el funcionamiento del sistema inmune, algo observado tanto en animales como en humanos. Por lo general, las hembras tienen sistemas inmunes más efectivos que los machos. Por ejemplo, las mujeres generan más inmunidad contra la influenza que los hombres tras ser vacunadas, mientras que los hombres con VIH suelen tener más carga viral que las mujeres infectadas, según un reciente artículo. Esta fortaleza inmune se da desde los primeros meses de vida: las niñas de corta edad son mucho más resistentes que los niños ante infecciones, guerras, hambre y otras calamidades. Todo esto es importante porque la muerte por COVID-19 no se debe tanto al SARS-CoV-2 como a la reacción disfuncional del propio paciente. Días después de la infección, hay personas que comienzan a producir gran cantidad de proteínas inflamatorias que, en teoría, deberían alertar a los cuerpos de élite del sistema inmune. Pero esa sobrecarga inflamatoria acaba colapsando las defensas y dinamitando el funcionamiento de los pulmones. Es la ya conocida tormenta de citoquinas, el nombre de las moléculas inflamatorias que pueden agravar la enfermedad hasta la muerte. Lo más interesante es que la producción de estas moléculas es mucho más común en hombres que en mujeres, sobre todo en edades avanzadas. Además, los hombres mayores generan menos linfocitos T capaces de identificar y destruir a las células infectadas. Y hace unos pocos meses un estudio demostró que algunos enfermos de COVID-19 generan anticuerpos defectuosos que empeoran su estado y pueden provocar la muerte. El 95% de los casos conocidos eran hombres. Es como si el sistema inmune masculino en una edad avanzada se pusiese obstáculos a sí mismo. Hace unos meses, un equipo de médicos de los Países Bajos analizó a pares de hermanos, todos hombres, jóvenes veinteañeros, que enfermaron de COVID-19 grave e incluso uno de ellos murió. El análisis genético descubrió un defecto en el gen TLR7. Este gen produce proteínas muy importantes para detectar la entrada de un virus en el organismo, y está ubicado en el cromosoma X. Los hombres afectados solo tenían una copia del gen y era defectuosa. En cambio las mujeres tienen una importante ventaja en este sentido. Aunque normalmente solo una de sus dos copias del cromosoma X está activa, no es siempre la misma. Este fenómeno supone que alrededor de 50% de las células de una mujer usarán la copia del cromosoma X que le pasó su padre y el otro 50% usará el de su madre. Si una mujer tiene un defecto en uno de los genes del sistema inmune del cromosoma X, se podría corregir porque no todas sus células usarán la copia dañada. 20 En el cromosoma X también hay otros genes que pueden permitir montar una respuesta inmune más equilibrada a las mujeres que a los hombres, sobre todo en edades avanzadas. Como el resto del cuerpo, el sistema inmune envejece, pero no al mismo ritmo. Los hombres experimentan un debilitamiento de sus defensas a partir de los 63 años aproximadamente. Uno de los cambios más llamativos es que la función inflamatoria del sistema inmune se hace más fuerte mientras se debilita la inmunidad adaptativa, que es la segunda línea de defensa y la más sofisticada, pues incluye células especializadas para fabricar anticuerpos contra nuevos virus y también células de memoria que los recordarán y destruirán si vuelven a aparecer. Esta senectud del sistema inmune sucede en mujeres también, pero llega unos cinco años más tarde. El estrógeno regula el funcionamiento de muchos tipos de células del sistema inmune. Una de las formas de esta hormona contribuye a bajar los niveles de proteínas inflamatorias, algo que puede ser clave cuando uno está a las puertas de la tormenta de citoquinas. El estrógeno también aumenta la producción de ACE2, la proteína de la superficie celular que el SARS-CoV2 usa como puerta de entrada a las células humanas. Al principio se pensó que producir más ACE2 sería perjudicial, pero se ha comprobado que no es así. Esta proteína también tiene otros efectos antiinflamatorios. Si las mujeres producen más de esta proteína puede tener efectos positivos. Es algo que también se ha demostrado con fármacos que aumentan la ACE2, como el ibuprofeno, y no tienen efectos perjudiciales. También hay indicios de lo contrario: la terapia que reduce la producción de hormonas sexuales masculinas reduce el riesgo de infección por SARS-CoV-2. En cualquier caso, el efecto protector de las hormonas femeninas duraría solo hasta la menopausia, por lo que no puede ser muy determinante para explicar la mortalidad por sexos en edades de 70 u 80 años. La mortalidad por COVID-19 se multiplica por ocho a partir de los 55 años y en personas de más de 65 es 64 veces mayor. La gran incógnita es entender por qué sucede ese aumento tan brutal con la edad. Aún no se ha podido explicar por completo, ni tampoco la mayor mortalidad en varones, aunque probablemente se deba a esa reacción inflamatoria exagerada ante la infección.