8 de enero, 2020 POR REDACCIÓN GENOTIPIA
Alba Chofre, Genotipia.
¿Alguna vez habéis pensado detenidamente en los científicos de las películas de ciencia ficción? Concretamente, en esos que crean algún supervirus que acaba exterminando casi a la totalidad de la especie humana. O en aquellos que consiguen traer de vuelta a especies ya extintas y crean un parque temático exitoso, pero al final todo se descontrola y los dinosaurios se dan un gran festín.
Lo cierto es que, como en muchos otros casos, la ficción se aleja mucho de la realidad. Los científicos reales ni están locos como los personajes de las películas, ni dirigen sus investigaciones a destruir la humanidad. Trabajan arduamente para conseguir mejorar la calidad de vida de las personas y, además, someten estos trabajos a controles muy estrictos.
Hoy hablaremos de ingeniería genética y aclararemos algunos conceptos con el fin de apartar esas ideas preconcebidas.
La ingeniería genética se dedica a la manipulación genética mediante la utilización de una serie de técnicas que permiten manejar y modificar el material genético de múltiples formas. Esto abre un amplio abanico de posibilidades en muchos ámbitos y campos de estudio. Tanto es así que, hoy en día, estamos rodeados de organismos modificados genéticamente y la mayor parte del tiempo no nos percatamos.
¿Qué es un organismo modificado genéticamente y qué es un transgénico?
Un organismo modificado genéticamente (OMG) es cualquier organismo que tiene su ADN alterado artificialmente. El punto clave de estos organismos está en entender que hay muchas formas de modificar el material genético en función de aquello que se pretenda conseguir. Es fácil caer en la idea de que los OMGs son una especie de Frankenstein genético hecho con partes recogidas de a saber dónde. Yo misma, en mi desconocimiento, también he llegado a pensarlo, pero no es cierto. Algunos OMGs presentan un gen que los investigadores han “dormido” para que no realice su función, otros tienen genes que rinden más que cualquier trabajador en su jornada más productiva, y a otros se les ha añadido un extra que nunca imaginaban que tendrían.
Por otra parte, el término transgénico incluye a aquellos organismos a los que se les ha introducido ADN que no pertenece a su genoma original, es decir, exógeno. Por esto mismo, todos los transgénicos son organismos modificados genéticamente. El problema viene cuando se emplean estas dos palabras indistintamente, hecho que es muy común pero no deja de ser incorrecto. Así como podemos decir que todas las margaritas son flores pero no todas las flores son margaritas, podemos decir que todos los transgénicos son OMGs pero no todos los OMGs son transgénicos. Esta puntualización, por pequeña que parezca, es muy importante a la hora de regular cada tipo de organismo modificado genéticamente.
La historia de los organismos modificados genéticamente
En 1973, un grupo de investigadores construyó in vitro un plásmido (molécula de ADN circular de bacterias, arqueas y virus) que confería resistencia a diferentes antibióticos. Posteriormente, los investigadores introdujeron el plásmido de resistencia en una bacteria de la cepa de Escherichia coli. Habían creado el primer organismo modificado genéticamente.
A partir de este momento, el campo de la ingeniería genética comenzó a despuntar. Un ejemplo de ello fue la creación del primer animal transgénico, un ratón al que le introdujeron ADN exógeno cuando era un embrión. Unos pocos años después, a principios de los 80, llegó el turno de las plantas, concretamente, una planta de tabaco a la que otorgaron resistencia a un antibiótico.
Inicialmente, el procedimiento de transgénesis se ideó con el fin de mejorar un organismo añadiéndole un carácter genético que inicialmente no tenía. Para ello, es necesario encontrar un organismo de otra especie que posea la característica de interés y localizar el gen o genes responsables de ella. Después de extraer y cortar el ADN del organismo que posee el caracter de forma natural, ha de clonarse e introducirse en un vector adecuado para que lo transfiera al genoma del organismo receptor. Para entendernos, un vector genético sería el medio que utilizan los investigadores para transportar genes al interior de la célula, casi como un tren entre organismos con una única parada.
En la actualidad, se han desarrollado muchas técnicas de manipulación genética diferentes a las que podríamos dedicar un post específico para cada una de ellas. El nivel de progreso es tal, que ahora es posible clonar genes, modificarlos e incluso sintetizarlos. Además, se puede controlar la expresión de genes específicos de diferentes formas, silenciándolos (genes knockout) o aumentando su nivel de expresión.
¿Cuáles son los usos de los organismos modificados genéticamente?
Los usos de los OMGs son casi innumerables y están presentes en muchísimos ámbitos, pero destacan especialmente en la industria agroalimentaria, en la industria farmacéutica y en medicina. En cuanto a la primera de ellas, la industria agroalimentaria, cabe mencionar que ha sido especialmente polémica, debido a los cultivos modificados genéticamente dirigidos al consumo. Esta práctica se realiza para crear cultivos resistentes a herbicidas y pesticidas, para aumentar la producción, para mejorar las características físicas de los alimentos, haciéndolos más apetecibles, o incluso para que aporten vitaminas.
En el caso de la industria farmacéutica, las favoritas por excelencia son las bacterias modificadas genéticamente. Se utilizan como pequeñas biofábricas para la producción de diversas sustancias, entre las que destacan las proteínas humanas como insulina, hormona del crecimiento, factores de coagulación, etc. Además, los OMGs han permitido el desarrollo de nuevas vacunas y tratamientos, como es el caso de la terapia génica, que supuso una auténtica revolución.
Para concluir, cabe mencionar que la manipulación genética es un tema muy controvertido. Cuenta con muchos defensores y muchos detractores, pero lo más importante es tener criterio y aprender en qué consiste. No hablaremos de las diferentes opiniones porque no es esa la intención del post. Eso sí, ahora ya sabemos qué terminología utilizar para darle calidad a nuestros argumentos.
REFERENCIAS
Cohen S.N, Chang A.C, Boyer H.W, Helling R.B. Construction of biologically functional bacterial plasmids in vitro. 1973. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS). Volumen 70 número 11 páginas 3240-3244. Doi: 10.1073/pnas.70.11.3240
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Key S, Ma J.K, Drake P.M. Genetically modified plants and human health. 2008. Journal of the Royal Society of Medicine. Volumen 101 número 6 páginas 290-298. Doi: 10.1258/jrsm.2008.070372
miércoles, 12 de febrero de 2020
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