27 JUN 2019 | Andreu Prados
El 27 de junio de 2019 se celebra el Día Mundial del Microbioma. Los editores de GMFH han aprovechado la ocasión para entrevistar al Dr. Rob Knight, director y fundador del Center for Microbiome Innovation (Centro para la Innovación en Microbioma) y profesor de pediatría en la Universidad de California, San Diego, sobre algunos aspectos clave de la microbiota intestinal y cómo los microbios podrían contribuir a atenuar el incremento de la resistencia microbiana.
Factores como la dieta, los antibióticos y la geografía pueden influir en la composición microbiana del intestino
Diferentes estudios y proyectos científicos han puesto de manifiesto que el estilo de vida y la dieta afectan a la diversidad del microbioma intestinal humano. Por ejemplo, el número de diferentes tipos de vegetales en la dieta de una persona es lo que más afecta a la diversidad de su microbioma intestinal. «La diferencia entre las personas que consumen solo unos pocos tipos de vegetales semanalmente frente a aquellas que comen más de 30 tipos era más relevante que el uso reciente de antibióticos», afirma Rob Knight.
«Afortunadamente, tenemos la posibilidad de recolectar más datos a través del American Gut Project (Proyecto Americano del Intestino) (AGP), que ha pasado a formar parte de la Iniciativa Microsetta* (TMI por sus siglas en inglés)», explica Rob Knight. Hoy por hoy, el proyecto engloba a 21.000 personas de más de 40 países. Además de examinar el microbioma intestinal, los científicos han recopilado información sobre hábitos alimentarios (micro y macro nutrientes), mediciones antropométricas (altura, peso), estilo de vida y enfermedades de los participantes a través de cuestionarios validados.
«Nuestra intención es explorar nuevos entornos de otras partes del mundo y no limitarnos al tracto gastrointestinal humano, ya que la contribución de los microbios a un futuro ambientalmente sostenible es crucial. Abarcar una mayor población mundial y mejorar la recopilación de datos sobre los hábitos de los participantes ayudará a mejorar los conocimientos sobre el impacto del microbioma en la salud humana. El objetivo final consiste en desarrollar soluciones nutricionales individualizadas para un intestino y una microbiota sanos», concluye Knight.
Definir un microbioma sano sigue siendo un desafío
Uno de los principales retos a los que se enfrentan los investigadores en el campo del microbioma es entender en qué consiste un microbioma sano. Según Rob Knight, «la definición de un microbioma intestinal sano podría depender del contexto y estar muy personalizada (por ejemplo, en función de tramos de edad, población, etc.). Por lo tanto, no es posible definir un microbioma intestinal sano basándose en la presencia de organismos específicos. De hecho, tampoco podemos hacer lo contrario: un microbioma poco saludable no puede definirse por la presencia de bacterias patógenas, ya que es normal observar organismos considerados como patógenos, como Clostridium difficile, en individuos sanos».
Las dietas, los probióticos y los virus podrían ayudar a combatir la resistencia antibiótica.
Centrándose en el tema del Día Mundial del Microbioma de 2019 y considerando el impacto de la dieta a la hora de limitar el incremento de la resistencia antibiótica, Rob Knight aclara que se trata de un campo prometedor que sigue aún en sus comienzos. Por ejemplo, ¡se han detectado antibióticos en muestras fecales de individuos que habían indicado no haber consumido antibióticos durante el último año!
Curiosamente, los individuos que consumían más de 30 tipos de vegetales por semana también tenían menos genes de resistencia antibiótica en sus microbiomas intestinales que aquellos que consumían 10 tipos o menos. Los científicos deberían explorar las razones por las que esto sucede y el impacto a largo plazo del consumo de antibióticos en el microbioma intestinal.
Además de la dieta, el consumo regular de probióticos también podría contribuir a mitigar el aumento de la resistencia antibiótica. Una reciente revisión de diversos estudios ha mostrado que los bebés y los niños que consumían probióticos para reducir la aparición y la duración de infecciones agudas de los tractos digestivo y respiratorio tenían menos probabilidades de que se les prescriban antibióticos.
En cuanto a la manera de manipular la microbiota intestinal para reducir la resistencia bacteriana a los antibióticos, la profesora Steffanie Strathdee, de la UC San Diego, está liderando una serie de terapias de fagos (es decir, el uso de virus que atacan bacterias para tratar las infecciones) para combatir las bacterias resistentes a los antibióticos vinculadas a enfermedades mortales. Los virus son por tanto otra herramienta potencial para reducir la carga actual de la resistencia antibiótica.
La Iniciativa Microsetta tiene tres objetivos principales. 1/ permitir a cualquier persona en el mundo implicarse en la investigación sobre el microbioma, 2/ recolectar de manera ética información sobre estado general de salud, historial de enfermedades, estilo de vida y dieta de los participantes para comprender mejor los microbiomas humanos entre poblaciones, y 3/ generar datos de calidad sobre las comunidades microbianas únicas que habitan en nuestro cuerpo que podrán ser reutilizados por cualquier persona que lo desee.